El hombre y la morocha

El hombre y la morocha




Era una soleada mañana de un jueves de noviembre, el hombre esperaba el tren en la estación, que lo llevaría a su trabajo. Era alto de 1,85mts, 50 años de edad, pelo entrecano, ojos verdes, vestía un impecable traje de corte italiano color azul, camisa blanca y corbata azul, unos zapatos negros y en su mano llevaba un maletín. Delante de él se paró una espectacular morocha de unos 22 años, vestía un pantalón blanco que le realzaba el increíble, redondo y exuberante culo que tenia, una camperita de jean crudo que no se la podía abrochar debido a las enormes tetas, unas sandalias blancas y una pequeña carterita al tono. El pelo negro y lacio le llegaba hasta los hombros, poseía unos increíbles ojos verdes y unos deliciosos labios carnosos que invitaban a meter una pija en esa boca.
Al arribar el tren el hombre quedo atrás de la morocha, al abrirse las puertas fue empujado por toda la gente que se encontraba atrás de el, y quedo tras la morocha apoyando su miembro contra ese increíble culo parado. Cuando subieron al tren el hombre se acomodo detrás de ella y empezó a apoyar su pija contra el culo de la joven, al darse cuenta ella de esta situación hizo un movimiento y el miembro del hombre quedo justo en el medio de su culo, de a poco al hombre se le empezó a parar y poner duro el miembro, mientras que ella hacia unos movimientos sensuales con su cola y la refregaba contra la pija del hombre. Transcurrieron un rato apoyándose mutuamente y ella sin que él se diera cuenta comenzó a bajar su mano buscando ese miembro duro, hasta que lo encontró y poso su mano en esa pija dura y caliente, le acariciaba la cabeza del miembro y a su vez le manoseaba los testículos, el hombre no podía creer lo que le estaba ocurriendo, jamás le había pasado algo parecido, bajo su mano y corrió su slip, quedando entre la mano de la morocha y su pija solamente la tela fina del pantalón que vestía.
En un momento del viaje el hombre poso su mano derecha sobre el pantalón de la morocha buscando su entrepierna, ella lo dejo hacer, cuando la encontró bajo el cierre de los pantalones y metió su mano dentro, corrió la pequeña tanga de la joven y metió sus dedos dentro de una increíble concha húmeda y caliente, ella empujaba su culo para atrás y gozaba con la dureza del miembro del hombre y abría sus piernas para que le entraran mas los dedos que la estaban haciendo llegar al orgasmo con el que venía soñando desde hacía bastante tiempo, quería que esto le sucediera en el tren y de improviso.
Al llegar a la estación en la que el hombre debía bajarse, retiro su mano de esa espectacular vagina y comenzó a prepararse para bajar, al advertir esto la morocha le pidió en un susurro que no bajara, que siguiera con ella. El hombre sin dudarlo continúo con el mejor viaje de su vida. En un momento que ella se encontraba gozando y no lo disimulaba, el busco en su maletín una pastilla de viagra que le dio un amigo en una oportunidad y la trago, nunca consumió este tipo de estimulantes, pero ahora si le iba a hacer falta para poder enfrentar semejante mina que rompía la tierra.
Cuando arribo el tren a la estación terminal, salieron juntos sin cruzar palabra, el hombre la llevo hasta un hotel que se encontraba a dos cuadras de la estación. Al llegar solicito una habitación y juntos ingresaron para poder terminar lo empezaron en el viaje. Luego de entrar a la habitación el hombre le pidió a la morocha que no se desvistiera ella, sino que él lo haría primero y después la desvestiría. El hombre quedo desnudo y empezó a sacarle la ropa a la morocha, primero la campera, luego le quito la blusa y aparecieron los enormes senos dentro de un pequeño sostén blanco del cual querían escaparse, el hombre se lo quito y quedaron al descubierto dos enormes tetas, bien redondas, paradas con unos enormes pezones duros que se encontraban listos para ser lamidos por la lengua de ese hombre al cual se le había parado la pija como no la vio en toda su vida. Tras dedicarle unos largos minutos a esas dos tetas espectaculares, comenzó a bajarle el pantalón, quedando la morocha solo con una cola less blanca que se le perdía dentro la raya del culo que pedía por favor que lo cogieran, en vez de bajarle la tanga se la rompió a lo que ella no dijo nada, se tendieron en la cama y ella comenzó a chuparle esa increíble pija dura que tenía una enorme cabeza colorada que parecía que iba a estallar. A los diez minutos de estar chupando esa verga, el hombre no pudo contenerse y acabo llenando la boca de la morocha de un torrente increíble de leche, la cual ella se trago toda y limpio toda la pija con su lengua.
Al rato al ver la morocha que la verga del hombre seguía dura como al principio, poso su deliciosa concha depilada que tenía unos labios carnosos que parecían hablar pidiendo verga, sobre el miembro del hombre y comenzó a cabalgar gimiendo de placer, con unos movimientos que hacían que el hombre gozara como no lo había hecho en los 50 años de vida que tenia. Quince minutos de cabalgata bastaron para que increíblemente el hombre volviera a acabar y llenara esa esplendida concha de caliente leche, que hizo que los dos quedaran casi exhaustos. La morocha nunca había sido cogida como lo había hecho este desconocido, del cual ni siquiera sabía su nombre, que el destino le puso esa mañana en un tren atestado de gente.
Luego de descansar una media hora y en la que no cruzaron palabra alguna, el hombre acomodo a la morocha con la intención de meter su verga, la cual todavía se encontraba dura, dentro de él increíble culo de ella, el mejor que había visto en su vida, y que en instantes iba a ser suyo. Empezó a lubricar el agujero del culo de la morocha y la cabeza de su verga para que fuera más fácil meterla, luego de unos minutos tenía su pija dura en el orto de ella y entraba y salía con unos movimientos salvajes que hacían que sus huevos chocaran contra el culo cada vez que arremetía contra ella. Esta vez tardo más tiempo pero aunque él no lo creyera lleno el culo de la morocha de semen, al sacar la pija luego de acabar disfruto del espectáculo de ver ese culo totalmente abierto como una flor y chorreando leche de su pija, no podía creer que ese culo hubiera sido suyo por unos minutos, tampoco podía creer que esa increíble morocha de 22 años se le cruzara en su camino y terminara cogiendo con ella en un telo. Todo parecía un sueño pero era real.
Tras algunos minutos acostados uno al lado del otro y sin hablar, la morocha vio que la pija del hombre todavía se mantenía dura, no podía creer que esto sucediera, y se preparo para volver a cabalgar sobre él. Comenzó lentamente con movimientos sensuales hasta llegar al punto que su culo golpeaba frenéticamente contra las piernas de el cada vez que enterraba su mojada concha en la verga del hombre. En esos instantes el advirtió algo que parecía un sueño, pero no, era un túnel largo con una luz blanca en el fondo, en ese momento paso toda su vida por delante de sus ojos, y la vida se le fue por ese túnel, el viagra lo había matado. La morocha sintió que la verga se bajaba y noto que el hombre estaba inmóvil, no podía creer lo que estaba viviendo, el hombre yacía muerto bajo su cuerpo. Inmediatamente tomo sus cosas, se puso los pantalones sin la tanga, que él había roto, se puso la blusa sin corpiño, su campera, metió el resto de sus prendas en su pequeña cartera y salió pálida de la habitación. Al pasar por la conserjería del hotel le dijo al empleado que el hombre se estaba aseando y en un rato se retiraba. Llego a la calle, camino hacia la esquina, doblo y apuro el paso antes que alguien se diera cuenta de lo sucedido. No podía creer lo que le sucedió esa mañana.



Espero que les guste este relato. Gracias por comentar. 🙂 🙂 🙂 🙂 🙂 🙂

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