La amiga de mi madre

Mi primera vez fue un día en el que me iba al liceo con toda normalidad. Yo tenía 16 años en ese momento. No me acuerdo por qué tuve que pasar por casa de una amiga de mi madre. En cuanto la vi no pude evitar fijar mi mirada en su diminuto short blanco y en sus pezones, ya que no llevaba sujetador y se veían perfectamente. Ella tenía 35 años, pero se veía muy bien, aunque era baja de estatura tenía un culo espectacular y redondito y unas tetas firmes con unos pezones de uva.

Resulta que ella lo tenía todo planeado, me invitó a entrar y prácticamente en mi cara, me dio la espalda y se agachó para recoger un bikini que estaba en el suelo, luego se levantó, sonrió y me preguntó “¿Te gusta lo que ves?” yo no atiné a decir una sola palabra. Cuando ella se me acercó yo ya tenía el pene a punto de explotar dentro de mi pantalón. Ella se lo llevó a la mano y lo empezó a acariciar, se acercó a mí y me besó con pasión. Fue entonces que no pude más, la llevé a un sofá y le quité la blusa, ahí me encontré con esos hermosos pezones que no dudé en comerme mientras ella jadeaba y me decía “sí mi niño, hace tiempo quería que me comieras toda”

Luego, bruscamente, se separó de mí, me quitó el pantalón y el bóxer y dejó salir mi pene, que en esa época medía unos 17 cm “Esto era lo que yo quería comer” Lo empezó a chupar, yo lo tenía una barra de hierro. Cuando estaba a punto de explotar, se detuvo y me dijo “no puedes terminar, falta lo mejor” me acostó sobre la alfombra y lentamente, mientras se sentaba sobre mí, se iba metiendo mi pene a su vagina “ah, qué rico se siente”, se fue moviendo, cabalgándome. En cuanto empezó tuvo su primer orgasmo, pero continuó moviéndose como toda una veterana. No pasó mucho rato antes de que yo me corriera y ella tuviera su segundo orgasmo. Al terminar yo me recosté a descansar, pero ella quería más y que yo tenía que satisfacerla. “yo te chupe el pene, así que lo justo es que tú me chupes la vagina y te tragues mis jugos” Yo, sin chistar, me incorporé y le abrí las piernas, ella me tomó de la cabeza con sus dos manos y me presionó contra su clítoris, yo empecé a chuparla, lamerla toda, su vagina desprendía un olor que me excitaba todavía más y ya mi pene estaba volviendo a la vida. Ella no demoró en correrse en mi boca mientras gemía y decía “si papi, eres un buen niño” Cuando terminé, se acercó y me dijo que me iba a compensar. Entonces volvió su boca a mi pene hasta que se volvió a poner durísimo, luego fue hasta una gaveta y sacó un condón y me lo puso. Yo no sabía para qué me lo ponía si ya había terminado en su vagina. Pero ella se puso en cuatro y me dejó frente a los ojos ese hermoso culo “clávame por el culo, que esto es todo tuyo” me dijo mientras me daba una crema. Yo se la regué por las nalgas y en mi pene y sin dudar más acerqué la punta hasta la entrada de su culo y empecé suavemente (porque me dolía), ella me pedía a gritos que se la clavara completa, sus gritos me entusiasmaron y de un solo tirón, la tomé de la cintura y se la clavé hasta el fondo. Los dos pegamos un grito de placer y dolor. La dejé dentro por un momento y luego empecé a moverme lentamente. Mi excitación era tremenda, le daba duro, con movimientos rápidos, ella jadeaba y me pedía más y más, luego de un rato que yo no aguantaba más, le dije que iba a acabar. Ella se detuvo y me gritó “yo quiero tu leche dentro de mi culo, así que quítate el condón” yo la obedecí y me lo quité, ella me dio una mamada y otra vez se o metí por el culo y después de unos cuantos movimientos me corrí dentro de su culo mientras ella gritaba “qué leche tan caliente papi”

Nos quedamos dormidos los dos y al despertar nos duchamos y yo me fui a mi casa y quedamos para vernos al día siguiente. Ese año saqué las peores notas del liceo pero no me arrepiento.

Fuente: http://diariovertical.blogspot.com/

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