Madre puta (15)

Ahora te voy a contar algo que ocurrió cuando nos mudamos a nuestra nueva casa.
Hace unos cuantos años nos mudamos a una nueva casa en un barrio de las afueras. Fue una decisión arriesgada porque aunque mi padre tenía nuevo trabajo, nuestra economía nunca volvió a ser tan boyante como antes y, aunque mi madre tenía mucho dinero ahorrado de lo que había ganado trabajando de puta, se lo guardaba todo para ella. Por cierto, que para cuando nos mudamos a esta nueva casa mi madre dejó de trabajar de puta. Quitó su anuncio del periódico y sólo siguió manteniendo contacto con algunos de sus antiguos clientes más adinerados pero ahora se reunía con ellos sólo de vez en cuando y en habitaciones de motel.
Sin embargo mi madre seguía siendo tan puta como siempre y como muestra está lo que pasó al poco de mudarnos a nuestra nueva casa. Me imagino que ya sabes lo que suele pasar con las casas nuevas: casi nunca estas conforme con el acabado y entonces empiezan las reformas. Esto pasó en nuestra casa donde además de arreglar ciertas chapuzas realizadas durante la construcción, queríamos construir una buhardilla, que iba a ser mi habitación. Para ello contratamos a un par de albañiles. Los albañiles se pasaban la mayor parte del día en nuestra casa porque las obras de la buhardilla resultaron ser más complicadas de lo esperado y, presumiblemente mucho más costosas de lo esperado.
El tema provocaba numerosas discusiones en casa entre mi padre y mi madre, que era la que se había empeñado en hacer cuanto antes la buhardilla, mientras que mi padre hubiera preferido esperar un poco más, a que hubiéramos ahorrado un poco más de dinero. Mi madre le aseguraba a mi padre que no se preocupase, que los albañiles ya nos harían algún descuento. Lo que él no sospechaba era como iba mi madre a conseguir aquel "descuento", aunque yo me lo imaginaba.
Las obras eran en verano y por eso mi madre se pasaba la mayor parte del día en bikini, ya que tomaba mucho el sol en el jardín. De los dos obreros uno se iba al mediodía a comer a su casa pero el otro, que era moreno y con bigote, se traía el almuerzo y se quedaba a comer en las obras de la buhardilla. No pude dejar de observar las miradas que este albañil le dirigía a mi madre cuando se cruzaba con ella, en bikini, por la casa. Si las miradas fuesen pollas, mi madre ya se hubiese podido dar por jodida . Mi madre también debió notar las miradas del albañil y decidió sacar provecho de ellas. Aprovechaba cualquier oportunidad para exhibirse delante del albañil y coqueteaba con el descaradamente. Por ejemplo, todos los mediodías subía a donde estaban las obras a ofrecerle una cerveza o algo de beber al albañil, pues el calor que hacía en la obra era sofocante.
Uno de esos mediodías, mi padre estaba durmiendo la siesta, mis hermanos se habían ido, como casi todos los días, a la piscina y yo estaba también durmiendo la siesta en el cuarto de mi hermano. No lograba dormirme por el calor y en una de estas oí claramente un gemido ahogado procedente del piso de arriba y seguido por la voz cuchicheante de mi madre que decía "Calla, que nos van a oír".
Me despejé inmediatamente. Me quité las chanclas y subí cuidadosamente los escalones de madera, pues crujían si pisabas con fuerza, que conducían a las obras de la buhardilla. Me asomé cuidadosamente por la abertura que estaba al nivel del suelo y lo que vi me dejó atónito.
El albañil y mi madre estaban en la pared opuesta a mi. El albañil estaba de pie apoyado contra la pared. Se había abierto el mono y se lo había bajado hasta las pantorrillas y también se había bajado los calzoncillos. Mi madre estaba arrodillada delante de él, con su polla en la boca, haciéndole una mamada. Estaba en bikini pero se había quedado en top-less, con las tetas al aire, a la vista del albañil.
Como estaban de perfil a mí, podía verlo todo con todo detalle. Ellos estaban tan absortos en lo suyo que no repararon en mí. El tío tenía la boca abierta y los ojos mirando al techo mientras ponía una cara de goce absoluto. No me extraña porque mi madre le estaba haciendo una mamada de las que hacen época. Tampoco ella reparó en mí, pues estaba totalmente concentrada y dedicada a su "tarea". Mi madre se la tragaba toda, acompañando la mamada con movimientos de la mano. A ratos paraba y le pasaba la lengua por la punta del capullo, o le lamía la pija de arriba abajo. También vi como se metía sus huevos en la boca, le estaba haciendo un trabajo completo, vamos.
El albañil no paraba de gemir y de decirle ocasionalmente cosas como "Chupa, mamona, chupa" y otras cosas por el estilo. Mi madre no decía nada, sólo emitía sonidos de "Mmmm... mmmm...". Él le decía: "¡Qué bien lo haces puta! Sigue, sigue..." Entonces él gimió más audiblemente y se corrió. Y por lo que vi, mi madre se tragó toda su guasca sin rechistar, o por lo menos parte de ella, ya que parte se derramó sobre el suelo de la obra.
Entonces mi madre le dijo: "Venga, que aún tenemos tiempo". El tipo se tumbó sobre el suelo que estaba lleno del polvo de la obra y mi madre se inclinó sobre él y le empezó a toquetear y chupar la pija. Tuvieron que esperar un rato hasta que al tío se le puso otra vez en funciones, y como mi madre estaba trabajándole la pija agachada con el culo vuelto hacia él, él aprovechó para sobarle el culo y la concha a mi madre y de esa manera calentarla aún más. Le debía estar metiendo los dedos en la concha pues mi madre se removía y gemía audiblemente mientras seguía trabajándole la pija para volvérsela a poner dura.
Cuando al albañil se le volvió a parar de nuevo (no tardó mucho), mi madre se apartó y entonces pude verle la pija con toda claridad ¡era enorme! Debía tener sus buenos veintimuchos centímetros. Por un momento sentí mucha envidia de él, sobre todo cuando mi madre se sentó a horcajadas encima de el y se metió la pija toda dentro y empezó a mover sus caderas adelante y atrás cada vez más deprisa.
Yo estaba detrás de ellos y veía como ella se movía sobre la pija de adelante a atrás sin parar, metiéndose la pija del albañil toda dentro, hasta los huevos. El albañil la agarraba del culo y la animaba diciéndole: "¡Eso es! ¡Más deprisa, puta, más deprisa!". Mi madre le obedecía y aceleraba el ritmo de sus movimientos, cosa que también le causaba un gran placer, pues también empezó a gemir agitadamente aunque en voz baja. Mientras no paraba de moverse cada vez más deprisa, mi madre le agarró las manos al albañil y las colocó sobre sus pechos diciéndole con urgencia: "Tócame las tetas... tócame las tetas..." y todo ello moviendo sus caderas a un ritmo que parecía que estaba cabalgando a todo galope. Sólo de ver aquello me vine sobre la escalera de madera como un loco. Tuve que limpiar mi guasca a toda prisa con un pañuelo pues poco después que yo se vino también el albañil dentro de mi madre.
Se quedaron un rato quietos en aquella postura, mi madre encima de él, respirando agitadamente y el con las manos todavía agarrando sus tetas. Entonces los dos se levantaron. Mi madre se limpió su coño chorreante con un trapo del albañil y se volvió a poner el bikini y el se subió la cremallera del mono de trabajo.
Entonces, cuando mi madre le dijo lo que esperaba de él a cambio de sus favores sexuales, él le dijo que estaba de acuerdo pero que si quería un buen descuento tendría que dejar que la chingara siempre que tuviera ganas y hacer todo lo que él quisiese. Mi madre le respondió que estaba dispuesta a todo.
Desde entonces mi madre subía todas las tardes que podía a reunirse con el albañil y yo que me hacía siempre el dormido. Incluso aprendí un truco: mi madre siempre se asomaba al cuarto donde yo estaba para comprobar si yo dormía la siesta, pues le preocupaba que yo pudiese despertarme y sorprenderlos. De mi padre no se preocupaba porque tenía el sueño profundo y pesado y dormía en la bodega, tres pisos más abajo así que era casi imposible que pudiera oírles a no ser que hicieran mucho ruido y mis hermanos estaban siempre en la piscina. Entonces se me ocurrió una idea. Un día me hice el dormido con los auriculares de la radio puestos. Mi madre entró y me dijo algo. Al ver que yo no contestaba daba por supuesto que me había dormido con la música alta así que creyó que no podría oírles. Eso la envalentonó, así que subía más a menudo a ver al albañil y ya no tenían tanto cuidado al hablar o al hacer ruido. Desde entonces repetí el truco de los auriculares todos los días. En cuanto mi madre se iba yo me quitaba los auriculares e iba a espiarlos.
Te puedo asegurar que mi madre se ganó merecidamente el descuento porque gracias al puterío de ella, las obras se prolongaron durante mucho tiempo y aquella no fue la única vez en que mi madre se dejó chingar por el albañil. Durante aquel verano el albañil se la chingó a base de bien, por todos sus agujeros. Tuvo tiempo de sobra para follársela bien follada pues rara era la semana en la que mi madre no subía alguna vez a recibir una buena ración de polla. Durante aquella época yo casi me maté a pajas, y aún me las sigo haciendo cuando lo recuerdo. Por supuesto, el albañil se la chingó también por el culo como pude comprobar unos días después.
Ese día en concreto vi como mi madre se bajaba las bragas del bikini, se puso cara a la pared y se inclinó, separando las piernas. El tío la agarró por las caderas y empezó a chingársela con movimientos rápidos mientras mi madre exhalaba gemidos de "Ahh... ahhh... ahhh...aaahhhh... fóllame... fóllame...". Estaba claro que le gustaba como la follaba el albañil. Se notaba que mi madre es de las que les gusta que las chinguen duro pues cada vez que él se paraba un poco o disminuía el ritmo de sus metidas mi madre se volvía y le decía ansiosamente en voz baja: "No pares, no pares... sigue, sigue... fóllame toda, vamos" y el volvía a reanudar la chingada aún con más fuerza que antes.
Entonces, después de unos minutos de chingarla sin parar, él le sacó la polla del coño y la dirigió hacia la entrada de su culo. Mi madre se agitó y se removió y le dijo: "Oh, sí... métemela en el culo, vamos". ¿Quieres que te la meta por el culo, puta?" le preguntó él. "Sí, dame por culo, venga, pero date prisa" le apremió mi madre.
Entonces le separó las nalgas con las manos y le escupió en su ano, y después le introdujo los dedos varias veces. Entonces le apoyó la polla en la entrada de su culo y empezó a empujar. Mi madre soltó un gemido. Él siguió empujando y entonces le dijo "Ya está... ya la tienes toda dentro" y empezó a darla por culo, con un suave movimiento de vaivén como si se regodeara en la chingada. "¿Qué? ¿Te gusta?" le preguntó. No alcancé a oír la respuesta de mi madre aunque vi como asentía con la cabeza y el fulano aquel empezó a darla por culo con más caña. La agarró por las caderas bien apalancada y empezó a darle al mete-saca, mete-saca chingándose el culo de mi madre a un ritmo endiablado. "¡Qué bien te entra, puta! –e decía ¡qué bien te entra!"
Pensé en lo suave que debía tener el culo mi madre después de tantas chingadas como le habían dado por ahí y mi pija se me paró como nunca. Estaba tan excitado que empecé a hacerme una paja allí mismo, mientras miraba como la guarra de mi madre tomaba por el culo sin parar. Pensé en que era como estar en un peep-show protagonizado por mi propia madre y aquel pensamiento añadió más morbo a la situación.
¡Y mi padre durmiendo a pierna suelta sin sospechar que dos pisos más arriba le estaban rompiendo el culo a su mujer! Aunque a esas alturas ya poco importaba. Hay ceces en que pienso que media ciudad ha debido follarle el culo a mi madre.
El tío la enculaba con fiereza, metiéndole toda su polla dentro del culo, agarrándola fuertemente por las caderas mientras emitía unos jadeos ahogados, como ido. Mi madre sólo se estremecía y se agitaba mientras ese instrumento le taladraba el culo. Era tal la fuerza con que la enculaba que hasta mí llegaban los ruidos de "Plaf... plaf... plaf..." que hacia él cada vez que su bajo vientre y sus cojones golpeaban contra las nalgas de mi madre. Las tetas de mi madre se bamboleaban adelante y atrás como los badajos de una campana al ritmo de los pollazos del albañil.
Desde donde yo estaba vi como mi madre ponía una cara como con los ojos en blanco mientras se llevaba un puño a la boca y se lo mordía, seguramente para contener sus gritos mientras se corría de gusto. Durante el tiempo que duró aquella enculada volví a ver como mi madre repetía el gesto tres veces más, es decir, que a buen seguro debió de tener cuatro corridas como mínimo y no me extraña puesto que, como ya te he dicho, el albañil tenía una verga enorme. Le debía estar dejando el culo bien abierto.
Después el tío disminuyó el ritmo de sus metidas y lo que hacía era darle espaciados golpes de polla. La agarraba y ¡raca! le sacudía un pollazo, esperaba unos segundos y ¡raca! otro pollazo. Se la debía estar metiendo hasta los mismísimos huevos. A cada golpe de polla mi madre exhalaba un leve quejido pero el albañil estaba como en la inopia dale que te pego, chingándose su culo a base de bien, metiéndosela hasta lo huevos. La estaba dejando bien empalada, pero mi madre gozaba y dejaba que aquel tío siguiera chingándole el culo su gusto. Y a cada golpe de polla mi madre exhalaba un leve gemido de placer. A veces ella volvía la cabeza hacia él y asentía como para decirle que le gustaba aquella forma de ser enculada o al menos eso es lo que parecía entender él pues seguía dale que te pego, pollazo va, pollazo viene, sin parar, dándola por culo cada vez con más fuerza.
Entonces, al poco rato él volvió a acelerar el ritmo de sus metidas, como antes. Empezó de nuevo a chingarle el culo con unos bombeos rápidos y fuertes, y mientras la chingaba el tío no paraba de llamarla cosas como puta y zorra en voz baja. Y a juzgar por los gemidos que mi madre ya no lograba contener estaba claro que le gustaba mucho más aquella forma de ser enculada, a lo duro, con fuerza.
El tío la chingaba el culo cada vez con más con fuerza mientras mi madre exhalaba jadeos ahogados de "Ahh... ahhh... ahhh...aaahhhh..." y mientras la enculaba el tío le decía en voz baja: "¡Toma!... ¡Toma!... ¡Toma!..." y al tiempo le pegaba cachetes en las nalgas, como azuzándola. Al poco dijo: "¡Ya me viene! ¡me viene! ¡me voy a correr en tu cara, puta!" y entonces le sacó la polla del culo a mi madre y la hizo poner de rodillas delante de su polla con la cara mirando hacia arriba y exhalando un "Aaahhhhh..." se corrió en la cara de mi madre. En ese mismo momento me corrí yo también pues esa ha sido siempre una de mis fantasías: que mi madre me la chupara y después poder correrme en su cara y cubrírsela con mi guasca, justo como estaba haciendo el albañil en ese momento
Mi madre siguió arrodillada durante un rato con su guasca corriéndole por la cara y después se levantó y se limpió la leche de la cara con un trapo que cogió del suelo y se subió las bragas del bikini. Entonces le dijo al albañil: "Bueno, no te quejarás, ha sido una buena enculada ¿no? así que a ver si me lo agradeces como es debido... ya me entiendes, ¿eh?" "No te preocupes -le respondió él- mientras tú sigas portándote tan bien como hoy no habrá problema."
Y ya lo creo que mi madre se "portó bien". La última semana de obras el otro albañil le comunicó a mi padre que habían decidido hacerle una sustancial rebaja en el precio total de la obra. Mi padre se puso muy contento porque al terminar las obras los albañiles le hicieron un buen descuento en el precio total. Lo que él ignoraba es que uno de ellos ya se había cobrado aquel dinero "en especie". Seguro que si hubiera sabido la cantidad de polvos que le habían echado mi madre a cambio de aquel descuento no se hubiera puesto tan contento.
Mi madre también se puso muy contenta. De todos modos aunque mi madre ya había obtenido lo que quería, la muy guarra siguió mostrándose "agradecida" con el albañil hasta que terminaron las obras. De hecho, mi madre siguió manteniendo relaciones con el albañil durante un buen tiempo y siempre que hay que hacer alguna obra o apaño en casa siempre lo llama y de paso aprovecha para recibir una buena chingada.

A la puta de mi madre ahora se la está follando un amigo mio. Te cuento. Este amigo se llama Carlos y es de mi misma edad y nos conocimos en la universidad. hemos compartido muchas cosas juntos, muchas juergas y alguna vez hasta nos hemos ido de putas juntos, pues tambien es un salido en cuanto al sexo.
Pues bien, un dia que habiamos salido de juerga y estabamos un poco bebidos y haciendonos confidencias me dijo que la semana de antes habia ido a buscarme a casa y que yo no estaba pero que mi madre le hizo pasar para tomar unas bebidas. Y entonces me dijo con mucha cautela que mi madre se le habia insinuado. Como comprenderás a mi aquello no me extrañó en absoluto. "¡Qué zorra! -pensé- con tal de probar una polla no se detiene ni ante los amigos de sus hijos". Yo le pregunté si se la habia follado y él sobresaltándose me respondio que no, que no se atrevió porque era mi madre y todo eso. Entonces a mi no se que me dio, a lo mejor es por el alcohol que habia bebido pero decidí contárselo todo. Le dije que mi madre era una zorra y que no paraba de ponerle los cuernos a mi padre con otros hombres. Era la primera persona, aparte de ti a quien se lo contaba pero el caso es que una vez que hube empezado no pude parar. Se lo conté todo: que la habia espiado algunas veces mientras la follaban, lo mucho que le gusta que se la metan por el culo, etc., etc. hasta le dije que me escribia por Internet con alguien y que se lo habia contado (pero no le conte nada acerca de tu madre ni le dije tu nombre).
Mi amigo escuchaba asombrado todo lo que yo le decia pero una vez que me hubo escuchado me confeso a su vez que mas de una vez se habia masturbado pensando en ella, que siempre le había excitado y que ahora, al saber lo puta que era aun le excitaba más. me dijo que siempre le habia parecido que "tenía cara de chupapollas" (no se si tu opinaras lo mismo) y yo le conteste que desde luego lo era, una auténtica chupapollas.
Al dia siguiente fuimos a mi casa. Mi madre no estaba y yo aproveche para enseñarle las fotos de mi madre desnuda. Al verlas, mi amigo se puso como una moto. "¡Joder, tio! -me dijo- tu madre está aun mas buena de lo que yo pensaba, mira que par de tetorras tiene la muy puta!!!". Yo le dije que si quería una copia podia sacarsela por la impresora pues las tenia escaneadas en el ordenador y el me dijo que si asi que se las saqué. Volvimos a hablar de lo puta que era y yo le conte algunas veces mas de las que la habia visto follar con otros hombres. El caso es que, aquella tarde nos excitamos tanto que acabamos haciendonos cada uno unas buenas pajas alli mismo en mi cuarto, yo mientras miraba unas fotos guarras de internet y Carlos mientras miraba las de mi madre. El ver como mi amigo se pajeaba frenéticamente mientrs no dejaba de mirar las fotos de mi madre y murmuraba: "Tere... oh, Tere..." contribuyó a excitarme aún más. Luego le tuve que sacar unas nuevas copias pues las primeras que le di las dejó todas manchadas de semen al correrse encima de ellas. Entonces le dije a mi amigo, que si quería follarse a mi madre que a mi no me importaba, que si volvia a insinuarselo, que aceptase sus invitaciones. "¿Seguro que no te importa?" me preguntó. Yo le dije que no, que total, ya se la habían follado tantos tíos que por lo menos esperaba que también pudiese disfrutarla un buen amigo mío. "Ya veras lo bien que folla la muy guarra -le dije- disfrutaras como nunca". Incluso trazamos un plan. Yo sabia que dos dias despues mi padre trabajaba fuera y que mi madre estaria sola en casa. Yo le dije a mi amigo que yo me iria para que ella se quedase sola y que entonces él fuera a mi casa haciendo como que iba a buscarme y que si entonces mi madre se le insinuaba, él aprovecharía la oportunidad. Le dije que si iba hacia las 11 de la mañana seguro que la encontraba sola y que yo me habría marchado bastante antes (lo que no le dije es que luego pensaba volver y esconderme como habia hecho otras tantas veces para espiarlos).
El día convenido hice como tantas otras veces. Cuando los demas se hubieron ido yo le dije a mi madre que también me iba y di un portazo, pero me quedé dentro y luego me escondí en el garaje a esperar. A las 11 de la mañana, puntual como un reloj llegó mi amigo. Mi madre fue a abrir y el le dijo que venia a buscarme. Mi madre le dijo que yo me abia ido y le dijo que si quería pasar a tomar algo. Mi amigo aceptó y oi como subian al salón. Yo esperé un rato y luego subí sigilosamente para ver que hacian. Estaban los dos en el salon, con unas bebidas encima de la mesa y charlando animadamente. Despues de varios minutos de charla intrascendente mi madre pasó al ataque. Le empezó a decir a mi amigo que había que ver lo guapo que se había puesto, le preguntó que si iba al gimnasio y le dijo que seguro que las chicas se volverían locas por él. Mi amigo aprovechó la oportunidad y le dijo a mi madre, que si, que tenía exito con las chicas pero que prefería las ujeres más experimentadas... así como ella. Mi madre fingio sonrojase y empezó a decir que que cosas tenía, que si ella era muy mayor, etc., etc. y entonces mi amigo empezó a echarle piropos, diciendole que no, que no era muy mayor, que tenía muy buen cuerpo. Mi madre le dijo: "¿De veras te parece que tengo un buen cuerpo? Seguro que lo dices por halagarme. Si me vieras sin estas ropas y sin arreglar seguro que no pensabas lo mismo...". Mi amigo le aseguró que no y entonces como avergonzado y en tono de confidencia le dijo que algunas veces hasta se habia masturbado pensando en ella y en sus tetas. "Espero no haberla ofendido" agregó.
"Oh, no -contestó mi madre- al contrario, me halaga. Así que te has masturbado pensando en mis tetas... pero seguro que si las vieras de verdad te decepcionarían...". Mi amigo volvió a asegurarle que no y entonces mi madre le dijo: "¿te gustaría verlas?". Mi amigo le dijo que sí, que por supuesto y entonces mi madre se levantó y se desabrochó la blusa y se la quitó, y luego se quitó el sujetador quedandose con las tetas al aire delante de él. Entonces volvió a sentarse al lado suyo y le dijo: "¿Qué? ¿Qué te parecen? ¿Son como te las habías imaginado?". "¡Oh, no! -dijo mi amigo, al que ya se le iban los ojos- ¡Son mucho mejores!". "Puedes tocarlas si quieres" le dijo mi madre. Dicho y hecho. Mi amigo empezó a sobarle las tetas a mi madre a placer. Se las cogía con la mano y las estrujaba, le pellizcaba los pezones. Ella se dejaba hacer y mientras tanto le acariciaba la polla por encima del pantalón vaquero.
Entonces, al cabo de un rato, mi madre se bajó del sofá y se arrodilló delante suyo. Le abrió el botón del pantalón y la bragueta y con la ayuda de él, que se incorporó un poco le bajo los pantalones hasta las rodillas. Entonces le sacó la polla fuera de los calzoncillos. mi amigo estaba ya totalmente trempado. "¡Vaya! -dijo mi madre- ¡Estás muy desarrollado!" (era verdad, mi amigo la tiene bastante grande, mas que yo por lo que me da un poco de envidia cuando nos vamos por ahí de vicio). Entonces mi madre empezó a chupársela. Mi amigo estaba en el séptimo cielo. No paraba de gemir y suspirar. Mi madre tragaba polla casi sin respirar. En un momento mi madre se la sacó de la boca y le dijo: "¿Te lo habían hecho alguna vez? ¿te la chupan tus amiguitas?". "Sii... pero tu lo haces mejor que ellas, vamos, sigue, sigue...", le dijo Carlos. Mi madre le sonrió y siguió chupándosela.
Entonces despues de un rato Carlos se incorporó e hizo también levantarse a mi madre. le bajo la falda de un tirón hasta el suelo y lego le bajó las bragas. Entonces la hizo sentarse donde estaba él en el sofá con las piernas abiertas y empezó a comerle el coño. Le abría bien el coño con los dedos y se lo chupaba. No veas como gemía la muy puta. "¡Ooooohhhh...! -gemía- Sigue, sigue asi cielo, lo haces muy bien... ¿te gusta mi conejito? es todo tuyo, todo tuyo... OOooohhhhhh... Aaahhhhhhh...!". Ahora mi amigo estaba metiendole los dedos dentro del coño y se los metía y sacaba cada vez más deprisa mientras mi madre noparaba de retorcerse encima del sofá hasta que ell dijo: "Basta, basta... no aguanto más...". Y entonces se levanto y agarrándolo de la mano se dirigieron hacia la puerta. casi me pillan, pero me dio tiempo de apartarme y bajar un poco por la escalera. Si hubieran mirado un poco hacia abajo me hubieran visto pero estaba tan en lo suyo que ni se dieron cuenta.
Mi madre llevó a Carlos hacia su dormitorio. Yo fui detrás de ellos. En cuanto llegaron al dormitorio Carlos puso a mi madre a cuatro patas sobre la cama. Luego el se subió detrás de ella y empezó a follársela así, a lo perro. Mi madre no paraba de gemir como una puta. se agarraba a la cabecera de la cama mientras Carlos no paraba de embestirla por detrás. Lo que hacia la cosa aún más excitante es que, y no te lo había comentado hasta ahora, la cama de mis padres forma todo un mueble junto con los armarios de los lados y los de encima de la cama, como si fuera un puente, y toda la zona de la cabecera está ocupada por un gran espejo así que mi madre podía ver como Carlos se la estaba chingando por detrás y el podía ver la cara de gusto de mi madre mientras el le clavaba la polla. Mi madre no paraba de gemir: "¡Ooooohhhh.... aaaahhhh aaaahhhhh...!". Carlos le decía: "¿Te gusta, eh puta? ¡te gusta como te follo! ¿Qué pensaría tu hijo si te viera ahora, eh? ¡Si viera como la puta de su madre se folla a su mejor amigo!" y continuaba follandosela así por detrás.
Entonces mi madre le dijo: "¡Por el culo! ¡Métemela por el culo, Carlos!". Mi madre apoyó su cabeza sobre el colchón para que su culo quedara bien levantado. Carlos se colocó de pie encima de ella y le abrió bien el culo con las manos. Vi como le escupía un par de veces dentro del agujero del culo. Entonces empezó a bajar poco a poco, metiendole toda la polla dentro del culo hasta que la tuvo toda dentro. Entonces empezó a darla por culo al mismo ritmo al que se la había estado follando antes. Mi madre seguía a cuatro patas y Carlos estaba casi encima de ella, apoyándose con los brazos tambien en la cama mientras movía sus caderas arriba y abajo, arriba y abajo metiendole la polla dentro del culo. Mi madre gritaba como una posesa. Parecía no importarle que los vecinos pudieran oirla. "¡Toma, puta, toma! le gritaba Carlos. Entonces el pegó un grito más prolongado y se dejó caer totalmente sobre ella metiendole su polla toda hasta el fondo del culo del culo y clavándola sobre la cama. Cuando Carlos se levantó sacandole la polla del culo vi que le goteaba. Se había corrido dentro del culo de mi madre.
Luego se echó sobre la cama. Mi madre le abrazó y le besó.
Yo me retiré silenciosamente a mi escondite en el garaje y rato después oí como Carlos se marchaba. Aquella misma tarde quedé con Carlos para tomar unas cervezas. estaba superemocionado. Nada mas sentarnos me dijo: "¡Joder, tío! ¡Qué polvo! ¡Que polvo! ¡Tenías razón, menuda cacho guarra que está echa tu madre! ¡Menudo putón! ¡Si hasta me pidió que se la metiera por el culo! ¡Y no veas como gritaba la muy zorra!" Y entonces paso a contarme con pelos y señales todo lo que había pasado ignorando por completo que yo ya lo sabía porque lo había visto. Yo me hacía el tonto y le tiraba de la lengua: "¡Y le dolió mucho cuando se la metiste por el culo?", le pregunté. "¡Que va! -me dijo él riéndose- No veas lo bien que le entraba. La muy puta tiene el culo más abierto que la boca del metro, ja , ja, anda que no lo tiene trabajado ni nada! ¡Y lo bien que la chupa! En eso no me había equivocado, tiene boca de chupapollas!". Brindamos a la salud de las habilidades folladoras de mi madre y seguimos asi toda la tarde hablando de la follada.
No le dije que los había estado espiando. Poco después fue cuando tuve que irme a trabajar al extranjero pero se que mi madre ha seguido follando con Carlos todo este tiempo. Bueno, ¿qué te ha parecido? ya ves que mi madre sigue siendo más puta que las gallinas, pero no tanto como la tuya, jajajaja.

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