Su fuerza era mucha, sus ganas más. La rabia insolente de su juventud iniciática lo privaban del miedo. Orgulloso, lucía su fuerza...
La humedad aparecía incipiente a sus párpados, facilitando la tarea, lubricando asperezas, señalando el camino...
A esas alturas la fuerza del falo había crecido gracias a las experiencias. El novato adquiría madurez . Su dureza ante la adversidad era inigualable. La oscuridad iba cediendo, y la luz del deseo se manifestaba enhiesta.
Dejando tras de sí la huella inigualable de la batalla, salió vencedor advirtiendo que habría más cargas para aquellas fuerzas que osaran provocarle
Ojalá les haya gustado, y si es así, compartan, puntúen, aconsejen o propongan más.
Alguna certificada hay ya, pero un par más para atestiguar :
4 comentarios - Noche oscura, Densidad blanca sobre rojo tenso