Ni puta ni sumisa, Mujer!

VIOLENCIA CONYUGAL

¿Qué es violencia?
Según una definición de la OPS (Oficina Panamericana de la Salud), una relación es violenta en la medida en que se provoca a otra persona, un grado significativo de dolor y sufrimiento que puede ser evitado. La violencia no es una agresión casual, sino agresiones en el contexto de una relación de abuso. Por eso, sólo puede entenderse la violencia hacia la mujer en la intrincada trama de relaciones de subordinación de género, todavía vigentes en nuestras sociedades.
Violencia conyugal
La mujer que sufre violencia conyugal es la que ha recibido por parte de su compañero, con quien mantiene relaciones íntimas estando o no legalmente casada, abuso físico, psíquico y/o sexual; a quien se le ha impedido realizar acciones que deseaba o se le han impuesto otras que no deseaba, todo ello en una sociedad que lo avala.

Ni puta ni sumisa, Mujer!

Muchas veces, la mayoría de las mujeres que sufren maltrato por parte de su pareja, se mantienen en esta situación durante años, sin realizar ninguna denuncia. Si eventualmente lo hacen, luego se retractan por diferentes motivos. Generalmente expresan: ¨Me da pena¨, ¨Es que lo quiero¨, ¨Si no fuera por los niños¨, ¨No tengo dónde ir¨, ¨ De qué vamos a vivir?¨, ¨Le tengo miedo¨, etc.
Esto sucede por una disminución de autoestima, la falta de seguridad en sí misma y la gran necesidad de afecto y valoración que sufre la mujer golpeada. Si bien estos miedos podrían ser superados con una intervención psicológica y judicial adecuadas, es necesario en primer lugar, comprender la situación de la mujer agredida, escuchar sus vivencias y ayudarla a que, de a poco, vaya recuperando estos valores.
Cada mujer tiene una historia diferente, por eso es necesario escuchar y comprender la situación de cada una en particular.
Sin embargo, todas las mujeres que padecen una situación de maltrato suelen presentar un ¨Síndrome de la mujer maltratada¨, correspondiente a un conjunto de síntomas que se manifiestan en forma más o menos intensa según cada caso.
El síndrome del que hablamos presenta tres fases: la fase de tensión, la fase de agresión, y la fase de conciliación o arrepentimiento.

La fase de tensión
Se caracteriza por un aumento gradual de tensión, manifestada en actos que incrementan los conflictos en la pareja: insultos, abuso físico, etc. La pareja maltratadora expresa insatisfacción y hostilidad. La mujer intenta calmar, complacer o, al menos, no hacer aquello que le pueda molestar a su cónyuge o conviviente, lo que fomenta la falsa creencia de que ella puede controlar la agresión. Por el contrario, esto seguirá aumentando, ella será incapaz de continuar ¨controlando¨ ese comportamiento hostil y se dará curso a la agresión.

La fase de agresión
Se producen abusos físicos, sexuales y psíquicos. Algunas veces la mujer precipita esta inevitable explosión de violencia para poder controlar dónde y cuándo ocurre, de manera que ella pueda tomar medidas o precauciones para minimizar sus heridas y su dolor. Esta fase aguda finaliza cuando el agresor detiene el abuso, obteniendo al mismo tiempo una reducción física de la tensión vivida anteriormente.

dolor

La fase de conciliación
Es la etapa en la cual el maltratador se excusa y se arrepiente, llora, se arrodilla, pide perdón, trata de ayudar a su víctima, le muestra consideración y remordimientos con regalos o promesas de cambio, o que no se volverá a repetir. Provee el refuerzo positivo para que la mujer se mantenga en la relación; no hay tensión ni violencia, y le permite ver el ¨lado bueno¨ de su pareja, creyendo que ella puede ayudar a cambiarlo.
Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, la fase de tensión se repite más, y la de conciliación se reduce. Después de la agresión surge cada vez más tensión y menos conciliación. Es cuando algunas mujeres reconocen a su pareja como agresor, sienten que tienen un problema y buscan ayuda. Hasta este momento, pueden haber transcurrido muchos años.

Si este ciclo no se interrumpe a tiempo, las agresiones se repetirán con más frecuencia y mayor intensidad, por lo tanto, con mayor gravedad y riesgo para la mujer, terminando muchas veces con su propia vida.
Las mujeres maltratadas se van ¨ajustando¨ y respondiendo al comportamiento violento de su pareja, porque sienten y piensan que no hay otra salida posible.

grado

DISTINTOS TIPOS DE ABUSO

Violencia física
Involucra el cuerpo de la mujer; empujones, sacudones, cachetazos, golpes de puño, etc.
Esta clase de abuso, además de las lesiones físicas que suelen ser evidentes, es posible que provoque una tensión permanente, agotamiento, alteración de hábitos alimenticios, anemia, otros.
La violencia física abarca también el abuso sexual.

Abuso sexual
Se da cuando la mujer es sometida por su pareja a tener relaciones sexuales contra su voluntad.
Como consecuencia pueden aparecer síntomas similares a los de una mujer violada por un extraño: depresión, sensación de derrota y un dolor emocional que la deja atontada y vencida.

Pero la violencia no requiere necesariamente del contacto físico con la víctima, debido a que actos intimidatorios como golpear paredes, amenazas verbales y abusos psicológicos permiten llegar al mismo resultado.
Este tipo de violencia es la llamada¨Violencia Psicológica¨ o ¨Violencia Emocional¨.

Violencia psicológica
Consiste en insultos, humillaciones, desvalorización y amenazas por parte del agresor; produciendo así en la mujer un desgaste psíquico agudo y sensación de estar enloqueciendo. Esto reduce la capacidad para protegerse, y sienta las bases para la aparición de otros síntomas similares a los observados en prisioneros de campos de concentración que han sufrido tortura.
Se trata de crear y mantener un clima de terror, de manera que se pueda tener a la víctima bajo control. Esto lleva también a que la mujer renuncie a su libertad y a su voluntad, convirtiéndose así en una sobreviviente que se somete obedeciendo para ¨salvarse´del sufrimiento.
Una situación como la descripta, puede culminar en enfermedades físicas o mentales. El clima de terror produce en muchas víctimas, síntomas físicos tales como dificultades respiratorias, palpitaciones, angina de pecho, incontinencia urinaria, diarreas, dolores de cabeza, etc. A nivel psicológico produce desorientación, somnolencia o insomnio, tensión, ansiedad, indefensión, irritabilidad, distorsión de la realidad, intentos de suicidio, autoculpabilización. y ¨enganche¨ con la idea ilusoria de que su agresor cambiará.

Dentro del cuadro, la mujer desarrolla sus propios mecanismos de defensa, o más bien de supervivencia. Algunas personas que se encuentran bajo amenaza y peligro permanente, recurren a estos mecanismos en situaciones límites o de desesperación. Presentamos algunos ejemplos de lo que le ocurre a la mujer bajo estas circunstancias:

. Desarrolla alguna simpatía con el agresor, defendiéndolo, protegiéndolo, o justificándolo. Es por esto que al verlo desde afuera, no se entiende por qué una mujer protege a quien la maltrata, negando lo que sucede, retirando denuncias o rechazando que otras personas se metan en sus asuntos ¨personales¨de pareja.
. Desarrolla una pasividad extrema, es decir, acata todo lo que el agresor le ordena, y no expresa ninguna señal de protesta o resistencia. Esto lo hace para evitar cualquier tipo de enfrentamiento o episodio de violencia. Puede incluso motivar a los hijos o hijas a que ¨obedezcan¨ en todo a su gente para ¨garantizarse¨ una ¨seguridad¨.
. Deja de sentir y de pensar, pasando a funcionar como autómata. La mujer se anula como persona y centra su vida alrededor de las demandas y necesidades del agresor.

Todo esto produce un ¨enganche¨psicológico del cual será difícil salir. Ella verá cada vez más poderoso y omnipotente a su agresor, y se verá más indefensa y necesitada a sí misma. La incorporación de tal esquema de poder y sumisión, y el desarrollo del síndrome como forma de comportamiento, tiene consecuencias nefastas y puede revertirse contra personas más débiles que ella, maltratando a sus hijos/as, como modo de expresar su impotencia e ira contenida. Además, en muchos casos, la violencia física, sexual y emocional por parte del agresor, puede extenderse a los hijos y especialrmente, a las hijas.

Las mujeres que sobreviven a la violencia día a día y permanecen en la relación de maltrato, necesitan reconstruirse de tal manera que recuperen la autoestima perdida, o puedan construir la que nunca tuvieron, ya que es la mejor arma para protegerse y obtener poder.

Buscar apoyo y consejo en albergues y organizaciones de mujeres que entiendan toda esta problemática sin cuestionamientos o prejuicios, es el primer paso para la recuperación y la cura.

Señales que presentan las mujeres víctimas de violencia
Existen ciertos signos perceptibles en las mujeres que sufren una situación de violencia, pero que no se atreven a contar su problema ante los médicos que las atienden:
. Una mujer víctima de violencia pide una cita para ser atendida pero no concurre.
. El agresor puede acompañarla e intentar estar siempre cercano a ella durante el examen médico, para poder vigilar lo que la mujer dice.
. Presenta huellas de golpes en distintos sitios. Generalmente hay señales en el rostro y en la zona corporal que corresponde a la que quedaría cubierta por un traje de baño de una pìeza, es decir los senos, el abdomen, los glúteos, etc. Esto responde a la estrategia del agresor, que aprende a golpear en áreas cubiertas por la vestimenta.
. También la mujer puede presentar heridas o señales en el cuello por intento de estrangulación, y fracturas en sus extremidades superiores que resultan de los esfuerzos por defenderse de los ataques.
. Si no está siendo tratada por traumas severos, sus quejas pueden incluir dolores de cabeza, insomnio, sensación de ahogo, dolor de estómago, dolores en el pecho, en el área pélvica o en la espalda.
. Padecimientos tales como la diabetes y la hipertensión pueden agravarse a causa del abuso.
. La paciente puede tener un comportamiento muy tímido, temeroso, avergonzado, evasivo, ansioso o pasivo.
. Tiene mucho recelo de dar información sobre sus lesiones, y sus explicaciones no se compadecen con las características y gravedad de las mismas.
. Puede tener accesos de llanto.
. Tanto ella como su pareja pueden presentar una historia de problemas psiquiátricos, tales como depresión, ansiedad, desórdenes de pánico o intentos de suicidio, ingesta de alcohol o drogas.
. La paciente puede tener un historial de ¨accidentes¨, pero aún careciendo de una historia extensa en este tipo de problemas, puede ser víctima de abuso.
También es probable que deambule de un médico a otro después de cada agresión, lo que impide contar con un registro más esquemático.

A menudo las mujeres son golpeadas por estar embarazadas. Si en este caso presentan golpes en sus senos, genitales o abdomen, lo más probable es que se trate de una agresión de parte de su pareja.

Violencia en el embarazo

La lucha contra la violencia en el embarazo forma parte de la lucha por los derechos reproductivos y de la lucha por la promoción de los derechos humanos.

Muchas veces durante el embarazo, se inicia o se intensifica la violencia. Las encuestas nos demuestran que las embarazadas son el blanco preferido para el abuso. Algunas mujeres interpretan la violencia de sus compañeros de esta manera: ¨No le gusta mi panza¨. ¨Se enoja con mi cuerpo¨.¨Cree que lo voy a dejar por ocuparme del bebé¨. ¨Me golpea más, porque cree que no es su hijo, me dice que es de otro hombre¨.

Por lo que estos testimonios transmiten, podríamos pensar que el embarazo desencadena inseguridad para algunos hombres ante la pregunta: ¿ quién es el padre ?. Para otros, el cuerpo de la mujer embarazada genera rechazo, aversión e intimidación; “ahora va a querer y cuidar más al bebé que a mí”.
. Las embarazadas golpeadas presentan un riesgo dos veces mayor de aborto espontáneo, y cuatro veces mayor de tener un bebé de bajo peso al nacer, en comparación con las mujeres que no padecen violencia. Esta también podría ser la responsable de una proporción importante de mortalidad materna.

La violencia conyugal cristaliza y refuerza un ciclo patológico en el cual el hombre agrede y humilla, llegando a forzar sexualmente a su compañera, que muchas veces ¨acepta¨ por fuerza a tener relaciones sexuales como ¨estrategia de supervivencia¨ a cambio de: NO MAS VIOLENCIA, no morir y tranquilizarlo: ¨Tengo relaciones porque me amenaza y me da miedo…¨ ; ¨Si no tengo relaciones dice que me mata, y sé que es capaz de hacerlo…

SALIR DEL AISLAMIENTO ES EL MEJOR PUNTO DE PARTIDA

Entre las modalidades impulsadas para enfrentar la violencia doméstica y sexual, tanto en el ámbito gubernamental como no gubernamental mencionaremos:

SERVICIO TELEFÓNICO DE ATENCIÓN A LAS VÍCTIMAS DE VIOLENCIA
Este servicio está integrado por profesionales y personal especializado en el tema. Los teléfonos son : 393-6446/47. Atiende las 24 horas, todos los días de la semana. Ahí se reciben diferentes llamadas, tanto de contención -donde las víctimas son escuchadas, contenidas y derivadas- como de emergencia, donde se trabaja en estrecha relación con la Policía Federal y los servicios de ambulancias de los hospitales. También se atienden llamadas de información; el servicio cuenta con direcciones y teléfonos útiles para ofrecer en caso de residir la víctima en lugares alejados de la Capital.

CENTROS INTEGRALES DE LA MUJER (CIM)
Cubren una variada gama de aspectos, desde la atención de urgencia hasta el tratamiento psicológico y el apoyo legal. Llenan un espacio muy necesario por cuanto las mujeres afectadas de violencia necesitan una atención lo más abarcativa posible.
Es por ello que en los diferentes C.I.M. de Capital Federal, se desempeñan profesionales provenientes de distintas disciplinas: abogadas, trabajadoras sociales, psicólogas, médicos clínicos dedicándose a tareas asistenciales, de asesoramiento, docencia y prevención, cuya principal destinataria es la mujer.

GRUPOS DE AUTOAYUDA
Son grupos formados por mujeres golpeadas, cuyas integrantes comparten una misma problemática. Esto permite a la mujer golpeada romper su aislamiento, ya que cada mujer es un referente válido para la otra. Se fortalecen los lazos solidarios, y el temor a no ser comprendida o ser juzgada, se diluye frente a las vivencias comunes.
A pesar de la problemática que las nuclea y perfila, las integrantes del grupo provienen de diversos sectores sociales y atraviesan distintos momentos evolutivos.

OFICINAS LEGALES O CONSULTORIAS JURIDICAS
Brindan asesoramiento acerca de los derechos de la mujer en materia de familia: tenencia de hijos, regímenes de visitas, divorcios, exclusiones del hogar, protección personal, autorizaciones de viaje en todo lo relacionado con violencia familiar.
CASAS-REFUGIO O ALBERGUES
Dan respuesta a situaciones límites en las cuales se hace imprescindible el alejamiento de la mujer y sus hijos del foco de violencia. Se trata de un alejamiento transitorio que ofrece la protección necesaria para las víctimas que corren serio peligro por encontrarse en total indefensión. En el refugio, la mujer golpeada convive con otras mujeres que han pasado experiencias semejantes, y con la ayuda de un equipo asistencial especializado va afianzando su autovaloración, recuperando su autoestima y motivación para un proyecto de vida basado en sus propios deseos y necesidades.

LA LEY DE VIOLENCIA FAMILIAR

La Ley 24.417 de violencia familiar, sancionada el 7 de Diciembre de 1994, y vigente desde el 3 de enero de 1995, creó un régimen legal tendiente a proteger a las personas frente a lesiones , malos tratos físicos o psíquicos infligidos por algún o algunos de los integrantes del grupo familiar al que pertenecen.

Art 1°-Toda persona que sufriese lesiones o maltrato físico o psíquico por parte de algunos de los integrantes del grupo familiar podrá denunciar estos hechos en forma verbal o escrita ante el Juez con competencia en asuntos de familia y solicitar medidas cautelares conexas.
Se entiende por grupo familiar el originado en el matrimonio o en las uniones de hecho.

Art 2°-Cuando los damnificados fuesen menores o incapaces, ancianos o discapacitados, los hechos deberán ser denunciados por sus representantes legales y/o el Ministerio Público. También estarán obligados a efectuar la denuncia los servicios asistenciales sociales o educativos, públicos o privados, los profesionales de la salud y todo funcionario público en razón de su labor. El menor o incapaz puede poner en conocimiento de los hechos al Ministerio Público.

Art 3°-El Juez requerirá un diagnóstico de interacción familiar efectuado por peritos de diversas disciplinas para determinar los daños físicos y psíquicos sufridos por la víctima, la situación de peligro, el medio social y ambiental de la familia

Art 4°-El Juez podrá adpotar, al tomar conocimiento de los hechos motivo de la denuncia, las siguientes medidas cautelares:
a) Ordenar la exclusión del autor de la vivienda donde habite el grupo familiar.
b) Prohibir el acceso del autor al domicilio del damnificado, como así también a los lugares de trabajo o estudio.
c) Ordenar el reintegro al domicilio a petición de que ha debido salir del mismo por razones de seguridad personal, excluyendo al autor.
d) Decretar provisoriamente alimentos, tenencia y derecho de comunicación con los hijos.
El Juez establecerá la duración de las medidas dispuestas de acuerdo a los antecedentes de la causa.

Art 5°- El Juez , dentro de las 48 horas de adoptadas las medidas, convocará a las partes y al Ministerio Público a una audiencia de mediación instando a las mismas y a su grupo familiar a asistir a programas terapeúticos y educativos.

Art 6°- Proveer al imputado y a su grupo familiar, asistencia médica y psicológica gratuitas.

Art 7°- Se dará participación de las denuncias al Consejo del Menor y la Familia a fin de atender la coordinación de los servicios públicos y privados que eviten y en su caso, superen las causas de maltrato, abuso y todo tipo de violencia dentro de la familia.
Para el mismo efecto podrán ser anunciados por el Juez, los organismos y entidades no gubernamentales declaradas a la prevención de la violencia y asistencia de las víctimas.

Art 8°- La violencia cometida dentro del grupo familiar, en donde las circunstancias hiciesen presumir que pueden llegar a repetirse, el Juez podrá disponer como medida cautelar la exclusión del hogar del procesado. Si el procesado es el que mantiene a la familia económicamente, se dará intervención al asesor de menores para que se promuevan las acciones correspondientes.

La Ley 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar incluye tres aspectos de capital interés:
. Incluye la violencia psíquica como una forma más de maltrato, aspecto tan resistido todavía por algunos sectores.
. Otorga, a ¨toda persona¨ involucrada en una situación de violencia familiar, la posibilidad de ejercer sus derechos. Así, en las uniones de hecho la concubina se encuentra ahora en paridad de condiciones con respecto a las víctimas de violencia dentro del matrimonio; al contrario de lo que ocurría con la Ley de matrimonio civil Nro. 23.515, que sólo admitía medidas cautelares en éste último caso, dejando un gran vacío legal con respecto a situaciones de violencia producidas dentro de uniones de hecho. En otras palabras, la concubina, por no tener vínculo matrimonial se hallaba discriminada al no tener recurso legal para, por ejemplo, lograr la exclusión del golpeador.
. El tercer aspecto a resaltar es la posibilidad de recurrir a los Juzgados de Familia, ya que, dentro de las medidas que el Juez puede tomar -según el artículo 4to. de dicho ordenamiento legal-, puede fijar provisoriamente alimentos y tenencia.
Además, existe obligación por parte de los servicios asistenciales, sociales o educativos, públicos o privados, profesionales de la salud y todo funcionario público, de denunciar las situaciones de violencia descriptas. Esto ofrece a la víctima mayor garantía y receptividad desde distintos sectores de la sociedad.
Cabe destacar también que la ley prevé un mecanismo que faculta al Juez a requerir diagnósticos de interacción familiar -efectuados por peritos de diversas disciplinas- para determinar los daños físicos y/o psíquicos de la víctima, como así también, la situación de peligro y medio ambiental de la familia.

El Juez interviniente puede tomar medidas cautelares tales como:

. Ordenar la exclusión del autor de los hechos.
. Prohibir su acceso al domicilio de la damnificada y a sus lugres de trabajo y/o estudio.
. Ordenar el reintegro de la víctima a su domicilio -cuando ésta haya tenido que salir por razones de seguridad- una vez excluido el golpeador.

¿ COMO REALIZAR LA DENUNCIA ?

Puede realizarse en forma verbal o escrita. En un sector especial, la mujer es entrevistada por una asistente social y luego le es sorteado el Juzgado que intervendrá en el proceso.
Posteriormente es citada en el Juzgado actuante a ratificar en una primera audiencia, su exposición anterior, pudiendo ampliar con mayor exactitud los hechos aducidos.
Finalmente el denunciado es citado, a fin de que exponga su versión. Escuchadas ambas partes, el Juez determina los pasos a seguir.

Algunas exclusiones son provisorias, a fin de evaluar a las partes a través de tratamientos terapeúticos con el objetivo de que asuman su problemática y eventualmente, la separación, para que si esta se produce, sea lo menos dañina posible.

En los casos en que la denuncia de la Ley 24.417 sea desestimada por no reunir los requisitos establecidos en la misma, se deberá recurrir a otros mecanismos legales, a fin de afrontar la problemática del Derecho de Familia a través de acciones de tenencia o divorcios en sus diversas formas.

casual

BIBLIOGRAFÍA :

* Violencia Familiar : Mujer golpeada II
M. C. Vila y varios.
Ediciones Asamblea Permanente por los Derechos de la Mujer
Junio, 1996.

* El peor golpe es la indiferencia : Testimonios / Publicación de la Subsecretaría de la Mujer
Año 1993

* Por el derecho a vivir sin violencia / Acciones y propuestas desde las mujeres
Cuadernos Mujer Salud I
Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Cribe. 1996.

* El Centro / Publicación del Centro de la Mujer de Vicente López. Año 2. Nro3

CARACTERISTICAS DEL HOMBRE GOLPEADOR

Se consideran hombres golpeadores a quienes ejercen alguna forma de abuso contra su esposa o compañera, ocasionándole algún tipo de daño físico, psicológico, social, económico, etc.
Durante mucho tiempo se sostuvo el mito de que la violencia conyugal era producto de una enfermedad mental. Esta suposición quedó totalmente descartada con las investigaciones específicas, demostrativas de que la violencia conyugal no sólo no es el efecto de un trastorno o enfermedad mental, sino por el contrario, es la causante de trastornos psicológicos en las víctimas.

Las dificultades del hombre golpeador.
En general, el hombre golpeador cree que todo conflicto en la pareja debe ser rápidamente erradicado. Al no poder solucionarlo de otra manera, emplea la violencia, que le resulta un método sumamente efectivo y rápido para terminar con la situación no deseada.
Otra de las características que encontramos en estos hombres es su aislamiento emocional. Algunos de ellos pueden relatar que tienen muchos amigos, pueden relacionarse con muchas personas, pero cuando se les pregunta si existe alguien con quien puedan hablar de sus propios problemas afectivos, a quién contarle acerca de sus temores dentro de su vida privada, esa persona no existe.

También se observan indicios de una imagen propia muy desvalorizada. En otros ámbitos es un hombre que no se atreve a decir lo que quiere, lo que siente, lo que necesita. Es dentro de la privacidad de su casa donde se siente a salvo de la mirada de los demás. Así emerge bajo la forma de violencia, lo que en otros lugares no manifiesta. Los argumentos que utiliza para explicar su conducta violenta son reiterativos: ¨ella me provoca¨, ¨yo no puedo controlarme¨, ¨yo no sé lo que hago en esos momentos¨, etc. Estos argumentos le son válidos para con su pareja, pero no en otras situaciones en las que sí puede controlarse.

Cómo se comportan los hombres agresores.
. Tienen una imagen pública de persona amistosa, preocupada por los demás, devotos hombres de su casa. Esto lleva a que vecinos y amigos crean que la esposa exagera cuando informa sobre el abuso físico; los policías pueden ser engañados por el comportamiento de extrema calma demostrado por el agresor. Por el contrario, la esposa suele parecer alterada o histérica, por lo cual se puede pensar erróneamente que ella es la mas agresiva. Esta falsa imagen puede repetirse ante los juzgados, donde el agresor, bien vestido y acompañado por su abogado, parece lograr mayor credibilidad que la esposa maltratada. Esto es aún más notorio cuando los agresores son profesionales, médicos, psicólogos, abogados, ministros y ejecutivos, muy respetados en su trabajo y en la comunidad.

. Pocos esposos agresores se describen a sí mismos como hombres que golpean a sus esposas. Generalmente minimizan su violencia: golpear o estrangular a su mujer son actos de defensa propia. La mayoría de ellos oculta esta violencia frente a vecinos, parientes y oficiales de policía.
*En general estos hombres culpan a su pareja de su propia violencia: ¨ella me llevó a hacerlo¨, ¨ella me provocó¨. Algunos tienen celos y actitudes posesivas, vigilan obsesivamente a sus esposas, las siguen, interrogan a los hijos, escuchan sus llamadas telefónicas. Los hombres extremadamente posesivos tienen incapacidad para aceptar que la relación ha terminado, y someten a la mujer a un hostigamiento continuo. También manipulan a los hijos, suelen utilizar las visitas para tener acceso a sus esposas, comprometiendo su seguridad.
También suelen entrar en controversias sobre los acuerdos de custodia o de régimen de alimentos de los hijos, como táctica para obligar a sus parejas a una reconciliación, o para que retiren los cargos en su contra.
*Carecen de motivación interna para buscar asistencia o para cambiar su comportamiento, muchos lo hacen solo cuando compreneden que las relaciones con sus esposas no pueden continuar a menos que asistan a un programa de tratamiento. Para la mayoría de estos hombres el problema no es que ellos sean violentos, sino que sus esposas los han dejado.

El rol de la educación en el hombre golpeador.
Desde la infancia, los varones aprenden que frente a determinadas situaciones de conflicto (en el juego, el deporte, u otras actividades) se les permite emplear la violencia para resolverlas. Además los modelos que tienen en la televisión -aún en los dibujos animados-, les confirma que una manera de resolver los conflictos entre dos personas, es o puede ser violenta.

Un estudio comparativo entre las actividades de las niñas y los varones más pequeños, muestra que las niñas predominantemente se atribuyen la culpas de sus fracasos (si algo les sale mal, tienden a preguntarse qué es lo que hicieron mal para que fracasara). En cambio los varones tienden a echar la culpa a circunstancias externas; ¨este juguete es una porquería¨, etc., poniendo la culpa en situaciones externas, y eludiendo su propia responsabilidad frente al fracaso. Esto que sucede en el juego de los varones y de las niñas, trasladándolo a los adultos y a la situación conyugal, se traduce, en que al hombre le cuesta mucho asumir su responsabilidad, tendiendo a justificar su conducta violenta en función de ¨provocaciones¨ externas.

sufrimiento

La mujer fue creada de la costilla derecha de un hombre, no para ser sometida, sino para ser protegida y acompañada.

2 comentarios - Ni puta ni sumisa, Mujer!

zurichdelta +1
Excelente post. Desgraciadamente en América la violencia hacia las mujeres es muy frecuente y solapada por las autoridades que poco hacen por erradicar esas conductas indeseables y que se pasan de generación en generación, otras veces disfrazadas de "usos y costumbres de los pueblos indígenas". Ojalá y tu trabajo haga conciencia de que la violencia contra la mujer debe eliminarse en nuestros paises
FerchoSeudonimo -1
Qué hace esto aquí...queremos porno, no esta basura.