Prevenir el envejecimiento

Estoy desde hace un tiempo en campaña para cambiar mis habitos alimenticios. Me resulto de interes general para todo el mundo. Espero que les sirba de algo.

Prevenir el envejecimiento


Índice del Artículo
Prevenir el envejecimiento

¿Por qué envejecemos?

Algunas ideas

Suplementos nutricionales

REVISTA VITAL - Número 19 - octubre 1999
Cala H. Cervera (nutricionista ortomolecular)

Muchas personas critican la postura adoptada a favor de la prevención del envejecimiento.
Discuten si en vez de luchar contra el paso del tiempo no deberíamos aceptarlo con naturalidad y vivir más relajadamente ante la aparición de unos cuantos kilos, algún que otro dolor y la falta de energía o de libido propios de la edad.
Sin embargo, corremos el peligro caer en el conformismo al aceptar que dichos aspectos negativos son algo natural. En nuestra sociedad el envejecimiento es sinónimo de deterioro, enfermedad, fealdad...
Vivimos en busca de la juventud como equivalente de belleza y salud. Sin embargo, ¿estamos seguros de que la Naturaleza prepara al ser humano para desarrollar problemas de salud a medida que pasan los años como algo inevitable? O al contrario: ¿se puede envejecer disfrutando de belleza y de una salud óptima?
En EE.UU. tal y como explica el célebre médico Deepak Chopra en su libro Unconditional Life, se llevó a cabo un estudio en el año 1979 por la profesora Ellen Langer, de la Universidad de Harvard, para comprobar si el envejecimiento era un proceso irreversible (y por lo tanto preventivo).
Se seleccionó a un grupo de voluntarios de 75 años de edad, y se les recluyó en un apartado lugar de un bosque de Nueva Inglaterra; allí se les instaló en un ambiente que imitaba la vida cotidiana de hacía 20 años, en 1959. Las revistas eran de esa época; la radio emitía música de esos años; las discusiones en grupo se centraban en hechos políticos y en celebridades de entonces; y en las conversaciones se debía hablar en presente. El objetivo era que cada persona volviera a recordar y a comportarse tal y como se sentía, hablaba y actuaba 20 años más joven.
Mientras tanto, otro grupo de personas de la misma edad llevó a cabo el mismo experimento pero sin simular la vida de 1959. Se mantuvo rodeado de la actualidad propia de 1979, con la excepción de que debía hablar y recordar el pasado.
Previamente, durante y después del experimento, Lange midió a cada participante sus signos de envejecimiento. Se comprobó que, a pesar de la brevedad del experimento, el grupo de 1959 mejoró en destreza manual y memoria; se mostró más activo y autosuficiente; se comprobó un estiramiento de los dedos y más flexibilidad y fuerza en las manos; mejor postura al permanecer sentado e incluso recuperó vista y oído.
En cambio, el grupo de 1979 mostró ciertos cambios, aunque en menor grado, y ciertos aspectos empeoraron, como la destreza manual y el estiramiento de los dedos.

¿Por qué envejecemos?
El experimento demostró que lo que nos rodea tiene una tremenda influencia sobre cómo envejecemos. ¿Podrían, entonces, ser ciertas las palabras del filósofo indio Shankara que decía que envejecemos porque vemos a otros envejecer? Por otro lado, científicos e investigadores se dedicaron durante años al estudio de las causas del envejecimiento dando lugar al nacimiento de dos teorías: los que creían que el envejecimiento era fundamentalmente celular y los que se decantaban por la teoría de que era un proceso general, el resultado del uso y desgaste del cuerpo.
Hoy en día estos dos polos se han fusionado dando lugar a la teoría de que el envejecimiento es un proceso multidimensional y ecléctico compuesto de mecanismos de reparación y destrucción, tanto a nivel celular como sistemático, de todo el cuerpo. Es imposible parar el reloj biológico del cuerpo y con ello el envejecimiento. Por eso es importante entender que no se trata de perseguir la idea de juventud, sino de salud. Muchas personas consideran que ésta es simplemente la falta de enfermedad. Sin embargo, salud es sinónimo de vitalidad, autoestima, creatividad, sensación de unidad con la vida, alegría y energía positiva, aspectos todos que embellecen a la persona, sin importar la edad.
Con salud se pueden evitar los efectos negativos del envejecimiento (propios de nuestra forma de vida) como son el desarrollo de la osteoporosis, problemas de próstata, presión arterial alta, artritis, falta de energía, pérdida del atractivo físico y muchos otros.
En este artículo recordamos algunas ideas:
El siguiente programa está basado principalmente en la nutrición, ya que no sólo somos lo que comemos sino lo que absorbemos. Su objetivo básico es darle al cuerpo una selección de alimentos que reduzcan la producción de toxinas y que proporcionen una cantidad óptima de vitaminas, minerales, aminoácidos, ácidos grasos esenciales, fibra y agua para protegerlo, estimular su propio poder natural de autoreparación y ayudar a que trabaje lo más eficiente posible.
• Consumir productos biológicos.
• Comer, como mínimo, cinco vegetales diferentes y dos piezas de fruta al día.
• Beber agua embotellada o filtrada, al menos 1 litro y medio al día (más si se practica deporte, o en época de calor).
• Evitar el consumo diario o excesivo de té, café, alcohol, productos refinados, procesados y grasos (bollería, quesos, margarinas, panes, harinas, azúcar, dulces) y por supuesto, cigarrillos. Todos ellos actúan como antinutrientes, además de envejecer las células. Son totalmente incompatibles con la salud y belleza.
• Aumentar el consumo de:


• VEGETALES. Estos especialmente crudos, le proporcionan al cuerpo gran cantidad de vitaminas, minerales, enzimas, fibra y agua para mantenerlo sano. Entre otras cosas, los vegetales aumentan la vitalidad, resistencia y regeneración de las células, desintoxican el cuerpo y ayudan a perder peso. Los vegetales ricos en calcio, magnesio, boro y vitamina D ayudan, además, a mantener los huesos fuertes y sanos. Entre ellos se encuentran la col, el perejil, los berros, el brócoli, los guisantes frescos, los champiñones, la lechuga y las judías verdes. Las cebollas, los ajos y los puerros, ricos en sulfuro, reparan los cambios que se producen en la piel a partir de los 40 años, como son arrugas y pérdida de la elasticidad, además de proteger contra los problemas cardiovasculares. El silicio, que se encuentra en las zanahoria, el apio, el pepino, el alfalfa y los espárragos, favorecen la absorción del calcio y ayuda a bajar el colesterol y la presión sanguínea. Este mineral es particularmente bueno para favorecer la flexibilidad del cuerpo.

• FRUTAS. Al igual que los vegetales, éstas son muy ricas en potasio, el cual es tremendamente beneficioso para contrarrestar los efectos de una dieta alta en sodio (sal, beicon, quesos, congelados, comida preparada, etc.), tan típica en nuestra sociedad actual. El potasio ayuda a bajar la presión sanguínea y previene la retención de agua (bolsas bajo los ojos, barriga, piernas hinchadas) y la celulitis. A partir de los cuarenta la digestión se vuelve más lenta. Comiendo más frutas y verduras crudas se aportan enzimas naturales que ayudan a digerir mejor y a limpiar el intestino.

• ARROZ CON CASCARA. El arroz ayuda a eliminar toxinas del cuerpo y es rico en la gama de las vitaminas B, en los minerales hierro, calcio, magnesio, zinc y en aminoácidos. Es muy común en los hombres de cuarenta y en las mujeres acercándose a los cincuenta que el pelo se les vuelva más fino y escaso. Estos nutrientes que se encuentran en el arroz sin refinar ayudan a mantener el cabello fuerte y abundante. La gama de las vitaminas B también ayuda a prevenir las típicas manchas en la piel que aparecen con la edad.

• QUINOA. Una semilla que se cocina como el arroz, Es muy rica en proteínas. Ácidos grasos esenciales, calcio, hierro, vitaminas B y E. Deberían consumirla, especialmente, aquellas personas que han experimentado, con la edad, una disminución en los niveles de energía o en aquellos que sufren de presión arterial alta.

• TRIGO SARRACENO. Este alimento, aunque con nombre de grano, es una semilla con grandes poderes nutricionales. Es especialmente rica en bioflavonoides, los cuales ayudan a fortalecer los capilares (previniendo las varices) y estimulan la circulación, mejorando la memoria y concentración.

• LOS PRODUCTOS DE SOJA. Estos incluyen la leche y yogures de soja, tofu, miso, soja germinada, tempeh, salsa de soja y proteína de soja texturizada. La soja es muy rica en calcio y contiene fitoestrógenos, los cuales tienen una débil, aunque positiva, actividad estrógena. Los fitoestrógenos nos protegen de los efectos negativos de los químicos y contaminantes que imitan los estrógenos del cuerpo, afectando el equilibrio hormonal. Por esta razón, los productos de soja deben consumirse un mínimo de 4 ó 5 veces por semana, especialmente por mujeres con síntomas de la menopausia y por hombres con problemas de próstata.

• HUEVOS. Son ricos en zinc, hierro, sulfuro, lecitina, vitaminas, ácidos grasos esenciales y proteína, todos ellos nutrientes que mejoran la capacidad mental y ayudan a revitalizar la piel que ha perdido elasticidad. La proteína, por otro lado, es necesaria para reparar las células y tejidos, ayuda a mantener el tono muscular y favorece la fabricación de hormonas.

• LEGUMBRES. Además de ser ricas en minerales, fibra, ácidos grasos esenciales y en la gama de las vitaminas B, también contienen lecitina que ayuda a rebajar el colesterol y mantiene la capacidad mental en condiciones óptimas. Las legumbres combinadas con el aceite de oliva, hinojo, jengibre, cilantro y algas son más fáciles de digerir.

• ACEITE DE OLIVA. Debe ser extra virgen y prensado en frío. El aceite de oliva es rico en lecitina y vitamina E. Estos nutrientes previenen los problemas cardiovasculares, ayudan a eliminar las grasas y embellecen la piel y el cabello.

• ALGAS. Son ricas en minerales, especialmente en yodo, el cual es necesario para la glándula tiroides, responsable del metabolismo del cuerpo y, por lo tanto, del control del peso y de los niveles de energía. Es común que con la edad la gente observe un aumento de peso, aun comiendo las mismas cantidades que en el pasado. Las algas pueden estabilizar este síntoma si el problema proviene de la glándula tiroides. Son también excelentes para fortalecer el pelo, las uñas y eliminar arrugas y flaccidez en la piel. Además desintoxican las células de metales pesados.

• SEMILLAS Y FRUTOS SECOS. Alimentos ricos en ácidos grasos esenciales (de la familia Omega 6) y zinc. Son fabulosos para incrementar la libido y para hombres con problemas de próstata. En grandes cantidades pueden favorecer el aumento de peso, pero, sin embargo, un par de cucharaditas de semillas y frutos secos molidos al día ayudan a estimular el metabolismo y el control del peso. Es muy importante consumirlos frescos y guardarlos siempre en la nevera.

• HIERBAS Y ESPECIAS. Además de proporcionar sabor a la comida, las hierbas y especias aportan fabulosas propiedades a la salud. Por ejemplo:
• La cúrcuma ayuda a bajar los niveles de colesterol.
• El jengibre, cilantro y el comino ayudan a la digestión. El jengibre también trata la ansiedad y depresión.
• La canela estimula la circulación sanguínea.
• El romero aumenta la memoria y previene las arrugas.
• El anís estimula la libido en los hombres.
• El azafrán, hinojo, pimienta negra, albahaca y estragón reducen la presión sanguínea y aumentan la libido tanto en hombres como en mujeres.

• AGUA. Lo más recomendable es que sea filtrada o embotellada. El agua elimina toxinas, ayuda a transportar nutrientes a las células, aumenta la energía y mejora las funciones del cuerpo
Si se quieren conseguir resultados más rápidos es importante introducir la práctica de algún tipo de ejercicio. Éste no sólo mejora el aspecto físico, sino que alivia el estrés y la depresión, mejora la flexibilidad mental y física, fomenta la eliminación de toxinas, aumenta la energía, previene los problemas cardiovasculares y mantiene el nivel de las hormonas sexuales.

AYUDA EXTRA CON SUPLEMENTOS NUTRICIONALES
Es importante respaldar este programa con suplementos nutricionales naturales (se pueden encontrar en tiendas de productos naturales), puesto que hoy en día no existe la dieta equilibrada. Estamos, a la vez, sobrealimentados y desnutridos. Vivimos inmersos en un mar de contaminación, metales pesados en el aguas, pesticidas en los alimentos, hormonas en los productos lácteos, etc., que nos roban los nutrientes necesarios para vivir de forma saludable. Por lo tanto, es vital complementar la dieta con dosis altas de ciertos nutrientes:
• Un complejo de vitaminas y minerales que incluya dosis altas de la gama de las vitaminas B (por ejemplo, un mínimo de 50 mg. De las vitaminas B1, B2, B3 y B6). Tomar una tableta dos veces al día con las comidas.
• Un complejo antioxidante que incluya las vitaminas A, betacaroteno, C, E (d-alpha tocoferol) y los minerales zinc y selenio. Tomas una tableta dos veces al día con las comidas.
• Aceite de lino en perlas. Tomar una perla dos veces al día con las comidas. Evitar este suplemento si se está tomando alguna medicación para la prevención de coágulos en la sangre.
• Gingko Biloba en gotas. Tomar 20 gotas con un poco de agua, dos veces al día antes de las comidas.
• Enzimas digestivas. Tomar una cápsula en cada comida.
Durante generaciones hemos permitido que el concepto de los minutos y segundos, inventado tan sólo hace poco tiempo, nos dicte cuantos años tenemos y por lo tanto, cómo debemos sentirnos y actuar al respecto. Como dice Louise Hay en su libro Vivir (ed. Urano) lo que mentalmente aceptamos y creemos se convierte en realidad. Tal vez sea hora de cambiar nuestras creencias sobre el envejecimiento y nosotros mismos, y convertirnos en lo que realmente queremos ser, física y mentalmente.

Como cuestionó el Dr. Wayne W. Dyer: ¿Cuántos años tendrías si no supieras cuántos años tienes?.

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