Esto sucedió hace unos años. Mi novia había tenido varios problemas estomacales que el médico no pudo resolver. Intentaron todo, finalmente dijeron que necesitaba un ultrasonido vaginal para ver si era uterino.
La Confesión
La ecografía estaba programada en unos pocos días. Cenaba con papá en el sofá, viendo la televisión cuando me preguntó: "¿Estás nerviosa por el lunes?" Se rascó la barba sin afeitar mientras me miraba.
Era un hombre alto y ancho. cincuentón, cabello castaño, musculoso, pero tenía una almohadilla de grasa como para suavizar su estómago. Aunque todavía se veía genial sin una camisa y mostrando su pecho a todos. Relató la que es hoy mi esposa
Ella, por otro lado, era larguirucha, cabello largo y claro, pechos bastante bonitos y un buen culo
Me encogí de hombros, "Un poco". Refirió ella
Él se rió entre dientes: "Sí, supongo que no es lo más cómodo ir allí".
Lo miró con una ceja levantada, "¿Qué quieres decir?"
"¿Hablas en serio?" Dijo. Mi expresión confusa lo hizo continuar. "Te van a meter la herramienta para que te realicen el ultrasonido en el útero".
"¿En mi? ¡¿Pensé que iban a escanear el área ?! Exclamó.
"Sí, es ... invasivo", dijo él. “Pero al menos has tenido relaciones para salir. ¿Correcto?"
Lo miré confundida. "¿Qué quieres decir?"
"Sexo", dijo nervioso. "Supongo que ser tan hermosa y sociable como lo eres, y tener a Leo como novio durante seis meses antes de separarse, eso ... ya sabes, tuvo que haberlo hecho al menos una vez".
"No, no lo hemos hecho". Admití. "Y no lo he hecho". Me miró con genuina sorpresa en su rostro. "Sigo siendo una virgen."
"Guau. Está bien ”, dijo. Ladeó la cabeza hacia un lado, "Entonces podría estar bien".
"¿Podría?"
"Sí. ¿Tú ...? ”Su cara enrojeció de vergüenza. "¿Todavía tienes tu himen?"
"Sí", dije con confianza. Pasaron dos segundos antes de que la duda se hundiera. "Espera, no ... no lo sé. Tal vez. Bueno, ¿Qué importa de todos modos?
Sus labios se apretaron para mostrar sus dientes blancos apretados nerviosamente. "No te quitarán la virginidad si aún la tienes".
"Oh. Bueno, Uuhmm, ¿Cómo lo verifico? Estaba completamente conmocionada. "¿Cómo se?" Continué.
“Uuhmm, ¿Tienes un espejo de mano? O, Uuhmm ... "
"¿Papi?"
"Sí."
"¿Sabes cómo es?", Le pregunté.
"Sí. Yo sí.
"¿Papi?"
"¿Sí?"
"¿Puedes comprobar si tengo uno?"
Él exhaló un profundo suspiro. "Quiero decir, supongo que tengo que hacerlo". Se puso de pie y se dirigió a su habitación. "Tenemos mejor luz aquí".
Lo seguí a su habitación y me senté en la cama. Encendió la luz del techo, movió la de su tocador y la dirigió hacia mí. "Tienes que hacerlo, Uuhmm", hizo un gesto hacia mis pantalones de pijama.
"Oh, cierto", dije. Metí mi pulgar en la cintura y me los quité. Miró mis bragas antes de respirar profundamente y arrodillarse frente a mí.
"Está bien", dijo. Las yemas de sus dedos retiraron hacia abajo mis bragas y las deslizaron por mis piernas. Una vez que quedé expuesta, fijó la mirada en mi vulva desnuda y siguió mirando mientras tiraba mis bragas a un lado.
"Está bien", le dije, animándolo a continuar.
"Bien". Gentilmente colocó las yemas de sus dedos sobre cada uno de los labios vaginales y gentilmente lo abrió. Él movió la cabeza en ángulo para dejar que entrara mucha luz. "Oh, noooo", murmuró.
"¿Qué?", Pregunté nerviosamente.
Me miró con preocupación, "está ahí".
"¿Qué hacemos?" Pregunté
"Tenemos que cancelar la cita", dijo.
"¡No, no podemos!", Supliqué. "¡Necesito esa cita!"
"Lo sé, cariño, pero no lo van a romper", dijo, con empatía en sus ojos.
Mi cabeza cayó hacia atrás en la cama, decepcionada. Justo cuando mi padre estaba a punto de levantarse, lo miré, "No, puedo dejar de ir a esa cita".
"¿Cómo?", Preguntó. Sólo un momento después se dio cuenta de lo que yo quería decir. "¡No sé nada sobre eso, cariño!"
"¿Pero qué otra opción tenemos?", Supliqué. "Solo digo cualquier esfuerzo mínimo que haga el trabajo. ¿Lo hará tu dedo?
Contempló mi suplica. "Sí, bah, no se, eso creo."
"¿Harás esto por tu hija?", Le supliqué, casi llorando. "Por favor. Sabes cuánto necesito esta cita".
Con un suspiro largo y pesado, "Está bien". Estuvo de acuerdo.
Dejé caer mi cabeza hacia atrás. "Gracias."
"Mmhmm" gruñó. Sentí uno de sus dedos gruesos menearse en mi entrada. Inhalé bruscamente mientras entraba y golpeaba un bloqueo. Sentí la yema de su dedo correr contra ella, jugando y jugando casi. Las sensaciones me hicieron comenzar a mojarme y él se dio cuenta.
Poco a poco comenzó a aplicar presión. Traté de soportar el aumento del dolor, pero se volvió demasiado y él se apartó de mi himen. "Está bien, solo relájate", dijo. "Papá no te hará daño".
Un espasmo me atravesó cuando dijo eso y mi concha se empapó, se filtró aún más.
Lo intentó de nuevo, bromeando y luego aliviando la presión, pero retrocedí después de que se volvió demasiado doloroso. "Lo estoy intentando…"
"Lo sé", dije. "¿Qué más puedes hacer para ayudar?"
Apretó los labios con fuerza mientras se concentraba en cierta parte de mí.
"¿Confías en mí?", Preguntó.
"Sí, he dicho"
"Bueno. Tal vez esto ayude". Bajó la cabeza y se engulló todo el clítoris con la boca.
Mis piernas se tensan mientras aprieto las sábanas en un gemido. "Mierda", dije, y eso hizo que su lengua se agitara más fuerte sobre mí. Sus dedos continuaron pinchando bajo la comodidad de su boca. A pesar de los gemidos que se me escapaban que lo impulsaban a girar y chupar aún más, no fue suficiente para romper el himen, ni alejar el dolor.
"Lo siento, lo siento", dije, meciendo la cabeza
"Está bien, está bien. Seguiremos adelante ", aseguró.
"Creo que la presión es demasiado pobre".
"¿Qué quieres decir?", Preguntó con los ojos entrecerrados.
“Quiero decir, creo que tus dedos son demasiado afilados. No lo sé ", dije
“No, no, lo entiendo. Uuhmm ... ”sus ojos miraron a los míos. Tenían una mirada que nunca antes había visto en ellos. "Podríamos probar una última opción".
"¿Qué cosa?", Pregunté nerviosamente.
Se levantó y su pantalón de gimnasia estaba estirado, como haciendo una carpa a la altura de su pelvis. A pesar de que era apretado, pegado al cuerpo, podía observar que estaba empalmado, tenían una gran erección. Los bajó y su gruesa verga se balanceó en libertad.
"Es lo último que se me ocurre", dijo. "No tienes que hacerlo si no quieres".
"No, lo hago", le dije con determinación. "Todo lo que estás haciendo es por romper mi himen, eso es todo".
"Sí", seguiremos jugando. "Una vez que el trabajo esté terminado, nos detendremos".
"Correcto". Asentí con la cabeza rápidamente mientras me acomodaba en la cama. Separé mis piernas nuevamente después de que él subió y puso su cabeza gorda, la de su glande entre los labios de mi vulva, y la deslizó lentamente hacia arriba y hacia abajo.
"Relájate, bebé", dijo mientras deslizaba la cabeza de su verga hacia arriba y hacia abajo de mi raja, empapándolo en mis jugos. Sus fluidos pre-semen se derramaron como en una fuente que cubrió mi entrada.
La Confesión
La ecografía estaba programada en unos pocos días. Cenaba con papá en el sofá, viendo la televisión cuando me preguntó: "¿Estás nerviosa por el lunes?" Se rascó la barba sin afeitar mientras me miraba.
Era un hombre alto y ancho. cincuentón, cabello castaño, musculoso, pero tenía una almohadilla de grasa como para suavizar su estómago. Aunque todavía se veía genial sin una camisa y mostrando su pecho a todos. Relató la que es hoy mi esposa
Ella, por otro lado, era larguirucha, cabello largo y claro, pechos bastante bonitos y un buen culo
Me encogí de hombros, "Un poco". Refirió ella
Él se rió entre dientes: "Sí, supongo que no es lo más cómodo ir allí".
Lo miró con una ceja levantada, "¿Qué quieres decir?"
"¿Hablas en serio?" Dijo. Mi expresión confusa lo hizo continuar. "Te van a meter la herramienta para que te realicen el ultrasonido en el útero".
"¿En mi? ¡¿Pensé que iban a escanear el área ?! Exclamó.
"Sí, es ... invasivo", dijo él. “Pero al menos has tenido relaciones para salir. ¿Correcto?"
Lo miré confundida. "¿Qué quieres decir?"
"Sexo", dijo nervioso. "Supongo que ser tan hermosa y sociable como lo eres, y tener a Leo como novio durante seis meses antes de separarse, eso ... ya sabes, tuvo que haberlo hecho al menos una vez".
"No, no lo hemos hecho". Admití. "Y no lo he hecho". Me miró con genuina sorpresa en su rostro. "Sigo siendo una virgen."
"Guau. Está bien ”, dijo. Ladeó la cabeza hacia un lado, "Entonces podría estar bien".
"¿Podría?"
"Sí. ¿Tú ...? ”Su cara enrojeció de vergüenza. "¿Todavía tienes tu himen?"
"Sí", dije con confianza. Pasaron dos segundos antes de que la duda se hundiera. "Espera, no ... no lo sé. Tal vez. Bueno, ¿Qué importa de todos modos?
Sus labios se apretaron para mostrar sus dientes blancos apretados nerviosamente. "No te quitarán la virginidad si aún la tienes".
"Oh. Bueno, Uuhmm, ¿Cómo lo verifico? Estaba completamente conmocionada. "¿Cómo se?" Continué.
“Uuhmm, ¿Tienes un espejo de mano? O, Uuhmm ... "
"¿Papi?"
"Sí."
"¿Sabes cómo es?", Le pregunté.
"Sí. Yo sí.
"¿Papi?"
"¿Sí?"
"¿Puedes comprobar si tengo uno?"
Él exhaló un profundo suspiro. "Quiero decir, supongo que tengo que hacerlo". Se puso de pie y se dirigió a su habitación. "Tenemos mejor luz aquí".
Lo seguí a su habitación y me senté en la cama. Encendió la luz del techo, movió la de su tocador y la dirigió hacia mí. "Tienes que hacerlo, Uuhmm", hizo un gesto hacia mis pantalones de pijama.
"Oh, cierto", dije. Metí mi pulgar en la cintura y me los quité. Miró mis bragas antes de respirar profundamente y arrodillarse frente a mí.
"Está bien", dijo. Las yemas de sus dedos retiraron hacia abajo mis bragas y las deslizaron por mis piernas. Una vez que quedé expuesta, fijó la mirada en mi vulva desnuda y siguió mirando mientras tiraba mis bragas a un lado.
"Está bien", le dije, animándolo a continuar.
"Bien". Gentilmente colocó las yemas de sus dedos sobre cada uno de los labios vaginales y gentilmente lo abrió. Él movió la cabeza en ángulo para dejar que entrara mucha luz. "Oh, noooo", murmuró.
"¿Qué?", Pregunté nerviosamente.
Me miró con preocupación, "está ahí".
"¿Qué hacemos?" Pregunté
"Tenemos que cancelar la cita", dijo.
"¡No, no podemos!", Supliqué. "¡Necesito esa cita!"
"Lo sé, cariño, pero no lo van a romper", dijo, con empatía en sus ojos.
Mi cabeza cayó hacia atrás en la cama, decepcionada. Justo cuando mi padre estaba a punto de levantarse, lo miré, "No, puedo dejar de ir a esa cita".
"¿Cómo?", Preguntó. Sólo un momento después se dio cuenta de lo que yo quería decir. "¡No sé nada sobre eso, cariño!"
"¿Pero qué otra opción tenemos?", Supliqué. "Solo digo cualquier esfuerzo mínimo que haga el trabajo. ¿Lo hará tu dedo?
Contempló mi suplica. "Sí, bah, no se, eso creo."
"¿Harás esto por tu hija?", Le supliqué, casi llorando. "Por favor. Sabes cuánto necesito esta cita".
Con un suspiro largo y pesado, "Está bien". Estuvo de acuerdo.
Dejé caer mi cabeza hacia atrás. "Gracias."
"Mmhmm" gruñó. Sentí uno de sus dedos gruesos menearse en mi entrada. Inhalé bruscamente mientras entraba y golpeaba un bloqueo. Sentí la yema de su dedo correr contra ella, jugando y jugando casi. Las sensaciones me hicieron comenzar a mojarme y él se dio cuenta.
Poco a poco comenzó a aplicar presión. Traté de soportar el aumento del dolor, pero se volvió demasiado y él se apartó de mi himen. "Está bien, solo relájate", dijo. "Papá no te hará daño".
Un espasmo me atravesó cuando dijo eso y mi concha se empapó, se filtró aún más.
Lo intentó de nuevo, bromeando y luego aliviando la presión, pero retrocedí después de que se volvió demasiado doloroso. "Lo estoy intentando…"
"Lo sé", dije. "¿Qué más puedes hacer para ayudar?"
Apretó los labios con fuerza mientras se concentraba en cierta parte de mí.
"¿Confías en mí?", Preguntó.
"Sí, he dicho"
"Bueno. Tal vez esto ayude". Bajó la cabeza y se engulló todo el clítoris con la boca.
Mis piernas se tensan mientras aprieto las sábanas en un gemido. "Mierda", dije, y eso hizo que su lengua se agitara más fuerte sobre mí. Sus dedos continuaron pinchando bajo la comodidad de su boca. A pesar de los gemidos que se me escapaban que lo impulsaban a girar y chupar aún más, no fue suficiente para romper el himen, ni alejar el dolor.
"Lo siento, lo siento", dije, meciendo la cabeza
"Está bien, está bien. Seguiremos adelante ", aseguró.
"Creo que la presión es demasiado pobre".
"¿Qué quieres decir?", Preguntó con los ojos entrecerrados.
“Quiero decir, creo que tus dedos son demasiado afilados. No lo sé ", dije
“No, no, lo entiendo. Uuhmm ... ”sus ojos miraron a los míos. Tenían una mirada que nunca antes había visto en ellos. "Podríamos probar una última opción".
"¿Qué cosa?", Pregunté nerviosamente.
Se levantó y su pantalón de gimnasia estaba estirado, como haciendo una carpa a la altura de su pelvis. A pesar de que era apretado, pegado al cuerpo, podía observar que estaba empalmado, tenían una gran erección. Los bajó y su gruesa verga se balanceó en libertad.
"Es lo último que se me ocurre", dijo. "No tienes que hacerlo si no quieres".
"No, lo hago", le dije con determinación. "Todo lo que estás haciendo es por romper mi himen, eso es todo".
"Sí", seguiremos jugando. "Una vez que el trabajo esté terminado, nos detendremos".
"Correcto". Asentí con la cabeza rápidamente mientras me acomodaba en la cama. Separé mis piernas nuevamente después de que él subió y puso su cabeza gorda, la de su glande entre los labios de mi vulva, y la deslizó lentamente hacia arriba y hacia abajo.
"Relájate, bebé", dijo mientras deslizaba la cabeza de su verga hacia arriba y hacia abajo de mi raja, empapándolo en mis jugos. Sus fluidos pre-semen se derramaron como en una fuente que cubrió mi entrada.
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