Nombres de guerra.
En esto de los prostíbulos es muy importante tener un nombre, al menos eufónico. No puede una dedicarse a la vieja profesión y llamarse Cirila, por poner ejemplo. Así, que lo primero que hice al entrar en el burdel fue buscarme uno, a requerimiento e informe de las compañeras, pues, en un principio daba mi nombre auténtico a la clientela. Craso error por dos razones. Una; porque se revestía de putez- con el auténtico- todas las esferas de la vida. Y, en segundo lugar, por dar cierto perfil de glamour- muy necesario desde una perspectiva económica- a la operación que nos llevábamos entre manos. De tal forma- como cuento- que en lugar de Luciana- el mío propio y con el que me presentaba en un principio- pasé a ser Luchi.
Me presento
¿Cuánto le dan del 1 al 10? #putas #xxx
Mis atributos
MIs Trabajos
4 comentarios - La menetriz Luchi