Mi primera vez con un paraguayo

Hola a todos


Una de mis fantasias desde hace varios años era poder estar en la cama con un paraguayo. Son de esos tipos varoniles y por qué no, machistas que guardan la idea de masculinidad que se está perdiendo un poco en Argentina. Me calienta su forma de ser, su acento tan dulce y su desparpajo ante la vida.
El asunto es que una tarde estaba en la aplicación de Grindr y aparece un perfil de un tipo maduro, decía 43 años, vestido con equipo de fútbol: pantalón corto y camiseta de un equipo que no conozco. Me gustó su sonrisa y su físico morrudo y con algo de pancita. Su foto mostraba su cara y su cuerpo entero vestido de futbolista. Vi que su perfil solamente decía que es activo y busca amigos. Agarré y le escribí y me contestó al toque. Me preguntó de dónde era y concordamos en que estamos bastante lejos. Me envió un audio y por su acento me di cuenta de que es paraguayo. Ya me había gustado físicamente y sabiendo que es paraguayo me calentó definitivamente. Así que esa oportunidad no me la quería perder. Entonces, busqué un telo cerca de donde él vive y le dije para encontrarnos ahí un fin de semana. Y me contestó que sí. 
No se pueden imaginar mi alegría y calentura. Con solo pensar en él desnudo arriba mío hablándome con su acento paraguayo, se me paró la pija y me empecé a masturbar.
Cuando llegó el día tuve que viajar como dos horas, pero finalmente llegué y lo encontré en persona. Su sonrisa es mucho más linda personalmente y tiene unos ojos muy pícaros que las cámaras no pueden captar.
Nos dirigimos al telo y entramos de una. Ni bien entramos, él se empezó a sacar la ropa porque dijo que no podía estar mucho tiempo porque su mujer lo esperaba en su casa. Saber que el tipo es activo, casado y con esa actitud de macho me da un morbo especial.
Así que ya totalmente desnudos los dos, él se acostó boca arriba y empezó a sobarse la verga para hacerla parar. La sobaba, la estiraba, le daba como golpes contra su mano y se le estaba creciendo muy rápido. 
A mí de los nervios me pegó charleta y no paraba de hablarle. Entonces él tomó mi mano y la puso sobre su miembro. Señal de que debía dejar de hablar y entrar en acción. Se la agarré y empecé a pajearlo. Seguidamente no aguanté más y empecé a chupársela. Sus primeros gemidos de placer empezaron a oírse.
Paraguayo: Mmhmm ¡Ohhoo! Mmmhmm

Esa experiencia no me la iba a perder por nada del mundo y me propuse darlo todo, disfrutar hasta el último momento, y además, quería que él tampoco me olvide y que quiera volver a estar conmigo.
Se la chupé suavemente al principio hasta que se puso bien dura. Ya me había dicho por chat que le encantaba que le chupen la verga. Así que apliqué todo lo que había aprendido con mis años de experiencia y se la chupé con total dedicación, pasando la lengua alrededor de su cabeza, chupando hacia arriba y abajo y pajeándolo a la vez. Bajé hasta sus huevos y comencé a jugar con ellos. Él abrió más las piernas y se puso en posición para que le chupe también los huevos. Jugaba con sus huevos y se los chupaba. Lo estimulaba para que cuando acabe saque un litro de leche. Ese momento no se lo iba a olvidar nunca y quería que así sea para que quiera volver a verme. Así que yo jugaba con sus huevos y los chupaba, y se ve que al paraguayo le encantaba porque suspiraba y se retorcía de placer. Luego quise ver si podía estimular la parte de la próstata. Él me vio que estaba mirando para abajo y agarró sus piernas y las levantó dejando al descubierto su culo. Levantó sus piernas y yo bajé para chuparle el culo a ese macho hermoso, futbolista paraguayo que tenía una cola redonda y perfecta, un poco peluda, pero se notaba que se había lavado bien porque no tenía gusto a nada. Solamente metí mi lengua y lamí lo más dedicadamente posible. Una de mis fantasias era chuparle el culo a un hombre y por fin lo estaba haciendo. Tuve en primerísimo primer plano el agujerito de su ano y me alucinó esa situación. Me calentó mal. Se lo chupaba y lengüeteaba y mi amigo paraguayo se notaba que estaba re excitado porque sus huevos estaban duros y su verga se puso dura como una piedra. 
Lo pajeaba para que se siga calentando pero no quería que acabe. Le seguía chupando las bolas y el culo y el se puso de costado porque ya no aguantaba las piernas levantadas. Se puso de costado y abrió su cola para que lo siga chupando, por supuesto que lo hice. Yo estaba acostado boca abajo chupándolo y entonces él ubicó su pierna izquierda por encima de mi espalda y apoyó su pie sobre mí. 
Ya me habían dicho que a los paraguayos les gusta ponerte un pie encima cuando te cojen y eso me encanta. Supongo que hay un poco de dominio y sumisión en eso, y la verdad que era también una fantasía que yo tenía, un morbo que me calentaba, pensar que un macho me coja y me ponga un pie encima.
Esa tarde estaba cumpliendo tres fantasías que tenía hace mucho tiempo: estar con un albañil paraguayo, chuparle el culo a un hombre y que me pongan un pie encima. 
Él estaba muy cómodo ahí disfrutando de lo que yo le hacía y le pregunté si estaba bien lo que estaba haciendo. A lo que él me contestó:

Paraguayo: Seguí que lo estás haciendo muy bien

Seguí chupando su verga que estaba dura como una piedra. En ningún momento se le bajó para nada. Su pija estaba entre dura, muy dura y extremadamente dura. Tanto que el frenillo que está debajo de la cabeza de la verga, me lastimaba cuando le pasaba la lengua. Así de dura tenía la pija. Sus huevos estaban bien arriba, señal de que estaba a punto de acabar. Pero yo no quería que termine tan pronto. Así que me acosté al lado de él y pareció un poco sorprendido. Yo quería descansar un poco porque se me estaba durmiendo la mandíbula de tanto chupar y se me estaba a alambrando la lengua. Ya habían pasado fácilmente 20 minutos chupándole la verga, huevos y culo. Así que me preguntó si quería que me la ponga toda y le dije que no.

Paraguayo:  ¡¿Ah, no querés que te la ponga toda?!
Yo:  No. Quiero que me cojas por la boca.

Él no parecía entender mucho de lo que le estaba hablando. Entonces le dije que se arrodille con sus piernas una a cada lado de mi pecho, de frente hacia mí y que su pija quede a la altura de mi boca. Entonces que la meta en mi boca y que me coja así.
Se puso en posición y me empezó a meter la verga en la boca y le chupé la cabeza, él estaba recontra excitado y tenía que hacer fuerza para bajar la verga y metérmela en la boca. Es como esas vergas que se paran bien para arriba y vencen la fuerza de gravedad.
Así que se la chupé y entonces lo atraje hacia mí para que me la meta y me coja. Y lo hizo. Se ve que la situación lo calentaba mucho porque empezó a gemir y a suspirar y a emitir frases de asombro:  ¡Por favor, me estás mandando, chamigo!  Me pasé su verga por toda mi cara y pasé su cabeza por mis labios como si fuera un lápiz labial. Quería sentir toda su pija en mi cara, refregármela toda e impregnarme de su escencia de macho. Él me miraba con asombro y parecía no entender cómo alguien podía ser tan caliente.
Se re alzó con lo que yo estaba haciendo y me cogió con ganas y me enterró la verga hasta la garganta. No aguanté mucho y lo empujé para atrás porque me estaban dando arcadas. Respiré un poco y le pedí que me volviera a coger así. Me volvió a meter la pija y me cogió un poco y me la volvió a meter con fuerza hasta la garganta. Traté de aguantar un poco y después lo volví a retirar para poder respirar. 
Había soñado con esa situación durante muchos años. Yo quería ver en primer plano como se mueve la pelvis y la cintura de un hombre cuando se coge una vagina. Quería vivirlo en primera persona y absorber cada detalle. Ver una verga bien dura bien de cerca y ver los huevos cómo se hamacan para adelante y para atrás. Era un morbo que me re calentaba durante mucho tiempo y esa tarde lo pude cumplir. Así que esa era la cuarta fantasía cumplida del día.
El paraguayo estaba re alzado por la situación y me dijo que ya no aguantaba más, entonces le dije que me acabe en la boca, pero bien adentro. Así que empezó a moverse y cuando estuvo por acabar me metió la pija bien adentro de la boca y acabó como tres litros de leche.
Quedé muy satisfecho y feliz. Él me dijo que tenía que irse porque su mujer lo estaba esperando y le dije que estaba bien, que otro día nos podíamos encontrar con más tiempo.
Yo quería que fuera un momento inolvidable y lo di todo. Hice mi mejor esfuerzo para que él no me olvidara y que quisiera estar de nuevo conmigo. Algunos dirán que no me cogió, que no me hizo la cola. Pero eso vino después, cuando otro sábado recibí un llamado de mi amigo paraguayo, de ese macho varonil y caliente que tanto me había gustado. Me llamó para que pase la noche con él porque supuestamente estaba en un viaje de pesca. 
Paraguayo: Hola, amor. Mirá que me fui a pescar por ahí y ya volví pero quiero estar con vos, eh... Me voy a quedar en casa de un amigo hasta las seis de la mañana y quiero estar con vos...

Pero esa es otra historia y es parte de otro relato...

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