El poringuero N° 600 – Exconvicto.

Cuando me dijo que había estado preso, luego decomunicarle que había sido elegido, no les voy a mentir, la dude un poco pero comono soy de prejuzgar a las personas antes de tiempo me anime y el, además, fuesiempre muy educado y claro en lo que deseaba.


Lo primero que me dijo es que él tenía una fantasíaen particular (que no voy a mencionar) y que le encantaría poder cumplirlaconmigo, le dije que no había ningún problema y que justamente el premio erapara eso, para dar riendas libres a los deseos.


Él era tucumano y cuando me paso a buscar porla terminal pude comprobar que aplicaba perfectamente al estereotipo que comúnmentese tiene de los presos, de todos modos, como dije anteriormente eso no meimporto nunca y no me iba a importar ahora, me vino a buscar en un automóvil viejoque sinceramente ni idea la marca, pero estaba bastante destartalado. Cuando comenzabana pasar los minutos, ya estábamos rumbo a su casa y él todavía me trataba conun respeto que a mí me parecía excesivo lo bese, la tenía olor a alcohol en laboca, le dije además que se relajara y que disfrutara antes de tocar tu vergapor sobre el pantalón para comprobar que ya estaba erecta y bajárselo para chupárselamientras manejaba, hizo el primer gemido y yo ya quería que me desnudaracompleta, había ido con un pantalón de jean ajustado y una blusa larga colorbeige, la ropa interior era blanca.


En vez de desnudarme en ese momento me preguntosi quería parar por ahí o ir a su casa, me saque la verga de la boca y le dijeque a donde él quiera, que si quería que fuéramos a su casa vayamos. Luego deeso seguí chupándole la verga, evidentemente no se había bañado para ir a buscarme,pero estaba rica igual.


No sé en qué momento quedamos metidos en unavilla miseria enorme, levanté la vista porque quería limpiar la comisura de mislabios porque mi boca ya era un desastre en ese momento, el seguía manejandotranquilo y aunque estaba por preguntarle si estábamos bien asumí que sí, noles voy a mentir, se me cruzaron un montón de cuestiones por la cabeza, peroestaba tranquilo de todos modos.


Llegamos hasta el fondo de la villa a una casacon techos de chapa y mantenida a duras penas, intento que cuando entrara a lacasa yo no fuera vista por nadie de la zona, aunque no había nadie, la puertase trabo por lo que costo ingresar a la vivienda y cuando estábamos entrando mepregunto si no le parecía mejor ir a un telo, a lo que volví a responderle quecomo él quisiera y como lo vi entre tímido y avergonzado, en ese momento meacerque a él y volví a besarlo levantando un poco su remera, mientras tambiénlo ayudaba a poner sus manos en mi culo para comenzar a manosearlo. Por lo quevi a mis alrededores trabajaba de carrero, verdulero o algo por el estilo.


Poco a poco se iba entusiasmando más, ya habíametido sus manos por debajo de mi pantalón y había tomado la iniciativa con losbesos, me pregunto si podía chupar mi pene/vagina y sumo un punto, me fuicontra la pared y bajé mis pantalones del todo para que el hiciera su trabajoconmigo, fue súper dulce al satisfacerme y luego fue mi turno de devolverle elfavor, yo si me divertí y explore todo lo que quise, todos sus sabores, recorrícon mis labios y mi lengua todo su miembro de punta a punta incluyendo sus testículosque fueron una delicia en mi boca aunque insisto que no estaba bañado y meanimo a decir que cuando nos encontrábamos estaba en pleno horario laboral. A míme conquistan los machos y el sin lugar a dudas lo era.


Comenzó a hacer un movimiento de empuje haciami cuerpo cuando todavía mi verga estaba detonando en mi garganta, ya habían pasadovarias asfixiadas y tirones del pelo mientras el implantaba en medio del actosu fantasía y yo le seguía el juego.


Me llevo a un colchón que estaba al fondo de lacasa, un colchón destruido que estaba tirado en el suelo y ni siquiera fundatenia, si me preguntan y tengo que contestar rápido les diría que ahí era dondedormían los perros. Yo para ese momento ya estaba completamente desnuda eintentaba llegar al colchón porque el había decidido meterme los dedos en elculo mientras caminaba, cuando casi habíamos llegado al mismo me empujo, caí deespaldas con la cola parada hacia él y en ese momento entro en mí y sabiamoverse muy bien, yo estaba en éxtasis, literal.


Cogimos mucho, en esa posición, pero tambiéncontra la pared y pisando el mismo colchón, los olores ya eran casinauseabundos en su combinación, pero no me importaba, como me estaba cogiendoese hombre en ese momento era increíble y parecía que hacía mucho que no lo hacíacon nadie porque tenía mucha leche guardada: “Tomate toda la mema”, “Ven putitade mierda”, “Moverte más rápido la concha de tu vieja” eran frases que repetíamucho además de: “Te gusta la pija?” a lo que yo siempre respondía: “Si miamor!” yo estaba re en una en ese momento.


En un momento dado dejo la ternura del principiopor completo y ya era una cosa que tenía que desabrocharlo del culo porque se habíafusionado y comenzaba a dolerme el empuje de sus caderas sobre mi cola siendofornicada violentamente, también me cogió de frente con las piernas levantadasy en ese momento me di cuenta de que le encantaba ver mi carita frágil gimiendoadolorida y mi pene/vagina rebotando tímidamente a medio erguir. En ese lugarno se podía respirar y comenzaba a hacer calor, eso me hizo sudar como pocasveces lo hice y eso lo excitaba aún más, en ese momento fue cuando comenzó aahorcarme y dejar la verga dentro mío más de lo que lo venía haciendo, yo la sentíahirviendo y latiendo en mí.


No sé cuántas veces acabo dentro mío, pero sí séque la última eligió dejármela en la boca para que me la tomara a toda, yoacepte y estaba rica, súper rica.


Nos quedamos luego de eso un rato besándonos y convidándonoscaricias en el colchón, cada tanto lo limpiaba con mi lengua el sudor de sucuerpo y venia como poco a poco se relajaba conmigo, no fue tan atento enalgunas otras cosas, pero estuvo bien, lo entendí por muchos motivos, no memolesto para nada y fue por eso mismo que le di mi número para que me llamaracuando quisiera, que podíamos conversar sobre precios y demas, en fin, lo desiempre.


Como estábamos comenzamos a vestirnosnuevamente y sin bañarse me ofreció llevarme a mi casa, simplemente le pedí queme dejara en el centro, nos despedimos con un beso y así termina una nueva yhermosa experiencia con uno de ustedes. 


El poringuero N° 600 – Exconvicto.

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