(RELATO) Mi jefe estrena mi culito. REAL

Mi nombre es Carlos, tengo actualmente 25 años y estoy emocionado por contarles la historia de como perdí mi virginidad anal a los 18 años.

************************************************************************************

Cuando tenía 18 años comencé a trabajar en un café internet para pagar mi universidad. Había decidido que trabajaría durante un año y gastar todo lo ahorrado ese año en mis estudios.

Mi jefe se llamaba Andrés, era un hombre de unos 31 años (Nunca le pregunté su edad) alto, unos 1.85 metros, moreno y con cuerpo grande.

Durante esa temporada yo estaba comenzando a ver porno gay. Tenía la fantasía de sentir como una verga descargaba su leche dentro de mi culito. Hasta eso entonces sólo me había penetrado con plátanos y mis propios dedos. Me masturbaba cada noche mientras mis dedos me daban placer anal.
Nadie sospechaba nada, ni siquiera mi propia novia. Creía que era una etapa de mi vida y que se me pasaría rápido, pero todo cambió un fin de semana.

Andrés me pidió que abriera y cerrara yo mismo el local de café internet durante el fin de semana, pues él se iría a Acapulco con su familia. Me ofreció un dinero extra y yo acepté sin problemas.
El sábado llegué a las 7 am al local y el día transcurrió con total naturalidad. Al caer la noche y llegada la hora de cerrar a las 10:30 PM bajé la cortina de metal y me dispuse a apagar todas las computadoras. Aunque una idea traviesa se me ocurrió repentinamente. Abrí mi página de porno gay favorita en el ordenador principal y comencé a masturbarme. Un par de minutos después ya estaba abierto de piernas con mi dedo medio dentro de mi culito moviéndose en círculos. Tuve uno de mis mejores orgasmos debido al morbo que me había causado masturbarme en mi trabajo.
Mi semen terminó por todo el teclado y el escritorio. Tardé un poco el limpiar todo y dejarlo como estaba. Después salí por la puerta de atrás y regresé a mi casa con una sonrisa de oreja a oreja.

El lunes por la mañana Andrés regresó, le rendí cuentas de los días que se había ausentado y me pagó el dinero extra que me había prometido. De nuevo, todo el Lunes transcurrió con normalidad, hasta el Martes.

Llegué al local a las 8:00 am y Andrés ya estaba esperándome. Lo noté un poco extraño. Me saludó sin verme a los ojos, me dio un par de ordenes sobre los pendientes del local y se fue, no sin antes decirme que había algo de lo que quería hablar por la noche, así que regresaría más temprano.

Todo el día lo pasé con una extraña sensación de preocupación. Miles de ideas se me pasaron por la mente, pero la más frecuente y lógica para mí es que me iba a despedir por una u otra razón.
Las horas se me hicieron eternas y la noche llegó por fin al igual que él. El local estaba casi lleno, me saludó y entre ambos estuvimos atendiendo a los clientes hasta las 11:00 pm.
Estaba tan ansioso que yo mismo le pregunté que sucedía en cuanto bajó la cortina de metal para cerrar el local.

—No es nada malo Carlos, puedes estar tranquilo —fue lo primero que dijo mientras se sentaba junto a mí. —Espero que no te molestes, quizá debí decirte esto antes —Continuó titubeando un poco. —Hay un par de cámaras escondidas en el local.

Inmediatamente recordé lo que había hecho la noche del sábado sentado sobre la misma silla donde él estaba sentado en ese momento, mi corazón comenzó a latir tan rápido que pensé que se saldría de mi tórax.

—Me siento muy mal por no decírtelo antes —Dijo mirándome por fin a los ojos, pero mi vista se apartó de la suya. —No acostumbro a ver las grabaciones, pues las cámaras están solo para ocasiones en las que nos asalten o cualquier otra situación similar —Notaba cierta preocupación en su tono de voz. —Pero vi las grabaciones del fin de semana para mirar como lo habías hecho tu solo.

Noté como mi vista se nublaba y mi rostro ardía de la pena.

—Perdón Andrés —Musité con la mirada al suelo —No debí hacerlo en tu local, me siento muy apenado —Mis manos estaban sudando como nunca antes en mi vida. —Sé que me despedirás, no es necesario que me lo digas, a partir de mañana no vengo más, pero por favor, no muestres a nadie las grabaciones —Concluí casi llorando.

Un par de segundos de silencio inundaron el local hasta que él habló.

—Te equivocas, no pienso despedirte —respondió. —Aunque no fue un comportamiento correcto, creo que todos somo seres humanos y necesitamos... —Se quedó callado de nuevo.

Si no iba a despedirme, entonces tenía pensado castigarme o quizá descansarme un par de semanas.

—Aceptaré cualquier castigo por mis acciones —dije aun con la mirada al suelo.

—Tampoco te castigaré —respondió.

¿Qué quería entonces? Si no iba a castigarme o despedirme ¿Por qué decirme lo que vio? Habría sido mejor continuar como si nada para ambos.

—No pensaba que fueras... bueno, de esos chicos —Dijo con cierta duda en su voz.

—¿De esos chicos? —pregunté

—Sí... No pensé que fueras gay —concluyó.

Lo que dijo me dejó confundido. ¿Yo era gay?

—Ni yo lo pensaba... es decir, no sé si lo soy. —Dije.

—¿Cómo que no lo sabes? Te vi disfrutándolo.

Su pregunta me apenó e irritó un poco.

—Pude haberlo disfrutado y perfectamente ser hetero —Le respondí.

Se quedó callado por unos segundos.

—Tienes razón, discúlpame.

Comenzaba a sentirme incómodo a parte de apenado.

—Andrés, agradezco que no me despidas, pero no creo que pueda seguir mirándote después de esto así que prefiero renunciar.

Él suspiró ¿Qué significaba eso?

—¿Qué pensarías si te digo que me siento igual que tu? —Su pregunta me dejó helado.

—¿A qué te refieres?

—No sé si sea gay, pero a veces los hombres me atraen.

—Pero tienes esposa e hijos —dije —Eso no es posible.

—Puedo ser gay y tener perfectamente una familia —respondió usando mis propias palabras.

Me quedé callado asimilando sus palabras ¿A dónde quería llegar?

—La cuestión es que nunca he tenido la oportunidad de estar con un hombre, por eso no sé lo que soy. Quizá no me guste, o quizá sí. Quizá sea bi, gay o hetero. ¿Tu has estado con un hombre?

Su pregunta me tomó desprevenido

—No —respondí.

—Entiendo...

Su mano de repente se situó sobre mi pierna izquierda y comenzó a acariciarla, su acción me dejó paralizado sin poder hacer o decir algo.

—Sé que es algo precipitado y probablemente sea un error, pero podríamos hacernos un favor a ambos y saber por fin lo que somos.

Su mano se mantenía sobre mi muslo. Alcé mi vista para mirarlo y noté sinceridad en sus ojos. No sabía como sentirme. Habían mil sentimientos en mi en ese momento. Incomodidad, confusión.... curiosidad... excitación...

—Creo que soy pasivo —susurré esperando que nadie más que él me escuchara.

—Creo que soy activo —susurró de vuelta.

Su mano subió a mi entre pierna y comenzó a acariciarla sobre mi pantalón mientras sus ojos se mantenían sobre los míos. Me armé de valor y llevé mi mano también a su entrepierna y noté un bulto muy grande debajo de sus pantalones, me sorprendí, pero no alejé mi mano.
Comenzó a acercarse a mi rostro hasta que estuvo lo suficientemente cerca para sentir su respiración sobre mis labios, cerró los ojos y sus labios rozaron los míos. Cerré los ojos también.
"Déjate llevar" pensé.
Comenzó a besarme despacio, sus labios eran gruesos y suaves. Su mano comenzó a moverse más rápido sobre mi entre pierna y yo hice lo mismo con mi mano.
Noté como su verga se ponía dura poco a poco y la mía hacía lo mismo. Nuestro beso se volvió mas apasionado, nuestras respiraciones eran cada vez más agitadas y su lengua intentó buscar la mía hasta que la encontró. No podía parar, no había vuelta atrás.

Me separé de él y nos miramos por un par de segundos. Le sonreí mientras me levantaba. Sin dejar de mirarlo me hinqué frente a él entre sus piernas y comencé a desabrochar su pantalón. Bajé el cierre y metí mi mano debajo de su boxer.
Mi mano se encontró con un pedazo de carne enorme. Era la primera verga que tenía en mi mano (que no fuera la mía, claro).
La saqué con cuidado de su boxer y ese trozo de carne saltó a mi vista. Calculé que media unos 19 centímetros. Comparada a la mía, de 11 centímetros, era enorme.
Lo miré y supongo que notó la sorpresa en mi rostro, porque sonrió divertido.
Comencé a masturbarlo despacio, el dejaba salir un par de suspiros casualmente mientras cerraba los ojos. Yo no podía dejar de ver esa enorme verga frente a mí. Se le marcaban las venas por todo el tronco y su cabeza se asomaba cada que mi mano llegaba al fondo de su verga.
Tras poco más de dos minutos usando mi mano, no aguanté más las ganas y metí su cabeza en mi boca, él dio un pequeño empujón que hizo que me atragantara un poco.

—Perdón, fue instintivo —Se disculpó acariciando mi mejilla

Su acción me hizo sentir extraño. Se había disculpado con cariño, acariciando mi mejilla. Me hizo sentir seguro, protegido... querido.
Con esas nuevas sensaciones en mi cabeza, volví a meter su verga en mi boca y comencé a mover mi lengua alrededor de su cabeza. Su respiración aumentó y comenzó a gemir.
Estaba dándole placer a un hombre,
"A tu hombre" pensé.

—Lo haces mejor que mi esposa —Dijo entre gemidos.

Sus palabras me excitaron más de lo que me gustaría aceptar. Lo estaba haciendo gemir y disfrutar más que su esposa. ¿Ahora era yo su mujer? Su verga entraba y salía de mi boca mientras pensaba. Si puedo hacerlo mejor que una mujer ¿Qué me impide ser una o al menos sentirme como una?

—No pares por favor —Sus gemidos eran cada vez más constantes y profundos.

Aumenté la velocidad con la que su verga entraba y salía de mi boca. Nunca lo había hecho antes, pero había practicado con plátanos.
Comencé a meterme su verga en mi boca lo más que podía y mi lengua seguía envolviendo y acariciando su cabeza.
Mi propio pene estaba lleno de mis fluidos, mi excitación estaba por encima de mi límite. Deseaba hacer correr a mi hombre y probar su semen.
Poco a poco iba aumentado el ritmo hasta que un par de espasmos de su verga anunciaron su eyaculación. Instantes después mi boca estaba recibiendo su semen sin dejar de mamarsela. Un par de descargas fueron a dar directamente a lo profundo de mi garganta y otro par se quedaron en mi boca. Él suspiró una vez que terminó y saqué su verga de mi boca.
Su semen viscoso dentro de mi boca estaba caliente. Lo degusté un par de segundos y finalmente me lo tragué orgulloso. Había hecho que una verga de 19 centímetros se corriera en mi boca. Le había dado placer con mi boca a un hombre. Me sentí feliz... aunque me faltaba algo.

Me levanté apoyando mis manos sobre sus piernas y me acerqué a su oído

—¿Aun tienes fuerzas para estrenar mi culito? —Le susurré

No sabía quién era en ese momento. Lo único que sabía es que me había encantado chupar su verga hasta hacerlo eyacular y quería más placer, tanto para él, como para mí.

—Enséñame ese culito amor —respondió sonriendo.

*************************************************************************

Hasta aquí la primer parte de mi relato. He tardado en escribir esto más de lo que esperaba, por eso he decidido dividirlo en dos partes.

Espero sepan disculparme por los errores, tengan en cuenta que es mi primer relato 😞

Como aclaración me gustaría comentar que este relato es 98% real. Hay un par de cosas que yo agregué para hacerlo más excitante. Recordando este momento me he excitado mucho ❤️

Muchas gracias por leer, pronto la segunda parte.

3 comentarios - (RELATO) Mi jefe estrena mi culito. REAL

angelbigay
te felicito es lo mas lindo estar con un hombre que nos mima y nos posee +7