La casa en la playa parte 1

Para mis queridos 5 lectores:
El relato que les presento es continuación de la serie "Las vías" publicado aquí haces unos meses.
Ambientado en la década del 70, aquellos en Avellaneda, éstos, la continuación, en San Clemente. Para entender los personajes sería bueno que lean Las Vías 1, 2 y 3.
Espero que les guste

1.- La semana previa

Luego de los saludos de rigor, a lo lejos, sin besos por las dudas se sintiera aún en su boca el olor a pija, Matías se fue directo a la ducha. Primero el trono para la ya conocida explosión de semen y aire, luego sintió que venía el resto, que salió "distinto", porque evidentemente su culo no se había recuperado de la fiesta en la costa, o porque luego de eso su fisonomía anal había cambiado para siempre. Mañana seguro lo sabría. -Qué se siente ser un puto culo roto?, al menos no tendré estreñimiento-, se dijo sonriendo.

Se metió en la ducha y se jabonó como siempre, casi como siempre. Hasta ayer, se jabonaba cada parte del cuerpo sin pensar, sólo era consciente de lo que hacía cuando se jabonaba los genitales, miraba su pija, la pelaba, y su mano espumosa recorría con aprecio su palito y sus bolas, con cariño, con respeto por esa parte de su cuerpo. Su culo no era tenido en cuenta, se lo lavaba de la misma forma que se lavaba los muslos o el cuello, su raja era feudo exclusivo de la esponja. Hoy era distinto, porque él era distinto, o mejor, él era el mismo, pero ya sabía quién era y qué era, gracias al revelador encuentro con Ezequiel. Esta vez sus manos espumosas acariciaron sus nalgas, se perdieron en su raja y una y otra vez llenaron de atenciones a sus colinas de placer. Faltaba sólo un tratamiento especial para su agujerito. Pero, mmm, cuando se le ocurrió abrirse las nalgas para tomar conciencia plena de su canalito, volvió a sentir ese olorcito a cogida, leche y sexo. Mucho jabón y los dedos tan adentro como pudo meterlos y frotar una y otra vez para que el jabón limpiara todo. Lo único que consiguió fue sentir que tanto va y viene de la pija de Eze le habían resentido un poco el esfinter y que entonces el jabón le ardía una barbaridad, pero, si se había aguantado una pija de 20 cm, cómo no se iba a bancar el ardorcito del jabón? Se acordó del bidet. Si su hermana lo usaba, por qué no él?

Terminada la ducha, se secó todo menos ahí y se sentó en el artefacto. el sólo hecho de estar sentado abierto de piernas en el bidet ya hacía salir de su culito el olorcito delator. Reguló la temperatura, acomodó la posición y abrió el chorrito de agua tibia que comenzó a inundarle el orto. Mmm, que rico se sentía!, con razón la putita de su hermana lo usaba siempre! Un buen rato de agua a presión más otro poco de jabón fueron suficientes para que la prueba del delito desapareciera; se acordó del slip, pero por suerte el olor a bolas y transpiración habían tapado el resto.

Ese descubrimiento del bidet y su hermana le trajo a la cabeza algunas deducciones. Cada vez que su hermana volvía de una salida con su novio, apenas llegaba a la casa iba al baño, y el calefón se encendía por un buen rato, pero ella no se estaba bañando. Evidentemente la muy pícara usaba el bidet para lo mismo que él: sacarse el olor a pija.

Durante la cena, propuso encargarse el fin de semana largo de poner en condiciones la casa de san Clemente para que quedara lista para alquilarla en las vacaciones, beneplácito general, ya que era bastante hincha pelotas perderse todo un fin de semana cortando yuyos, limpiando mugre de 1 año de encierro y reparando goteras. No hubo objeciones respecto a Ezequiel pero por supuesto consultaron si Jonathan iba a ir. Matu sinceramente dijo que aún no se lo había propuesto, pero estaba seguro que se prendería, sin mencionar por supuesto que se prendería al viaje para prenderse desesperado a su culo, pero no era el momento para el comentario.

Ese domingo Matías se levantó como a las 10, no era su costumbre, pero el sábado de bicleteada y algo más con Eze lo habían extenuado. Él prefería levantarse antes de las 8, le molestaba perderse de vivir por estar durmiendo, pero lo que más le encantaba era sentarse a tomar mate con el Abuelo, en el patio si el día estaba lindo o en la cocinita vieja si hacía frío o llovía, calentando el agua en el Bram-Metal, pese a las protestas de la hija que rezongaba porque el viejo, teniendo una cocina grande y con gas natural, se empeñaba en seguir usando esa cocinita primitiva y el calentador a kerosen.

El abuelo estaba en el patio sacando yuyos de las macetas.

Abuelo, pongo la pava, me acompaña?

Y dale, uno matecito siempre vieneno biene.

Matearon largo en el patio en dos sillas petisas, con bizcochitos de grasa y galleta marinera. Al rato cayó Jonathan, que se sumó a la ronda. Escucharon las consabidas historias de la guerra y de cuando el nono se vino a vivir a Avellaneda, cuando "las vías" eran un hervidero de gente que trabajaba y un incesante movimiento de vagones de carga, -en cambio ahora caro mio, son un refuquio de vagos y un cuntadero de trolas y de putos, porca miseria!-, Jonathan y Matías se miraron y sonrieron.

Jony no necesitaba invitación para quedarse a comer, de hecho si amagaba a irse le decían "esperá que ya está la comida, comé y después te vas", así que cuando los tallarines con bolognesa estuvieron listos, se sentaron todos a comer, con esa alegría que se compartía todos los domingos. Solamente Graciela estaba con cara de orto, y allí Matías recordó que la noche anterior cuando regresó de lo del novio no usó el bidet.

Para bajar la comida, Jony le propuso a Matías que fueran a caminar un poco, pero Matu, sabiendo lo que venía y con un poco de miedo de que su asunto estuviera demasiado abierto, le dijo que tenía sueño y prefería echarse una siestita. Curiosamente, Jony, en lugar de contrariarse, aceptó la idea casi con entusiasmo, el muy calentón se imaginaba que Matías quería hacerlo en su cuarto mientras todos dormían, ya que seguro en un rato iban a estar todos roncando, pero francamente, Matu estaba en otra cosa, su día con Ezequiel le había trastocado la cabeza y sabía, más con los planes para el fin de semana largo, que Jonathan tenía que enterarse, pero quería que se enterara en San Clemente y no que fuera porque al abrirle las nalgas empezara a sospechar. Además ni en pedo iba a coger en su cuarto. Camino a la pieza su primo ya comenzó a tocarle el culo -pará loco, vos andá, que yo primero paso por el baño. Esto entusiasmó más al inocente Jony, que ya se imaginaba a Mati en el espejo poniéndose lindo para él, pero en realidad Matías quería ir al baño para "medirse", se sentó en el trono y comenzó a tantear el esfinter con los dedos, se metió uno y luego dos. No, no estaba tan mal, mucho más dócil que antes, si, pero desfondado, no.

Cuando llegó al dormitorio, Jonathan estaba recostado en su cama con la almohada tapando su pubis. Apenas entró Matías y cerró la puerta, Jony se sacó la almohada para mostrar a través de bragueta su verga completamente al palo, sonriendo maliciosamente a su primo -la querés Mati?-

-Pero estás loco vos?, mirá si entra mi vieja!

-Si ya deben estar todos durmiendo-

-Si, pero el abuelo duerme acá al lado, guardala, dale!

Jony, desilusionado, obedeció de mala gana.

-Entonces no querés?, -acá no- replicó firmemente Matías ya medio amoscado. Simplemente quería dormir la siesta.

-Dale Mati, si te gusta, animate.

Y porque me gusta lo voy a hacer en donde a vos se te ocurre y cuando se te ocurre? Quiero dormir un rato, si querés después nos vamos a las vías y me la dás. Si no podés esperar, ya sabés donde queda el baño.

Jonathan, con los ojos abiertos por la reacción de Matías, comenzó a darse cuenta que había convertido a su primo en un cacho de carne, había dejado de pensar en Matías para tener una fijación total en el culo de Matías, se había olvidado de su primo y sólo pensaba en el culo de su primo. Sintió un poco de culpa y vergüenza, pero no demasiada, su estado de excitación no era lo más adecuado para pensar claramente. No obstante, enfundó la mandolina y se dispuso a dormir.

Matu se acomodó en la cama, pero el muy tonto se puso de costado, mirando a la pared, con lo que su culito quedaba a merced de su goloso primo, que inmediatamente se pegó a su espalda para que su bulto caliente quedara bien apoyado en la ya sensible rajita de Matías, le pasó un brazo sobre el cuerpo y quedó respirándole en la nuca.
La siesta entonces no pudo durar mucho, a la media hora ya estaban saliendo camino a las vías.

2.- La revelación de las vías

El cañaveral, el zanjón, el sendero, todo como el sábado anterior. Cuando llegaron al claro sin embargo, notaron que no eran los únicos usuarios del lugar: la hojarasca estaba muy aplastada, había un par de condones con su relleno natural y restos de papel higiénico esparcidos que denotaban que alguna otra pareja había estado por allí. Jonathan levantó una botellita vacía.
-Mmm vaselina líquida, que es esto?-
-Lubricante, boludo, para que la pija entre más fácil-, respondió Mati con aire de experto.
-Bueno, empezamos Mati?
-Sí, pero yo ni en pedo me acuesto de nuevo ahí, andá a saber quiénes son los que se encaman acá.-
No había mucha opción entonces, iban a coger de parado. Se quitaron pantalón y slip, dejándose medias y zapatillas. Matías se agachó y apoyó sus manos en las rodillas para que el culito le quedara bien parado. Jonathan se masturbó apenas y ensalivó entrada y palito. Se acomodó para la embestida, lo tomó de las caderas, dio su primer pujada y se escuchó el primer Ay de Matías, más fingido que sentido. Jony notó claramente en su verga que el culito del primo no le presentaba esa dura resistencia de siempre, y de una sola estocada se la mandó a fondo.
-Ay bruto, despaciooo!
-Viste, primo, viste?, lo tenés blandito todavía, yo sabía que la culeada que te di el viernes te iba a romper el culo. Mati sonrió aliviado. Jony, machista total, atribuyó a su verguita de 14 el trabajo que los 20 cm de Eze habían hecho el sábado, pero bueno, ya en San Clemente se daría cuenta.
Enorgullecido por la dilatación de Mati, el hombre comenzó a darle un mete y saca furioso, que el chico soportaba porque estaba caliente, pero que no era cómo deseaba que su primo lo cogiera, de todas maneras fue creciendo su excitación, su pija se fue poniendo dura y comenzó a masturbarse entre quejidos. Su primo estaba completamente mudo y concentrado en la cogida y entre las cañas solamente se escuchaban los quejidos de Mati y los golpes del pubis de Jonathan en sus nalgas.
Luego de varios minutos de mete y saca, la pasta y la bolognesa hicieron su efecto y Jonathan se cansó, dejó de moverse y se recostó un poco sobre su primo. Esto fue proverbial, porque el silencio les permitió escuchar dos voces masculinas que se acercaban. De inmediato levantaron su ropa y se mandaron de cabeza al zanjón, seco por suerte, que no estaba a más de 50 cm, separado por unas pocas hileras de cañas. Curiosa escena, los dos en bolas, zapatillas y medias pero luego piernas y culitos al aire, lado a lado apoyados sobre la pared del zanjón, asomando la cabeza para ver de qué se trataba.
Entonces comenzó su asombro. En el pequeño claro estaba Manuel, un viejo de más de 50, bien conservado, bigote canoso, que era el marido de la gallega de la mercería. El otro era Javier, el ayudante del carnicero, un chico de alrededor de 30, con un cuerpo muy bien formado, no muy alto, y que en el barrio era conocido como "3 pies" por la tremenda verga que decían que calzaba. Algunos acotaban que por eso su mujer estaba siempre sonriente y algún otro malicioso agregaba que su cuñadita también sonreía demasiado, pero eran habladurías de chismosas de barrio, seguro. Lo que no eran habladurías era que todas la clientas estaban locas porque las atendiera Javier y no don José, el dueño de la carnicería.
Mati y Jony se miraron extrañados y con señas más que con palabras, Mati le preguntó a su primo que mierda hacían esos dos acá, y Jony, con cara de ignorancia total le respondió que seguro estaban esperando alguna mina del barrio para cogérsela o tal vez fueran faloperos.
Los dos hombres estaban parados frente a frente, mirándose.
-Empezamos Manu?,- Si, Javier, no tenemos todo el día.
Ante la mirada atónita de los chicos desde su refugio, los dos tipos comenzaron a desvestirse hasta quedarse completamente desnudos. La pija de Javier justificaba los comentarios, sin duda, pero la de Manuel era descomunal!, no sólo algo más larga que la de Javier, sino de un grosor que daba miedo, oscura, inmensa, algo que ni Jonathan en sus revistas porno había visto nunca.
-Dale, gallego puto, que esperás?, empezá a chupar.
-Oye cabronzuelo, que tu vas a gozar de mi trabajo, más respeto!, acotó sonriendo Manuel, mientras se arrodillaba y se acomodaba entre las piernas de Javier para chupársela.
El gallego sabía lo que hacía y Javier comenzó a quejarse, mientras tomaba de la cabeza a Manuel y acompañaba sus movimientos como si lo estuviera cogiendo por la boca. No podía tragarla toda, pero era impresionante todo el pedazo de verga que le entraba en la boca sin provocarle arcadas.
En pocos minutos la caldera de Javier ya estaba en temperatura.
-Dale Manu, acostate que te la pongo, hoy sin condón vas a ver qué rico va a ser.
El gallego buscó en un bolso que había traído una manta que tiró sobre la hojarasca y un frasco de vaselina líquida, como el que habían encontrado tirado. Primero con sus dedos se metió la crema en el esfinter y luego puso abundante lubricante en el palo de Javier. Se acostó, apoyó su cabeza sobre sus manos y quedó listo para Javier. Éste no se hizo esperar, se arrodilló entre las piernas del gaita, con una mano le corrió una nalga y con la otra llevó su glande a la entrada de placer del gallego. No hubo esfuerzo, solo un ayayay y toda la verga de Javier, sus más de 20 quedaron abrigados dentro del culo de Manuel.
Mati y Jony se miraban entre ellos y no podían creer lo que estaban viendo. Un tipo ganador como Javier se cogía a un viejo puto?, de locos!, si podía tener todas las minas que quisiera, y además, su mujer tenía un culazo que ni se comparaba con el blancuzco, caído y poceado orto del gallego. Y Manuel, un tipo grande, serio, conocido, casado, cómo es que se comía la verga como un pendejo? Entonces ser putos no era sólo cosa de pendejos?
Sobre la manta los dos tipos disfrutaban.
-Ay gallego que rico estás, qué ortito caliente que tenés putito, cométela, dale, cométela
-Si Javi, me la como toda, toda tu pijota es mía, dámela amor, dámela, rompeme el culo, porfa, así, así, así, siii, así.
-Ay Manu, que rico es galoparte, llenarte de pija, hacerte mío, gallego. Te amo, Manu, te amo!
"Te amo?", "dámela amor?", qué pasaba?- se preguntaban Matías y Jonathan. Para el amor hacía falta un hombre y una mujer, y francamente por lo que calzaban, seguro concha ninguno de los dos tenía. Los dos seguían pegados a la pared del zanjón en esta su primera y accidentada sesión de voyeurismo. Estaban más que excitados, y en un anticipo de paja, comenzaban a toquetearse las pijas.
-Manu, amor, porfa, haceme acabar, dale!
Manuel, sabio en placeres, levantó su pelvis y comenzó a menear sus nalgas de una manera tan increíble, que podía hacer acabar a un muerto, y como Javier estaba bien vivito, en un minuto o dos, entre estertores se vació completamente dentro del culo de su Manu que bajando la cadera, lo recibió para que descansara sobre él.
-Te amo Manu, y yo a ti chaval- fue lo último que escucharon en el zanjón, luego la conversación se hizo intimista y fuera del alcance de las deseosas orejas del zanjón. Luego de un rato de silencio notaron que Javier se había quedado dormido sobre la espalda del gallego.
-Oye putin, que es mi turno-, dijo Manuel.
-Tu turno?, el mío dirás-, dijo Javier incorporándose.
-Por favor amor, ya sabes, despacito y suavecito galleguito, si?
-Descuida chavalín, te lo haré suavecito como siempre mi amor-
Javier se paró y quebró la cintura para ponerse en posición de recibir, mientras Manuel se acomodaba detrás.
Nooo, no podía ser!, Matias y Jonathan se miraban con la boca abierta, Javier era puto? En el mundo no quedaban ídolos.
Javier se abrió al máximo las nalgas con las manos y Manuel comenzó el trabajo de preparación con la vaselina. Primero un dedo, luego dos, luego tres, entraban y salían del culito moreno de Javier, girando, empujando hacia afuera las paredes del esfínter y sembrando vaselina. Bien a fondo, para abrir, para que su amorcito sufriera menos la estocada inicial.
Llegó luego el turno de la enormidad, Manuel puso vaselina abundante en la palma de su mano y comenzó a lubricarse el inmenso caño, la manguera de incendio, la botella de coca, ese trozo de carne impresionante y envidiable.
Ya estaba todo listo, Javier seguía separándose las nalgas para abrir en todo lo posible su anito y Manuel pudo apuntar directo a la ventanita de placer de su nene, lo tomó de las caderas y dio su primera pujada. El grito de dolor de Javier se hizo escuchar.
-Te la saco amor-?
-No por favor, sigue, sigue-
Manuel dio un segundo golpe y ya sintió parte de su tronco dentro del culo de Javier.
-Ya estamos amor, lo que sigue es camino fácil, relájate, relájate, así te entra más fácil.
-Ay, gallego, por qué la tendrás tan grande?
-Para cogerte mejor, Caperucita,- bromeó el gallego.
Manuel, se la sacó, volvió a envaselinar pija y culo y se la volvió a meter. Esta vez ya una buena cantidad de pija entró en Javier, que se mordía los labios para contener el dolor.
Nueva scada, nueva envaselinada y al fin, Javier pudo engullir toda el misil de carne de Manu.
En el zanjón Matu no podía más de calentura, mientras con la derecha se pajeaba, se le ocurrió con la izquierda comenzar a acariciarle el culito a Jonathan, pero la caricia de a poco se convirtió en franeleo duro y luego sus dedos buscaron la raja y el asterisquito de su primo.
Al primer toque Jonathan casi reacciona, pero luego pensó en lo ingrato que había sido siempre con su primo, y lo dejó hacer, a pesar del incremento en el manoseo. Lo que le preocupó un poco es que no le disgustaba. Además estaba muy concentrado en la repaja que se estaba haciendo mientras veía a través de las cañas cómo partían en dos a Javier.
Manuel despacito comenzó un mete y saca suave y cortito para ir acostumbrando a su amado al tremendo cazzo que había engullido, de a poco se fue haciendo lugar, el esfinter de Javier por la excitación fue dilatándose más y en unos pocos minutos ya el putazo lloraba pero de placer. Entonces Manu comenzó a aumentar la velocidad de sus embestidas.
-Ay, Manu, si, galleguito mío, cogeme, cogeme, cogeme, no sabés cuánto necesitaba tu pija, partime al medio, rompeme el culo amor, lo necesito, lo necesito cada día mi amor-, decía Javier entre sollozos.
-Tranquilo chavalín, ya te estoy haciendo el amor, como tú me lo hiciste, yo también necesitaba entrar en tu cuerpo así, hacerte mío, hacerte chillar como la putita que eres, Javito, te deseo putita, te deseo más que nada-, contestaba Manuel sin bajar la velocidad de su ya intenso aunque controlado mete y saca.
El sollozo fue dando lugar a los quejidos de placer que sin pudor ninguno se gritaban ambos amantes, confiando en la soledad del cañaveral y las vías, sin saber que a centímetros de ellos dos tipitos semidesnudos se masturbaban furiosamente.
-Muévete un poco putita-, reclamó Manuel
-Ay amor, la tienes demasiado grande, estoy empalado, si me muevo va a pasar lo de la otra vez, recuerdas?, terminamos en la guardia del Fiorito, si quieres que me mueva sácame al menos la mitad de tu palo del culito mi vida-, suplicó Javier.
-Perdona amorcito, es que estás tan bueno que me has hecho olvidar de aquello.
-Ay amor, me siento tan tuyo, seguí dándome así, si, así, toda tu verga toda tu verga dentro mío, siii. Te amo Manuel.
Los quejidos de Javier eran cada vez más agudos, mas femeninos, más intensos, sin embargo su pija no estaba dura, sólo bamboleaba, siempre impresionante, con cada embestida a su culito, con cada entrada del misil de carne de Manuel en su cuerpo.
-Ya gallego, ya estoy listo, sacámela hasta la última gota.
-Como digas putito-, replicó Manuel. Le retiró casi toda la pija del culo, empujó un poco a Javier para que se agachara unos centímetros y alzó un poco sus piernas para que el misil apuntara hacia abajo y comenzó de nuevo el mete saca con el misil inclinado haciendo más presión (aún) sobre la pared anterior del recto de Javier que luego de unos segundos de silencio, comenzó a proferir unos ayes espaciados, diferentes. Con cada ay, de su pija dormida salía un grueso, abundante goterón de semen hasta que sobre la hojarasca se fue formando un laguito de leche de pija. De a poco los ayes disminuyeron y con una expresión mezcla de extenuación y paz, Javier giró su cabeza a Manuel para decirle -listo amor, ya me vaciaste completo.
-Te amo-, dijo sonriendo Manuel sin dejar de meter y sacar, - ahora que te he vaciado, quieres que te llene? Javi simplemente asintió con la cabeza.
El misil de carne fue saliendo de a poco de Javier, visto en toda su longitud y grosor no se podía entender cómo Javi lo había engullido y sobre todo cómo podía dilatarse tanto. Javier fue de inmediato a acostarse sobre la manta pero el gallego le recordó que para acabar lo necesitaba en la misma posición que lo hacía con la gallega, por lo que Javier se incorporó, apoyó su espalda contras las cañas y abrió las piernas apoyando los pies en el suelo, como para ofrecer su inexistente conchita.
El gallego de rodillas entra las piernas, se las levantó un poquito para elevar el anito que ya más que anito era un túnel del trasandino y se le enterró toda sin una sola queja de Javi. Javier se tomó de las piernas para dejar su entrada completamente expuesta y los dos comenzaron esa nueva ronda que ahora incluyó profundos besos, caricias, palabras al oído, franeleo de pezones y todo lo que la ínfima distancia entres sus bocas permitía.
El rostro de Manuel se fue enrojeciendo, el mete y saca crecía en intensidad, entonces Manuel, sin sacarla, tomó a Javier de debajo de su cadera y lo levantó en el aire, Javi quedaba sostenido por las manos de Manuel en su espalda y la pija de Manuel terminando el trípode en su culo. Se tomó con las manos de las cañas y Manuel comenzó a atraerlo y alejarlo de su cuerpo, para que el movimiento del mete y saca lo hiciera el culito de su chico. Cuando llegó su leche volvió a poner a Javier en tierra, que en el movimiento quebró un par de cañas y quedó con las piernas volando por el aire.
-Ahhhhh, Manuel, sos un semental!!!que tremenda culiada me diste amor, ay mi vida, ay mi vida, cómo siento tu catarata de leche dentro mío.
Manuel, extenuado y sonriente, miró a la cara a su chico y le dijo "te amo, Javi"
Se la sacó y se sentó a su lado y lo tomó de la mano. Quedaron un rato en silencio, Manuel recuperado su respiración y Javier recuperando su tonicidad anal.
-Vas a tener que escurrirte chaval, sinó cuando tu mujer te lave los calzones se entera
Javier se sentó en cuclillas con las piernas abiertas y de a poco fueron saliendo de dentro de él jugos y semen.
Lo de semental era totalmente cierto, Jonathan pensaba que ni con 5 pajas suyas sacaba tanta leche y Matías comparaba la miserable leche de la paja que había recién acabado con la que veía en los dos charcos y pensaba si no tenía que ir a un urólogo para que le revisara los huevos. Ambos estaban enchastrados de su propia leche y limpiando sus pijas. Los dos pensaban lo mismo: -en lugar de pajearme, por qué no me lo cogíiiii-
Manuel sacó un rollo de papel higiénico y limpió cuidadosamente el culito de Javi. -Listo mi amor, tu mujer no verá ni rastros.
- Gracias gallego, vos como hacés?, -Yo me lavo los calzones, niño!!
Los dos hombres se vistieron lentamente, discutieron si dejaban o no algunas de sus cositas entre la cañas, total se veía que ellos solos usaban este lugar... Al final, la vaselina y el papel higiénico fueron a parar a una triple bolsa de supermercado que metieron entre las cañas.
De pie ambos frente a frente, se abrazaron muy fuerte, Javier apoyando su cabeza en el hombro de Manuel y éste acariciándole la nuca. Se besaron, intercambiaron te amos y salieron caminando uno detrás del otro como si nada, dejando el nido de amor vacío y a Jonathan y Matías, aún desnudo en el zanjón, mojados de semen, mudos de asombro, sin terminar de creer lo que acababan de ver.
-Ves Jonathan?, así debe ser-
-Así cómo Mati?-
-Que vos te dejes también, que no me dejes caliente después que te sacaste la leche, o que hagas algo para sacarme la leche-
Jonathan no respondió de inmediato, pero luego de un rato, con voz queda y mirando el piso, le dijo -Entiendo primo, dame tiempo-.
Volvieron al claro, aprovechando el papel higiénico de la bolsita de sus dos compañeros de cuarto, se limpiaron los vientres del enchastre de leche, pegoteada con hojas de pasto y tierra del terraplén del zanjón y casi sin hablar y con mucho cuidado, no fuera que los otros dos amantes estuvieran aún allí, salieron del cañaveral.
-Che Jony, querés venir el fin de semana largo a San Clemente?
- Para qué?
-Para limpiar la casa y dejarla lista para alquilarla en la temporada-
-Mmm, seguro que encontraremos algún lugarcito entre los tamariscos de la playa para coger un poquito, no?
-Mmm, tal vez...."
-Con quien vamos, con tus viejos?-
-No, sin viejos-
-Entonces a coger día y noche en la cama grande? siiii, sos un capo Matías!!!
-No, Jony, también viene Ezequiel.
-Y, por qué?
- Porque fue idea de él para pasar un fin de semana en la playa gastando poca plata.
-Puta madre!, no es que me joda Ezequiel, es un buen pibe, pero qué lástima, te imaginás si fuéramos los dos solos?
Y bueno Jony, es lo que hay, además Eze tiene el sueño pesado...., te prendés entonces?
-Si, Mati, un viaje a San Clemente sin moros en la costa no me lo pierdo.
-OK, entonces mañana saco los pasajes, salimos el jueves a la noche y volvemos el domingo a la noche.
-Mirá que están difíciles los pasajes para esa fecha, apurate.
-Si tranquilo.
Cada uno a su casa, nada para limpiar ni verificar ya que con el asunto de Javier y el gallego no habían cogido, ni se les ocurrió comenzar de nuevo cuando se fueron los otros, era demasiado fuerte lo que habían visto. En la cabeza de Matías hervían cosas. Había más putos que los que parecía, que fueran casados no significaba que no fueran putos, que fueran viejos tampoco, que se cogieran a las minas del barrio y que las minas del barrio estuvieran locas por el tipo, tampoco. Quién iba a pensar que Javier, el tres pies, se comía una poronga de burro como una retrola? jeje, tal vez dentro de unos años en el barrio pensarían "quién se iba a imaginar que Matías era puto?", dos hombres podían amarse?, qué le veía Javier a ese viejo de culo blancuzco y caído, o era por el tremendo pedazo del gallego?, si él se insinuaba a Javier, que pasaría?

3.- Viaje y confesiones

Al otro día fue Matías a comprar los tres pasajes para San Clemente. Para la vuelta el domingo ya no quedaban más pasajes, por lo que deberían quedarse una noche más y salir el lunes por la mañana, una noche más los tres en la casa o mejor dicho en la cama, qué problema!!!!

El tiempo pasó mucho más lento de lo esperado, hasta que llegó el famoso jueves y los tres se encontraron en la terminal de ómnibus de Avellaneda para tomar el Plus Mar de las 23.50 a San Clemente del Tuyú. A Jonathan se lo notaba medio amoscado con Ezequiel por obvias razones, en cambio Eze estaba exultante de alegría e intercambiando miradas y sonrisas cómplices con Mati. Los dos pensaban exprimir a Jonathan y ordeñarle la pija hasta que les pidiera por favor que parara, aunque Mati se había propuesto que Jony no volviera con el culito sano de la playa y Eze pensaba que tal vez debería darle una mano a Mati en su cruzada por desvirgar a su primo.

Subieron y a los 10 minutos estaban los tres roncando. La parada para mear en Dolores pasó de largo y recién se despertaron en la terminal de San Clemente a las 5 de la mañana. El pueblo, sin turistas, era un desierto en ese mes de primavera temprana. Un sólo bar cerca de la terminal les quitó el sueño con un tazón considerable de café con leche, con café de filtro y poca leche acompañado por medialunas medio duras, del día anterior, ya que las panaderías aún no habían abierto para hacer el reparto del día. De nuevo caminando a la casa, ya despiertos, el aire frío de la mañana marina les llenaba los pulmones, los limpiaba del pestilente aire de Avellaneda y los llenaba de ese bienestar tan particular que se siente cerca del Atlántico en una mañana diáfana.

A los 20 minutos de caminar ya estaban en la casa, que quedaba a escasas 4 cuadras de la playa y a 10 del "centro". De la vereda, de pastos crecidos a 50 cm de altura, sólo se veía un cerquito bajo que en el medio tenía una puerta tan bajita como el cerco, de viguitas de madera y pasadores de hierro negro bien herrumbrados por el salitre. Al costado, un portoncito de idéntica medida para permitir la entrada de un auto al "garage", que era no más que un playoncito de cemento de 6 metros por 4, sin techo ni paredes. El resto, pastizal hirsuto. De la puerta partía un camino de ladrillos de no más de 1 metro de ancho que a los 10 metros se perdía entre unos pinos de troncos que se partían a escasa distancia del suelo en varias ramas gigantescas que no permitían ver más allá.
Una vez pasada la media docena de pinos, el camino llegaba al fin al patio de la casa, de lajas grises.
La casa, en forma de "U" ocupaba todo el ancho del terreno. Cocina-comedor a la izquierda, dormitorio principal y baño en el centro y dormitorio secundario a la derecha. En el dormitorio principal, una cama matrimonial y dos cuchetas de 1 plaza y en el secundario dos grupos de dos cuchetas cada uno, por lo que la casa se alquilaba como para 8 personas, medio apretadas, pero en vacaciones poco importa.
Apenas en la vereda, Matías se detuvo y comenzó a rascarse la cabeza pensando en cómo se la iban a arreglar para poner en condiciones la casa con tanto pastizal por todos lados, pero bueno, ya verían. Llegados el primer problema que se presentó entre los tres era crítico: donde dormía cada uno. La idea de dormir todos en las cuchetas no le gustó a Jonathan que, pensando en cogerse a escondidas a Mati, quería dormir en la cama grande pero sin compartir la habitación con Ezequiel, para que, luego que éste se quedara dormido, Matías pudiera ir a su cama a entregarle lo que él tanto deseaba. Al final, con la excusa que él roncaba fuerte, quedó la cosa como él quería: dormiría sólo en la habitación principal y los otros dos en una cucheta cada uno del segundo dormitorio, perfecto! Una mochila en cada cama terminó por marcar los territorios.
Por suerte había gas en la garrafa, así que pusieron la pava y entre mate y mate planificaron la actividad: viernes, pasto, yuyos, pinocha y etcétera del exterior, sábado, interior de la casa, reparación de goteras, cambio de cueritos resecados por la falta de uso y todo lo demás que hubiera que poner a punto en una casa cerrada desde hacía más de 6 meses. Sobre coger, ni pensar, aunque Matías y Ezequiel debían pensar cómo hacer para darse a conocer con Jonathan. Matías, con el que ambos buscaban quedarse a solas para hablar, escuchaba el plan de Eze cada vez que Jony estaba lejos y las frases calientes de Jonathan (esta noche apenas se duerma este boludo te parto al medio) cuando Eze estaba lejos.

Los tres se pusieron a trabajar duro, cortando pasto, embolsando pinocha, arrancando arbustos y pasando al fin la cortadora de césped para dejar el frente, el bosque y el fondo presentables. Matías, el más flojo, se dedicó a las compras y a la preparación de la comida. El trabajo físico compartido los llenaba de alegría, tanto que a Jony se le fue el enojo y en poco rato estaban los tres bromeando y riéndose, por la flojera de Matías, por la exquisitez de Ezequiel que pretendía que el bruto césped quedara como un green de golf y por la chivada de Jonathan, que transpiraba como esquimal en el Sahara.

A las 5 de la tarde ya hacía frío y aun faltaba. Matías salió a buscar puré Chef y milanesas preparadas para la cena y los otros dos se quedaron terminando. Cuando regresó cebó mate que les iba alcanzando a los trabajadores, junto con una bolsita de cuernitos de grasa para que merendaran entre palada y cortada.
Terminaron como a las 6, ya con mucho frío fuera. Dentro de la casa se estaba mejor, pero, siendo una casa pensada para estar en verano, no contaba con calefacción, así que había que bancársela. Los tres se fueron de a uno a las duchas simulando ser delicadamente heteros, entrando al baño de a uno, con el calzoncillo puesto y la toalla en la mano y saliendo con la toalla enrollada a la cintura para ir a cambiarse discretamente en el dormitorio que les correspondía.
Mati preparó la cena temprano y luego entre los tres lavaron y secaron. Se sentaron a la mesa recién limpiada de migas y fregada por el pulcrísimo Ezequiel y, para abrigarse por dentro, apareció primero la cafetera italiana humeante y luego la botella de Tres Plumas guardada desde el verano con tres vasitos chiquitos.
La charla fue discurriendo de tema en tema animadamente pero con la tranquilidad que la noche cerrada y fría daba al temperamento.
A la primera ronda de Tres Plumas y café siguió ya una segunda sólo del licor que por más que fuera una berretísima imitación de cognac, para ellos sabía a néctar. La habilidad dialéctica de Ezequiel fue llevando la conversación a sexo, ése era el comienzo del plan, y la cosa se puso más animada. A poco Jonathan hablaba de su revista de sexo anal, que se había olvidado de traer, y la referencia anal de a poco fue llevando, con comentarios muy astutamente realizados por Matías y Ezequiel, hacia los culos masculinos y por ende a la homosexualidad. De pronto a Ezequiel se le ocurre comentar:
Che, ustedes conocen algún puto en el barrio?, -Matías y Jony se miraron haciéndose los ignorantes, hasta que Mati espetó:
-La verdad de seguro ninguno, pero, no sé, para mí el viejo Manolo es puto.
Daale!, -espetó Ezequiel que no conocía la historia de Javier y el gallego., -Mirá si el viejo ese va a ser puto!
Por qué?, -preguntó Matías, -cuando cumplis los 25 te aplican la vacuna anti pija?
No digas boludeces Mati, pero si es un viejo casado!, por qué vos pensas que es trolo?, -preguntó Ezequiel intrigado. Además, quién se va a coger a un viejo de culo arrugado?
No sé..., -dijo Mati mirando a Jonathan como para que le diera letra, - la forma en que camina, cómo mueve las manos, qué se yo!, es medio raro.
Jonathan, entusiasmado por cómo había usado Matías la información súper secreta que ellos dos solos conocían, acotó:
Bueno, si es por la forma de caminar y los gestos, para mí que el que se la come es Javier.
Queeeee???, -expresaron al unísono, los otros dos chicos.
No puede ser, -dijo Mati
Pero vos estás loco?, el tres pies va a ser puto?, -dijo Eze, olvidándose que él la tenía tan grande o más que la de Javier y se la comía como el mejor, -el tres pies, que se coge hasta a la carnicera cuando el marido sale a buscar carne?, no, no creo.
Bueno, -se defendió Jony-, yo decía por la forma en que camina, medio abierto de piernas y levantando el culo.
Eso es porque la tiene tan grande que no le cabe entre las piernas, -acotó Ezequiel provocando la risotada general.-, Che, por qué no hacemos un juego?, cada uno piensa el nombre de un puto del barrio y tira dos datos, los demás tenemos que adivinar, -prosiguió mirando de reojo a Matías.
Dale, -respondieron los primos. - Yo empiezo-, se apuró a decir Matías.
A ver...., va: vive a la vuelta de la casa de Norbi y el abuelo se llama Luiggi
Qué hijo dep......!!, - proclamó Jonathan en el acto, entre las risotadas de Ezequiel y Matías, no cabía duda que era él. -Ahora yo, -se apresuró a decir.
Bien: hace 4 años que está en el barrio y el abuelo se llama Luggi
Ay, ese soy yo!, cómo te diste cuenta? -dijo Matías impostando la mejor voz afeminada que podía sacar, quebrando la muñeca y provocando una nueva risotada general, incluida la suya. Los primos se miraban, se señalaban con el dedo y todos reían, hasta las lágrimas, mientras Matías caminaba por la cocina meneado descaradamente el culo y tirando besitos a los otros dos chicos.
Mmua primito, -dijo arrimándose a Jony, quebrando la cadera y tirándole un beso de labios pronunciados. -Mmmua vecinito, -dijo repitiendo el juego con Ezequiel, que le contestó con otro mmmua y revoleando los ojos mientras se tocaba una nalga.
Pararon de reír cuando ya les dolía el estómago y festejaron con la tercera ronda de Tres Plumas, chocando los vasos y con un brindis de Ezequiel: -salud, a todos los putos culo roto de Avellaneda, jajaa!!!
Serenados al fin, Matías le espetó: -Eze, no te vas a salvar, tu turno.
No hay problema, -dijo Eze poniéndose serio.
Mmmm, tiene una bicicleta con cambios Shimano y en el barrio lo llaman "el pibe Adidas"
Jonathan inmediatamente miró sonriendo a Mati, tampoco había dudas, la única bici con cambios Shimano del barrio era la de Ezequiel, al que le habían puesto el mote de "pibe Adidas" porque el muy langa andaba día y noche con un par de Adidas Wimbledon y un jogging de la misma marca que el viejo le había traído de Miami y que en Avellaneda no se conseguía.
Ese sos vos nene, entonces somos los tres putos, jajaaa, - dijo Jonathan, ante la mirada seria de Eze y la sonrisa de Matías.
Si, pero la diferencia es que yo soy puto de verdad, -dijo Eze poniendo la cara más compungida que podía poner, aunque los ojos destellantes lo delataban, al menos ante Matías que estaba al tanto de la jugada.
Jonathan rió de buena gana, acompañado a medias por Mati, -dale no jodas.
No jodo Jonathan, soy puto, hace como 2 años me rompieron el culo y me lo siguen rompiendo.
En serio??, -exclamó Jony que no cabía en sí de su asombro.
Matías miraba a ambos lados: atónito el primo, actor genial el amigo aunque, dejando de lado el plan, cabalmente estaba expresando su verdad más intima. Ezequiel prosiguió.
Si, perdonen pero es así. Soy puto, soy trolo, soy de los que la reciben por atrás, soy un come pija, un marica, un culo roto, uno que la taba le sale siempre para el mismo lado, llámenlo como quieran, pero me gustan los hombres y me gusta que me la metan, y no me da vergüenza contárselo a ustedes, porque no tiene nada de malo serlo y porque soy feliz siendo lo que soy.
Atónito Jonathan, en su papel, serio Matías, porque era su turno en la comedia.
Bueno Eze, -le dijo mirándolo a los ojos, - ante tanta sinceridad, que te agradezco, no puedo ser menos que ser sincero, yo también soy puto.
Jonathan estupefacto, Ezequiel, digno del Actor's Studio, con una bellísima sonrisa de felicidad y los ojos húmedos, simulando estar a punto de llorar.
Vos primo?, noooo!, -exclamó Jonathan, a quien el nerviosismo y la confusión lo habían ganado.
-Si primo-, contestó Matías bajando la cabeza y haciendo un gran esfuerzo para no reír, -no hace mucho pero sí, me rompieron el culo y me gustó. Será por eso que yo nunca miraba a las minas, siempre debí ser puto pero no me di cuenta hasta que no me cogieron una tarde en la vías. -Levantó entonces la cabeza y mirando a los ojos a Jony, y esperando su ahora inevitable confesión, le dijo, sin faltar a la verdad y haciendo creer que estaba encriptando las cosas para Eze:
Ahora que lo sabés y Eze lo sabe, me perdonás?
Si, si, primo, qué importa? - dijo Jony mirando la mesa y moviendo la copa vacía. El silencio invadió la mesa.
Los dos esperaban ya la confesión de Jonathan pero el tipo, duro o cagón, no emitía palabra, o tal vez, siendo como había sido hasta entonces, sólo activo, no se consideraba a si mismo como "puto".
Un intercambio de miradas entre Matías y Ezequiel puso en marcha el "plan B". Ezequiel arrancó.
Gracias Mati por animarte, a pesar de estar enfrente de tu primo.
Noo tranquilo, -dijo Jonathan-, por mi ustedes pueden ser lo que quieran, siempre serán mis amigos y siempre conservaré el secreto, -continuó el muy caradura.
Es duro tener eso adentro y no poder contárselo a nadie, -siguió Ezequiel, -hace mucho que empezaste?
Nnno, hace como un mes un amigo me la dio en las vías.
En las vías?, a mí también me debutaron ahí, hace mucho que no coges?, preguntó Eze con un sonrisa entusiasta.
Y... la verdad más de una semana.
-Yo peor, hace como un mes que no me como una pija, no sabés las ganas que tengo, vos?
Y... la verdad, el culito me cosquillea de ganas.
Entonces, -dijo Eze, hablándole a Matías pero mirando de reojo a Jony, - no querés que esta noche... vos y yo...
Matías, merecedor de un Oscar, mirando la mesa y con las mejillas rojas le contestó: -si, me gustaría, pero Jon..
Ezequiel lo cortó y ya con la decisión de la calentura actuada: -vos Jonathan no tenés problemas si él y yo esta noche...
Nnno, no no hay problemas, hagan su vida, -dijo Jony que ya no sabía en qué mundo estaba, peleando entre el deseo y la posición de macho ortodoxo que había asumido.
Apurados los restos de los vasos, Jonathan presuroso fue a sacar su mochila del dormitorio principal y llevó las de Mati y Eze a la cama grande. Saludó y se encerró en su cuarto.
Eze y Mati, conteniendo la risa, terminaron de acomodar la cocina. Mientras Ezequiel lavaba los vasitos, Mati, apoyándose por detrás y apretándole una nalga le decía al oído que con o sin Jony esta noche le iban a romper el culito. Eze como respuesta sonreía y quebraba la cadera para apretarse más contra el palito de Mati.
(continuará)

2 comentarios - La casa en la playa parte 1

faluchito
Que buenos que estan estos relatos. La cosa cotidian mesclada con tanto morbo. Gracias por compartir.