Cuarentena

Mala cosa la cuarenta. Lucas ya llevaba más de 3 meses sin ver a su amigo, a su "Karina" que una vez por semana le sacaba la leche y lo hacía disfrutar de su morbo de macho dominante. Karina era casado, pero entre cuatro paredes era toda una putita. La cuarentena los tenía aislados y con la marca a presión que le hacía su mujer, que algo debía sospechar, porque a Karina le costaba cada vez más trabajo disimular en la calle lo que era en la cama de Lucas, ni siquiera podían hacer una sesión de sexo virtual.
Los huevos de Lucas estaban por estallar, no había paja, no había video porno, que lo dejara satisfecho.
Pensó en la consigna del aislamiento social preventivo, no alejarse de la casa y satisfacer todas las necesidades esenciales con los comercios de proximidad. Coger era una necesidad esencial, ¡no cabía duda!, había que coger con alguien del barrio.
 La solución apareció cuando estaba haciendo fila en la vereda de la verdulería, embarbijado y cagándose de frío por la espera. Pasó David, el hijo de su vecino, caminando rumbo al kiosko. David tenía 18 años, era delgado, apenas trigueño. Como laburaba de ayudante del carnicero, venía con su pantalón blanco amplio y su buzo con el logo de la carnicería. Por costumbre, por su manía de mirar culos más que porque el pibe lo excitara, Lucas siguió con la vista a David mientras se alejaba, el pantalón amplio no decía nada de lo que había debajo, pero Lucas notó que el andar de David tenía algo especial, tenía ese algo que el olfato de un puto reconoce, algo que te provoca una "duda razonable" sobre la virginidad del culo que se juzga. ¿O sería tal vez que la calentura por la cuarentena lo hacía ver putos en todos lados?
David!, ¡David!, Lucas nunca se había fijado en el pibe. A David lo conocía desde antes de nacer, su mamá, por lejos, tenía el mejor culo de la cuadra y más de una vez Lucas pensó en quebrar sus votos de homosexualidad pura y tratar de levantarse a la mina para comerle ese culo increíble, si no quedaba más remedio le hacía también la concha, pero justamente pensar en esa bombacha con la parte de adelante vacía le quitaba las ganas. ¿David habría sacado los genes de la madre?, mmmm, lo tenía que averiguar. Había que buscar un acercamiento con David. En el barrio nadie sabía que Lucas era gay, de tanto en tanto entraba alguna mina a su casa, con el único fin de disimular y que nadie sospechara que el hijo de doña Carmen, soltero a los 40, era puto, y si lo de David, fallaba, son pocos los machos que se animan a contar que se los quisieron coger, por ese lado estaba tranquilo. 
Para empezar, cuando David volvió del kiosko, Lucas lo saludó con una amplia sonrisa, que David devolvió mientras doblaba la ochava. La segunda vista al culito del nene fue más prometedora que la primera. Había que poner el plan en marcha. 
-Hola Julián, ¿cómo andás?, che necesito un par de kilos de asado y otras cosas para mañana, me las mandás con David? Avisame cuánto es y le doy la plata al pibe, total Davi vive al lado de casa, ¿podés?-
-Si, Lucas no hay drama, decime, ¿qué te mando? - ......
-Mandámelo cuando cierra la carnicería, cuando Davi vuelve a la casa está bien, ¿sí?
A las 9 de la noche sonó el timbre.
-Hola David, ¿cómo estás?, pasá
-No era para dejarle esto nomás, acá está la cuenta.
-Dale pasá, dejámelo en la cocina.
David nunca había entrado a la casa de Lucas, a lo sumo se había asomado por la tapia para pedir alguna pelota que por accidente había sido revoleada por arriba del muro. El viejo le parecía simpático, buena onda, pero nunca habían intercambiado más que media docena de palabra. Comenzó a seguir al dueño de casa hasta la cocina de amplios ventanales que daban al patio y al quincho del fondo. El jean ajustado de Lucas le marcaba perfectamente el culo y el buen par de gambas que tenía Lucas. - Mirá que bien conservado que está el viejo -, pensó David mientras caminaba a la cocina sin sacar los ojos de las nalgas del vecino.
-Te puedo pedir una cosa David?, seguro que el trucho de Julián te mandó el asado lleno de grasa, yo soy muy torpe con los cuchillos, no me ayudás a limpiarlo?
David le dedicó una sonrisa - ¡Bueno ¡, ¿dónde tenés los cuchillos?
-Los cuchillos ya te los doy, porfa ¿agarrás la tablita que está ahí abajo? -
David se agachó para tomar la tabla de un estante casi pegado al piso, sin flexionar las piernas, doblándose como para que se la entierren de parado.
-Mmmm, ¡qué colita David! -, el nene sonrió, pero no hizo comentarios. Tomó la tabla, la puso en la mesada y sacó el asado de la bolsa
Lucas se puso enfrente y comenzó a charlar, su verba era buena y en 5 minutos estaban los dos riéndose y David fue perdiendo la poca nerviosidad que podía tener, no era ningún boludo, las miradas, los gestos, los fingidamente descuidados toques a sus manos, Lucas era trolo y era evidente que se lo quería levantar.
-Che Davi, ¿tenés novia? - Je, acá viene con todo-, pensó el chico, -está bueno el vecino para revolcarse un rato, vamos a seguirle la onda -

-No, con el laburo y la universidad estoy muy ocupado-
-Porque con tu facha, las minas te deben buscar, y más con las clientas de la carnicería-
-No creas - lo miró directo a los ojos.
-Y además Julián me lo dijo el primer día: acá se viene a laburar, no a levantar minas-
-Me parece bien, donde se come no se coje -
 -Claro, para coger hay muchos lugares -, le dijo David, alejándose un poco de la mesa, y llevándose visiblemente la mano al bulto que de a poco la excitación del momento le estaba haciendo crecer.
 -Acá, por ejemplo, ¿tenés ganas ahora? -, respondió Lucas, devolviéndole el gesto de manos en el bulto. ¡Al final el pendejo se lo estaba levantando a él!
-Siempre tengo ganas, ¿a vos qué te gusta? -
- ¡Desde esta mañana que no te puedo sacar los ojos del culo, pendejo! -
David sonrió llevándose las manos a las nalgas. - ¿Me vas a llevar a la cama o me vas a coger acá? -
Se zamparon el primer beso y Lucas lo llevó de la mano al dormitorio.
- ¿Me dejás que me bañe? -, -si, porsu, en el estante tenés las toallas -
Mientras corría la ducha, Lucas se quitó la ropa, buscó ese boxer rojo que le marcaba bien el bulto, buscó el lubricante y se puso unas gotas de kenzo en el bajo vientre. Se sentó en el medio de la cama y puso un video porno gay en la tele.
La ducha corría, Lucas aún no salía de su asombro, pensaba qué boludo, teniendo a David como vecino nunca se había dado cuenta que era gay.
La ducha corría sobre el cuerpo de David, la ropa del uniforme de carnicero tirada en el piso, sus manos frotaban sus nalgas, sus dedos jabonados entraban todo lo posible en su culito para dejarlo perfecto para su vecino, sus 18 cm semierectos cubiertos de espuma, ¿qué se daría?, él estaba dispuesto a todo, con la cuarentena hacía también mucho que no veía a su compas de la Universidad, a Gonzalo, que con sus 22 cm le hacía ver las estrellas, a Matías, que con su colita estrecha le exprimía la pija, a César que primero se la mamaba y después le daba por el culo más de media hora sin parar y que a veces lo hacía acabar sin siquiera tocarse la pija. Se secó apenas, ¿le gustaría al viejo?, bueno, sus amigos siempre decían que tenía un orto espectacular, ¿pero y si Lucas sólo buscaba verga?, noo, si había dicho que estaba loco por su culo!, tranquilo, esta noche iba a comer carne de macho, seguro!
Salió envuelto en un toallón sujeto por arriba de sus pechos, se paró cerca de la cama y con amplios gestos lo dejó caer al piso despacio y giró una vuelta. - ¿te gusto? -
-Seeee, vení putito -
 David corrió a la cama, Lucas lo hizo poner boca abajo, culoadicto como era quería antes que nada disfrutar la vista de ese culito. Siii, había sacado los genes de la madre, nalgas redondas, perfectas, bien quebradas al medio como continuándose en los muslos, piel suave, depiladísima como si se hubiera imaginado que hoy se lo cogían, un lunar precioso en la nalguita derecha, lo dos hoyitos de la espalda, ¡mmmm! Se las abrió, el asteriquito era perfecto, rosado, casi cerrado, palpitante. Lucas no pudo esperar, se olvidó de la franela, se olvidó de los besos, se olvidó de todo eso que hacía siempre con sus amantes y comenzó a lamerle el coñito. Los gemidos de David llegaron de inmediato, la lengua pugnaba por penetrar el ojetito, David levantaba a cadera para sentir la lengua más adentro, los dos estaban desesperados por tantos días de ley seca. El choto de Lucas rezumaba preseminal, sin avisar, sin preparar, lo apoyó en la rajita de David y dio el primer empujón.
-Ay, no Lucas, el cond..., ahhhh, siiiiii- la pija de Lucas terminó por llegar al fondo del culito de David, la dejó quieta un rato y pudo sentir cómo su putito dilataba, comenzó un vaivén suave, no sólo dilataba, lubricaba increíblemente. Le pasó los brazos por debajo de los hombros y comenzó a besarle el cuello y las orejas
-Ay, Lucas, no me diste tiempo ni de acostarme, ahhh, que rico que se siente sin forro, ¿me vas a acabar adentro? -
- ¿Vos querés?- Siii, siempre quise sentir eso-, -entonces te embarazo Davi-
David estaba en la estratósfera, con cada pijazo de Lucas levantaba la cola para enterrársela lo más posible, Lucas estaba en el espacio, ese pibe lo llenaba de sensaciones eléctricas, en toda su verga, sus huevos, su vientre, con cada roce con las nalgas de David, le quemaba. Pero esa pose, con las carnudas nalgas del pibe, dejaba un pedazo de su pija afuera. Se la sacó sin avisar.
-Nooo, ¿por qué papito? - -date vuelta- Lo llevó al borde de la cama, le levantó las piernas y se la clavó de una, ahora sí, hasta las bolas.
David gritó, de su pija dura como piedra brotaba un manantial de preseminal, esos dos cm adicionales de pija que habían entrado en su culito, le tocaron algún oculto resorte que lo hizo subir a las estrellas y en pocos minutos, entre espasmos de su esfínter, dos gruesos chorros de leche fueron a dar a la cara y al pecho de Lucas. Lucas, excitadísimo aceleró, pujó, apretó, golpeó salvajemente con su pubis las nalgas del pibe, hasta lograr vaciarse como nunca en el fondo del recto de David. 
Cayó extenuado, se acostaron, de la cola dilatadísima de David, salía el hilito de leche tibia. La pija de Lucas aún no se bajaba, las ganas de pija de David tampoco, se incorporó, se la mamó un poco y se sentó arriba, mirándolo a la cara 
-Ahora vas a saber lo que es cogerse a un pendejo, viejito- Comenzó a cabalgar la verga de Lucas como si recién empezaran a coger. Se sentaba en el pubis de Lucas y apretaba como para que le entraran las bolas dentro, y, de hecho, estaba tan dilatado y mojado que parte del comienzo del saco le abría un poco la boca del esfínter, luego tratando de cerrar su agujero para dar más placer a Lucas se sacaba casi entero el rabo de su ojete para volver a sentarse de nuevo hasta el fondo. Lucas se había sacado la lotería, el pendejo se lo estaba recogiendo con el culo como nunca un pasivo lo había hecho.
Los 18 cm de David bamboleaban y daban latigazos a la pancita de Lucas que entre el juguito que salía del culo abierto de su nene y el preseminal de la pija de David, era un charco de néctar de placer. Lucas lo llevaba a su boca y con sus dedos le convidaba a David, que entre subida y bajada muy putamente le chupaba los dedos a Lucas como si fueran la más deliciosa de las pijas.
10 minutos, no más, fueron necesarios para que Lucas le volviera a llenar el tanque a David y para que David volviera a besar con su semen el pecho de Lucas
Ahora sí, los dos estaban cansados. David miró el celu, uy las 10 y media! Nuevo baño, beso y raje.
La conexión de internet de Lucas es mucho mejor que la de David, así que ahora, tres noches a la semana, David va a hacer sus clases virtuales de la universidad a casa de Lucas. ¡Cómo se nota que le gusta estudiar!, piensa feliz la madre, viene cada vez más contento de las clases virtuales en casa de Lucas. Para cuando se acabe la cuarentena, tal vez inviten a los amigos de Davi, para que vengan a estudiar en casa de Lucas todos juntos, total, la conexión es buena, la casa es grande...... y la cama también.

2 comentarios - Cuarentena

MaxCalido
Guau q gran post me puso bien hot🌶