El pibe del supermercado

Lucas vivía en Barracas por Montes de Oca, un depa de dos ambientes, para él solo, le bastaba y sobraba. Cuando venía a dormir Mati, su novio, se tenían que cuidar de no ser muy ruidosos porque las paredes eran finas, pero si total él escuchaba casi todas las noches los bramidos más que gemidos de la mina del 5°C, qué problemas había que los demás escucharan los de su novio? Lucas era activo, pero, escuchando gozar a esa mina, hasta le daban ganas que el marido, un morocho por el que no dabas dos mangos, pero que el portero, tal vez puto como muchos porteros, sonriendo socarronamente llamaba el "tres piernas" le rompiera el culo a él. Igual, si bien él no lo andaba publicando, sus vecinos sabían que Lucas era gay.
Hacía ya como un mes que se había peleado con Mati, le había encontrado algunas fotos en el celu muy feliz mamando una pija que no era la suya y por más que Mati, casi llorando, le había prometido cien veces que no lo hacía más, prefirió cortar. Se calentó mal, se deprimió, comenzó a pensar que en el mundo gay no había códigos, que no se podía mantener una relación sería, se empezó a culpar de ser diferente, hasta pensó en comenzar a salir con minas para "curarse", pero lo descartó de inmediato, él era lo que era. Ni ganas de pajearse tenía.
En el barrio habia un supermercado, a una cuadra de su casa, lo de siempre, la china cobrando en la caja, el chino atendiendo en la fiambrería, los dos súper amables y buena onda. Entre las góndolas, el hijo, de edad dificil de saber, pero seguro entre 17 y 20, no más, acomodaba cajas y vigilaba mecheras. Cara grande y chata, piel clarísima, delgado, no muy alto, torso largo, desprolijo, pantalón grande y suelto no dejaba adivinar nada. Lucas iba casi todos los días al supermercado y tenía digamos esa amistad circunstancial que uno tiene con los comerciantes del barrio, pero sólo con la china y el marido. El pibe era callado, siempre serio, apenas le respondía el saludo con una orientalísima inclinación de cabeza. A veces, mientras buscaba alguna cosa en alguna góndola, a Lucas le pareció que el pibe, Lin de nombre, lo miraba, pero apenas él le devolvía la mirada, Lin agachaba la cabeza. A Lucas, el detector de putos que todos los gay tenemos comenzó a darle de tanto en tanto una mínima señal de alerta, pero más de una vez su detector lo había hecho meter la pata, debía estar descalibrado, así que mejor no hacer caso, además, Lin no lo atraía en lo más mínimo.
Esa noche, Lucas estaba preparando su cena, hacia calor y más con el horno prendido, se desnudó y se puso un short amplio, sin nada debajo y una musculosa vieja y agujereada. Como a las 10 se acordó que se había quedado sin vino, y comer una carne al horno con agua, no le iba. Estaría aún abierto? Salió corriendo. La china y el marido ya estaba en la puerta entrando los carteles y los changos de la vereda, Lin atareado dentro. Entró como tromba y se fue directo a la góndola de vinos. Justo le sonó el celular, era Mati que le mandaba foto tras foto de su cuerpo desnudo, y después de cada foto un mensaje que decía "perdoname Luuu". Lucas, con un mes sin siquiera tocarse la pija, al minuto estaba al palo. Trató de ponerse a elegir el vino pero los WP seguían llegando, uno detrás de otro. En la punta de la góndola, los tres chinos parloteaban entre ellos, era evidente que estaban esperando que se fuera para cerrar, pero Lucas, excitado, por cada etiqueta que miraba, miraba una foto, Matias era bellísimo, y recontra sensual, Lucas jamás se había cogido un culito tan lindo como el de su ex, cuando se ponía  la tanga roja era infartante, Mati lo sabía y le mandaba foto tras foto de su cola entangada con la roja. Al fin agarró una botella cualquiera y se fue a la caja. La china no estaba, el marido tampoco, lo habían dejado a Lin para que le cobrara y cerrara el local. Su short no podía disimular la erección que aún le duraba. Lin tomó la botella pero su mirada, no cabían dudas, estaba fija en el bulto de Lucas, de fascinado que estaba no la acertaba con el lector, estaba pasando la botella sin siquiera levantar la gamuza sucia esa con que lo cubrían. Esta vez el detector no había fallado, pensó Lucas. La calentura le reventaba dentro, le dolían los huevos. Por qué no?, ¿condones?, ahí nomás delante de sus ojos estaban las cajitas. Y bueno, en el peor de los casos, cambiaba de super....
-Disculpame Lin, se me hizo muy tarde y te hice clavar-
-No problema-, dijo sin aun darse cuenta que no había levantado la gamuza
-Te gusta, no?-
-No entiendo-
Lucas llevó la mano a su bulto y se lo acarició descaradamente.
Lin puso cara de susto y levantó su mirada por primera vez a los ojos de Lucas.
-Ya vas a entender-, le dijo Lucas, mientras tomaba la mano de Lin y la llevaba a su paquete. Lin no se resistió, sólo miro a la calle por las dudas que hubiera alguien, nadie, Lin sonrió por primera vez.
-La querés?- Lin asintió con la cabeza. De un salto salió de la caja y fue a bajar la cortina del local
Lucas lo esperaba con el short en el piso, Lin se paró frente a él, intentó besarlo, Lucas no lo dejó, lo tomó de los hombros y lo empujó hacia abajo. Eso se entiende en todos los idiomas, Lin se arrodilló frente a los gruesos 18 cm de Lucas y con mirada embelezada comenzó a besar su punta, retiró despacio el prepucio dejando ver el glande grande y húmedo, lo chupó despacito, recorrió deleitado con su lengua todo el borde, bebió las gotitas de preseminal que iban asomando.  Comenzó a tragar el tronco con los ojos cerrados, si se puede sonreir y chupar una pija al mismo tiempo, Lin lo estaba haciendo. Sin arcadas, despacito, sus labios llegaron al pubis de Lucas que, con sus manos en el negro y duro pelo de Lin, estaba gozando como nunca. Se lo empezó a coger por la boca, primero despacio, luego cada vez más violentamente, Lin engullía entre lágrimas todo el palo, su garganta era profunda pero le costaba soportar el va y viene del grueso glande de Lucas.
En un momento lo paró, se incorporó y le hizo señas que esperara. Se quitó completamente la ropa de la cintura para abajo, se apoyó en el mostrador de la caja, miró a Lucas y le dijo algo en chino. No hacia falta entender idiomas, Lucas le abrió las cachas, chiquitas pero bellas, completamente lampiñas y comenzó a ensoparle el agujerito. Lin gemía y decía cosas.
Cuando lo vio apenas dilatado, le apoyó el glande
-No no no, condon, condon- dijo Lin
Lucas estaba demasiado caliente -Qué condón ni que ocho cuartos, tomá chinito!-, "Ayyy", el grito de Lin hizo temblar la cortina metálica.
Lucas lo tomó fuerte de las caderas y siguió golpeando. Con el cuarto empujón casi levanta a Lin del piso y sus bolas oscuras quedaron ya apoyadas sobre las blanquísimas nalgas de Lin.
Lin sollozando decía cosas que por supuesto Lucas no entendía, así que por las dudas comenzó a metérsela y sacársela despacito.
De a poco el parloteo fue acabando y unos suaves gemidos, dulces, femeninos, comenzaron a inundar el amplio local del super.
Lucas gozaba como loco, estaba feliz de haberle hecho caso a su detector de putos, Lin estaba delicioso, su colita suave, tibia, mojadísima, le estaba compensando ese mes entero sin sexo, pero tenía demasiada leche acumulada para aguantar mucho. Lin sintió engrosar la pija de Lucas dentro suyo y se preparó para recibir su tibia carga de semen, empujó su cola contra el pubis de Lucas y segundos despues sintió en su recto el calorcito mientras sus oidos se deleitaban con los quejidos de Lucas.
Debajo del mostrador el charco de semen de Lin, que acabó casi sin darse cuenta, se fue juntando con el semen de Lucas, que se escurría por sus piernas. Qué mejor muestra de concordia internacional?
Esta vez sí, se besaron, se besaron sus bocas, se besaron sus pijas húmedas, y quedaron luego parados frente a frente. Se miraron, se rieron. Los dos entendían lo insólito de la situación.
Lucas ni lo pensó, quería seguir
-Lin, venís a cenar a mi depa y te quedás a dormir?-
Lin se quedó serio, pensando. Tomó el celular, llamó, habló, rió. Lucas lo miraba intrigado
-Chica clienta última tira onda, hoy dormir con ella dije madre. Vamos?
Caminaron las pocas cuadras en silencio, el palier estaba vacío, el ascensor los esperaba. El 5° B los recibió con olor a asado frio. Apenas se cerró la puerta, Lin se prendió del cuello de Lucas y comenzó a besarlo, Lucas lo abrazó con fuerza y sus lenguas se entrecurzaron. Las manos de Lucas bajaron a las nalgas de Lin, apretaron con fuerza esos cachetitos recién cogidos, lo levantó en el aire y así entre besos lo llevó a la cama. Esta vez las ropas volaron completas y por primera vez se miraron los cuerpos, la pija de Lin también era considerable pero sus huevos, comparados con los de Lucas, eran pequeños, su culito, adorable, sus pezones apenas un par de puntitos en su pecho completamente lampiño.
Lin bajó la cabeza y se sonrojó.
-Puedo bañar?, todo día trabajo-
-Sí, dale, vení por acá-. Lo llevó a la ducha le dejó las toallas y sin que Lin se diera cuenta, sobre la tapa del inodoro una tanga y un baby doll negros de los que usaba Maty
Lucas se lavó la pija y se puso unas gotas de Kenzo entre el ombligo y el comienzo de su tupido bosque de pendejos.
-Te espero en la cama!-
-Si si-
Se cerró la ducha y al rato Lin parloteaba vaya a saber qué. Unos minutos después apareció en el dormitorio, hombros para adelante, sonrojado como se puede sonrojar un oriental, las piernas juntas como tratando de ocultar lo que allí había. Lucas no pudo menos que sonreir, seguro que era la primera vez que Lin se ponía lencería femenina. Lucas se levantó y fue a su encuentro.
-A ver Lin?- le levantó el brazo y lo hizo caminar separando las piernas, Lin lo miraba entre avergonzado y pícaro. Por arriba del elástico de la tanga asomaba su pija aún dormida, sus nalgas perfectas, entangadas eran para cogerlo sin parar. Lucas por detrás lo tomó de los pechos y le apoyó la verga dura en el culito, su pecho pegado a la espalda de Lin.
-Que fuerte estás chinito!, te rompería el culo ahora mismo, putito!!!-
-Gusto así Lucas?, querés coger a mi?-
Lucas estaba demasiado caliente, lo llevó al borde de la cama, lo puso 4, lo tomó de la cadera y se la clavó a fondo. El grito de Lin le sonó a gloria, seguro que los del 5°C lo había escuchado. -Tranquilo Lin, ya la tenés toda adentro, ya va a pasar- El chinito dio vuelta la cabeza y con vos compungida y queda le dijo algo en chino, no sabía qué, pero sonaba dulcísimo. Apenas bajó un poco la presión del esfinter de Lin, Lucas comenzó un va y viene despacito, suave, acariciando las caderas, las nalguitas, los costados del torso de Lin. El chinito sonreía feliz, sus mmmm, sus ahhh, comenzaron a inundar el cuarto, ahora sin el miedo de estar en el local a la calle. A medida que Lucas aceleraba, sus gemidos eran cada vez más fuertes, cada vez más y más femeninos, Lin gimiendo era una mujer.
Dejó nacer su ardor de puto oriental, y diciendo vaya a saber qué, comenzó a menear las nalgas, en círculos, hacia atrás, hacia arriba. De pronto, para el desconcierto de Lucas, se desmontó de su pija y comenzó a hablarle en chino. Como Lucas no entendía nada, lo tomó del brazo y lo hizo sentar en el borde de la cama, se puso delante de él, llevó el glande de Lucas a su dilatadísimo agujero y se lo fue clavando, cuando quedó sentado en el pubis de Lucas, comenzó a subir y bajar, casi 18 cm salían de su culo y de nuevo 18 cm de la calentísima carne de Lucas se perdían dentro del prodigioso culito de Lin. Se detuvo con el mastil casi afuera y se lo fue clavando despacito. Cuando estuvo sentado en Lucas, llevó su espalda atrás, Lucas lo rodeó con sus brazos y los dos chicos se besaron apasionadamente. No saben muy bien cómo, pero Lucas lo giró sin sacarle la pija y se incorporó. Lo llevó caminando ensartado primero contra la pared y luego de unos cuantos mete sacas donde casi le entraban las bolas en el culito, lo dejó en la cama con las piernas arriba y completó su obra. Lo cogía con furia, el cuerpo de Lin se zamarraeaba, sus gemidos, más gritos que gemidos, inundaban el cuarto, su pija aunque dormida, había dejado un charco de preseminal sobre sus pendejos, los gemidos se convirtieron en ayes y con una mínima erección, liberó grandísimos chorros de semen. Las contracciones del esfinter de Lin dieron lo que faltaba para hacer acabar a Lucas, que con fuertes ayes vació su segunda carga de semen de esa noche en el culo del chinito. Quedó extenuado, sólo atinó a sacarla y tirarse boca arriba en la cama. En instantes Lin se recostó a su lado, le pasó el brazo sobre su pecho y le dijo "xie xie ni meili", -qué me dijiste?-, -gracias hermoso-, -gracias a vos Lin, sos un putito divino-, -decime "dang fu", -y eso?, -"putita"-, -bueno, dang fu, vamos a bañarnos y comemos?-
Antes de abrir la ducha, dang fu se arrodilló frente a Lucas y le dijo -una dang fu debe cuidar herramienta marido-, se metió la pija de Lucas en la boca, le peló el glande y mamó y lamió hasta dejarla limpia, mala cosa, o buena, porque antes de terminar la ducha, jabonados ambos, Luquitas le volvió a romper el culito a Lin.
Lucas se puso un boxer, Lin eligió una bikini rosa del cajón del placcard que había sido de Mati. Recalentaron la carne y cenaron como los grandes amigos en que de a poco se estaban convirtiendo.
La noche fue deliciosa, con tiempo para coger mas suave, para las caricias románticas, los besos largos. Con el ardor sedado, sin la urgencia de los huevos, había mas lugar para la comunicación de los cuerpos.
A las 7 la luz que se filtraba entre las cortinas despertó a Lucas. Estaba solo en la cama. Sobre la mesa de luz un papelito. "a 6 tengo que estar en super. Llevo puesta bikini rosa. Mediodía llama.  Tu dang fu"
A eso de las 10 Lucas bajó a hacer unas cosas. En el ascensor se cruzó con la del 5°C, que nunca le había dado bola. Esta vez tampoco, pero lo miró de arriba a abajo y se detuvo bastante en su "zona media", jeje. El portero le mandó también una mirada bien socarrona, seguro vio salir a Lin.
Al medio día, cumplidor, llamó Lin.-almuerzo juntos hoy?, yo llevo-
La pizza que trajo se enfrió, pero las sábanas quedaron tibias, Lucas y Dang fu volvieron a unir sus ardores y cerrar ese pacto de deseo entre oriente y occidente.
A la china le costó poco aceptarlo, al marido un poco más, pero ya los dos aceptan que ese extranjero venga al super, a su hijo le diga Dangui y lo salude con un beso en los labios y una mano en la cintura.

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