Cuando le tocó perder a Javier ...

Hola gente ... vuelvo con un relato real para dar fe de mi actividad hormonal adolescente. Espero sea de su agrado.


Javier y yo teníamos muchas cosas en común: el barrio, el colegio, el club, las pajas  y ... su empleada doméstica de nombre Anita.
Ana era una mujer de unos 30 años, casi que nos doblaba en edad, algo rellena de tetas grandes como así también su culo, y limpiaba en la casa de Javier.
Una tarde entró sin golpear a la pieza de mi amigo y nos encontró haciéndonos una paja a manos cruzadas ... se quedó - nos quedamos - helada, sin decir palabra y fue en eso que Javier se levantó (con la pija apuntando al norte) y le rogó que no le dijese nada a su madre.
Anita no paraba de mirarle la verga a Javi y éste, ni lerdo ni perezoso, se le acercó y le agarró la mano llevándosela a su miembro ... la mujer no decía ni hacía nada por evitar la situación, por lo que me acerqué y le tomé la otra mano para que me agarrase la pija. Le dijimos que éramos jóvenes y vírgenes y que nos gustaría que nos hiciese la paja a ambos, que sería un secreto entre todos.
Demás está decir que fue quien nos ordeñó de lunes a viernes durante varias semanas, sin llegar a ponerla: sólo paja y a veces alguna lamida pero sin leche en su boca.

Un viernes que Ana faltó por estar enferma - con lo cual no tuvimos esa cuota de descarga habitual -, estaba esperando a Javier en la esquina de su casa cuando se me acerca un tipo morocho, gordo, que me comienza a contar que venía del parque que quedaba a pocas cuadras de la casa de mi amigo y que se escuchaban gemidos de una pareja que estaba cogiendo. Me decía que qué lindo como la ponían y que alcanzó a ver como cogían en 4 patas, pero que le pareció distinguir que eran dos chicos.
Dicho esto, el tipo siguió camino y quedé caliente como una brasa. Al toque llegó Javier y me dice que vayamos a la casa y que mas tarde salíamos a tomar algo por ahí.
La madre se había ido a una cena y su hermano no estaba, asi que podíamos quedarnos allí y tomar algunas cervezas. Dicho esto, sacó dos latitas de la heladera y empezamos a beber.

Después de unas cuantas latas vacías, le conté lo que me había pasado con el tipo y que la calentura me tenía al palo. Me hizo sentar en la mesa, bajó mis pantalones y comenzó a pajearme lentamente. También bajó sus pantalones y comenzó a fregar su pija contra mi pierna.
La cerveza, el morbo de pensar que eran dos chicos los que cogían en el parque y sobre todo, la calentura nuestra, hizo que le empezase a acariciar las nalgas. Él  movía las caderas y riéndose hablaba como una nena. Salté y agarrándolo del cuello hice que se tendiera boca abajo sobre la mesa. Javier no opuso resistencia, solamente reía de manera contagiosa, y pasando mi verga de arriba a abajo por sus nalgas, le apunté al hoyito y calzó la mitad de mi pija de un solo envión.
Javi puso su mano sobre mi vientre, frenando mi embestida ... quedé quieto unos segundos y cuando retiró su mano, empujé haciéndola entrar hasta los huevos.
El dolor hizo que se moviera y apretara mas mi verga dentro de su culo, y acomodando una de sus piernas sobre la silla me pidió que no parara de moverme.

Acabé como hacía tiempo no acababa, llenando su cola con mi jugos ... 
Mi calentura duró más que eso: sin sacarla en ningún momento, empecé a cogerlo por segunda vez, acabando 20 o 30 minutos después.
Javier caminó como pudo hasta el baño a lavarse, lo seguí con mi pija todavía goteando, y sentado en el bidet, me confesó que siempre había querido probar que se sentía ser penetrado, pero que esta era la primera y última vez que lo hacía. ..Nos reímos y luego de higienizarnos nos fuimos en busca de cerveza.

Las pajas cruzadas y las sesiones con Ana continuaron durante mucho tiempo, pero nunca más pude cogerme a Javier. El destino me tendría preparada una sorpresa con su hermano.
 

6 comentarios - Cuando le tocó perder a Javier ...

luismiguelito78
Buenísimo!!! esperaremos la sorpresita con el HermanoCuando le tocó perder a Javier ...
ffll22
que linda relato como me calento que ganas de pija tengo