Mañana Campestre

Las rutas santafesinas son mas bien solitarias y hay gente que hace dedo para ser llevada de un punto a otro. Una mañana debí partir hacia el centro de la provincia y fui despacio.
La noche anterior había cogido duro con mi esposa, pero como siempre, me quedo sin poder decirle cuanto deseo que se ponga un arnés para que me penetre. Amo chuparle la concha, esas tetas hermosas y enormes por donde meto mi pija para cogerle las tetas... pero amo de vez en cuando chupar una buena poronga... agarrarla y pajearla...
En eso veo alguien que hace dedo. Era un muchacho. Morocho, vestido con indumentaria de campo. Lo levanto. Me dice que iba al campo donde trabajaba, como a 30 km. Fuimos hablando de cosas, hasta que vimos una travesti parada. Casi desnuda. Paré y le pregunté cuanto cobraba. No arreglamos y seguí camino, pero ya super excitado y mi mano derecha ya empezando a hacer su tarea masturbatoria.
El chico no hacía nada, pero pude ver como espiaba, así que saqué la poronga y comencé a pajearme delante de él. El hizo lo mismo, pero su chota era algo fuera de lo común. Hermosa, larga, coronada por una selva de vello. Dudé bastante, pero mi mano decidió ir hacia allá y comienzo a recorrer aquel mástil de carne.
Pero quería mucho más, por lo que le pregunté sobre algún lugar. Me indicó una arboleda cerca de un arroyo. Fuimos allí y nos bajamos del auto. El quedó sentado, con los pantalones bajos. Yo me desnudé completamente y comencé a chuparle la pija. Me subía para comerle la boca. Yo estaba fuera de sí, pero el chico también se encendió y me pidió meterse en su boca mi pene, para lo cual nos montamos un 69. Sus dedos se metían en mi ano, mi mano acariciaba sus testículos y mi boca estaba toda ocupada por esa tierna chota. Me di vuelta y mi cola quedó a merced de ese tubo. Por dios, se abría camino en mi ojete como una espada de fuego, y quería que allí se quedara, pero el hijo de puta me pegó una cogida imborrable. Acabó sobre mi cola y mis huevos, a lo que pasé mis dedos y me chupé la lechita.
Luego quedó lo mío. Le comí la boca una vez más y le mandé mi verga para que me la chupe hasta acabar. Lo hice y nos dimos un beso lleno de semen. Luego nos metimos desnudos en el arroyo. Nos acariciábamos y yo esperaba que esa pija se levantara otra vez...

Mañana Campestre

3 comentarios - Mañana Campestre

sexpirata
divino relato

pasa por los mios