Samy, un trava inolvidable

Otro domingo perdido, Lucrecia, mi novia de turno, había tenido una ataque de celos esa tarde gracias a una amiga por demás de sugerente y simpática. Había logrado que discutamos casi una hora y media en donde se veía, la que fue luego, una inevitable separación.
Con bronca salí de su casa, apague el teléfono, deje mi moto en una cochera cercana y decidí caminar por el centro de la ciudad de Santa fe, hacia frío, el frío normal de un otoño irrelevante, así que ver un par de piernas descubiertas atrajo mi atención decididamente.
Ella era hermosa, merecedora de cada letra de esa palabra, camperita de cuero ajustada y cerrada solo hasta el comienzo de sus pechos que se dejaban imaginar bajo una blusa por demás escotada. Tal vez hayan sido mis ganas o la excusa que siempre espero, pero juraría que me había lanzado una mirada desde la vereda de enfrente. Era un espectáculo ver su minifalda azul tan cerca de una cola divina, de esas que ponen al palo hasta los músculos de los parpados.
Hasta ahí no había reparado en las otras miradas que robaba su presencia altamente erótica incluso un auto freno cerca de ella y la llamo, primero con luces y luego con bocinazos pero al ver que ella no hacia nada pensé que en realidad no estaba prostituyendose como comenzaba a pensar
Cruce de vereda a comprar un Marlboro de diez en un kiosco a metros de ella, tenia todavía cinco en el atado pero nesecitaba tiempo para pensar en como hablarle ( ya tenia decidido hacerlo) y también compre dos bonobones, de pelotudo nomás.
Saque mi celu y fingí escribir sin sacar la mirada del la pantalla en curso de colisión hacia la despampanante figura. A poco menos de un metro de ella me freno de golpe levantando la cabeza y haciendo como que recién la había notado. Sentí arder de deseo cuando la vi.
Su pelo, su cara, sus ojos eran las de una diosa, pero de esas diosas de película porno, su mirada insinuante y su boca… Que boca! explote de calentura al ver esa boca, sus labios cuidadosamente pintados no hacían mas que sacar interminables ratones de mi cabeza
- discúlpame, casi te choco, no me insultes antes de tiempo - le dije, deseando con toda mi alma escucharla
- no hay drama, a veces me pasa lo mismo, nada mas que siempre piso mierda de perro o meto la pata en el agua .
Cuando la sentí hablar quede congelado. Ella era un el, una travestí, una terrible e infernal travestí. Movió mi libido de tal manera que se borro mi vista periférica y sentí temblar mi pija de excitación.
- Tomà – y le di uno de los bonobones que tenia – así no te enojas – le dije.
- Bueno gracias lindo – lo dijo en el inconfundible tono provocador y luego agrego – lo que me enoja de verdad es que el cole no viene.
Vi mi oportunidad, era tan fácil como un sueño lucido de los que uno no quiere despertar.
- yo tengo la moto en una cochera cerca de acá, si queres te arrimo, vas muy lejos? – me di cuenta tarde de la obviedad y el doble sentido.
- Me vas a arrimar? Jaja vivo cerca del monumento a Monzon, me vas a arrimar hasta allá? jajá.
- Jaja, bueno te acerco quise decir, jaja. Tomà otro bonobon. - yo decididamente parecía un pavote, pero con suerte
- Que vas a darme cuando se te acaben los bombones? Es mas, veo que no dejas de agarrártela.
Era verdad, no me había dado cuenta, me estaba agarrando la pija como un depravado, lo que provocaba en mi era demasiado, al punto de parecer un maniático sexual reprimido. Fuimos caminando unas cuatro cuadras hasta la cochera, hablando de boludeces, supe que se llamaba Samantha y le decían Samy, que también le llame su atención, y seguimos provocándonos casi en cada frase. Que bello era verla caminar, saber que era un vago en realidad me calentaba a cada instante. Deje caer las llaves en un acto de torpeza y nerviosismo, ella rió y se agacho a juntarla enseñándome la ricura de su cola, ya no podía controlarme mas y apoye me mano sobre su cintura perfecta mientras mi pija latía estrepitosamente. Fuimos caminando sin sacar las manos de su cintura hasta mi moto y al llegar la gire bruscamente en mi arrebato y la bese, lo bese. La fogosidad del beso se apodero de mis manos completamente con destino a su cola, y acaricie, y apreté esa cola levantando su minifalda. Los pechos parecían estar formados para mi lengua y compartían mis caricias que bajaban hasta las nalgas apretando siempre la curva de su cintura. Quede apoyado en mi moto y mis manos en la turgencia de su cola ahora adornada con una tanga blanca la cual la hacia mas majestuosa. Ella no dejaba de besarme y sus manos encontraron rápidamente mi verga que se hacia notar en el pantalón.
- que cola tan hermosa tenes, quiero comértela toda , cogermela y después volver a comértela. Como me gustaste, apenas te vi quise cogerte.
- uuuf, que buena pija amor, como estas de duro, quiero metérmela ya en la boca, cojeme la boca primero amor.- escuche esa palabras, la calentura marcaba cada segundo, y yo ya estaba entregado al placer de sus labios.
Nunca me importo, ni siquiera pensaba en la posibilidad de que entrara alguien mas a la cochera, pero sucedió que una señora decidió sacar su auto y claramente escuchara los embates de la lengua golosa. Note que nos observaba, no me importo y a Samy tampoco, veía como se masturbaba a medida que me la chupaba de una forma incontrolable, mis ojos en blanco, el placer era inmenso. Terminé llenando de leche la boca que tanto placer me dio, me miro a los ojos y se la trago sin dejar rastro solo para verme retorcerme de incontrolable desenfreno sexual. La señora ya no estaba, habían pasado casi cuarenta minutos y me parecieron tan pocos.
- Que hermoso pete divina, sos una hembra total. – le dije tomando aire y viéndola a la cara
Fue el mejor cumplido que pude hacerle. Llego hasta mi boca con un beso sublime, como una colegiala enamorada a la vuelta del colegio. Noté ternura en sus ojos por un momento.
- De verdad me vas a llevar a mi casa? - me dijo, sabiendo lo que haría después
El trayecto hasta mi casa fue un desafío a la voluntad, sentía que volvía a acariciarme el cuello, la nuca, buscaba mi pecho y bajaba hasta posarse en la nuevamente en mi pija. Había logrado con esa danza de su mano que me calentara nuevamente y sentía muchas ganas de frenar en cada esquina oscura, en cada espacio vacío, en cualquier lugar donde pueda tenerla nuevamente. Mi casa aun estaba un poco lejos.
Cuando por fin llegamos me controle para eternizar los momentos, baje las luces y ella busco en mi equipo de música una emisora con un agradable sonido, nunca supe cual era. Fue entonces cuando comenzó un baile que nunca me permití olvidar, nunca vi a alguien sacarse una simple campera de esa manera, la cadera se movía armoniosa y sensualmente al tiempo que se sacaba su blusa y dejaba ver con un pequeño saltito la belleza de sus pechos mientras que yo volvía a excitarme de una forma alocada.
- te gusta papito, mira las tetas que tengo para vos y ese pedazo que tenes, dale, pajeate adelante mío que me gusta verte como te calentas – yo obedecí prácticamente ganándole de antemano
siguió moviéndose lujuriosamente, esta vez, volteándose para levantar poco a poco su minifalda. Esa luz tenue hacia de su cola tan deseable que no pude aguantar un segundo mas y me incline a acariciarla.
- para ansioso! Mírame hoyito, acordate que dijiste que me lo ibas a comer todo – llevo sus dedos a la boca y lleno de saliva todo el show – te gusta así de mojadito?
Mi chota estallaba, eso era demasiado.
- veni, quiero abrirte el orto en este mismo sofá, quiero cogerte toda y bañarte en leche, me calentas tanto puta divina. – eso encendió sus ojos de gata en celo.
- Ayy papito sii, comeme, rompeme lo que quieras, esta noche quiero ser una bien puta. – y se me acerco dando saltos juguetones hacia atrás.
Entre en un desenfreno abismal, pasaba mi lengua una y otra vez por su cola, metía mi lengua hasta donde podía en su agujero, apretaba sus nalgas con mis cachetes, arremetía mi pasión ante semejante culo. Ella gemía, gritaba por momentos, agarraba mi cabeza y empujaba mas hacia adentro de ella.
– Huuuuuyyy , ahhhhh, comeme toda.
– Te gusta puta? La lengua en el orto te vuelve loca no? Acomodate así – y nos pusimos en 69. Aun deliro de recordarlo
Mis gemidos, los suyos, el placer sonoro que envolvía esa pequeño living, la forma de chupármela, su movimiento. Su pija golpeaba débilmente en mi pecho, me incomodaba pero no podía dejar de tener esa cola en mi boca, era como una obligación.
- te chuparía la verga toda la noche, esta tan rica – me dijo y luego se la volvió a meter – y caliente. Rompeme el orto no aguanto mas.
Se acomodo frente a mi, su cola me había hecho olvidar por un momento de las tetas exuberantes que tenia, me pareció casi un pecado así que me las lleve a la boca casi de inmediato mientras sentía como penetraba mi pija en su cola de ensueño.
Las poses fueron pasando, sus nalgas golpeaban mi pelvis al ritmo del sexo.
- ahhh si, como coges macho, ahhh cojeme duro hijo de puta, agarrame las tetas, dame rápido así.- cada cosa que decía me acercaban mas al orgasmo, me tiraban hacia el delirio.
- Esta viniendo la lechita, te la vas a tragar?- le avise.
- Siii, en mi cara acabame, acabame toda la boca, toda.
Los chorros de semen salieron ansiosos buscando la boca pero también se encontraron con su cara, de la que ya no quedaba nada de maquillaje, solo la leche mas caliente del momento. Tomó y pasaba sus manos por su cara para chupársela, yo seguí, pajeandome, buscando mas leche que cayera esta vez sobre sus pechos, frote mi pija por todos lados y me senté. Vi una postal que jamás se borrara, la de ese trava brillando de leche diciéndome – te puedo volver a visitar?

3 comentarios - Samy, un trava inolvidable

tov6699
wouuuu buena experiencia!
hernest1735
existe esa muñeca sino igual es como que me la base h culie toooda