Cumpleaños aburrido

Acá les dejo una historia, la novelé un poco, pero a grandes rasgos sucedió tal cual, hace un tiempo largo. Claro que están cambiados apodos y nombres.

Eran pasadas las 3 de la mañana. La mayoría se había ida ya. Nos quedamos cuatro tocando la guitarra, tomando las últimas cervezas y aburriéndonos, con sueño, pero ninguno amagaba irse.
Habíamos bebido un poco de más pero ninguno estaba tan fisurado. Nos quedamos: la cumpleañera y dueña de la casa, Tatiana, una chica de ojos claros, flaquita, pelirroja y de lindas tetas, y nosotros tres, compañeros de la cursada en la facu con ella. Uno de nosotros, que todos llamaban “Rosca” (vaya uno a saber por qué), el más grande, con algo de Gym y el culo parado, de ojos verdes y rulitos, hacia un tiempo que estaba enganchado con Tatiana. El otro, Dante, flaco y de pelo por los hombros, medio stone, estaba un poco fumado. Pero ninguno se las tomaba.
Dante, con los ojos colorados y un poco cerrados, largó: “que palme, si jugamos a algo”. Rosca, lo miró fijo. Para sobrarlo, solamente largó: “si… a ver quien escupe más lejos”.
En menos de un segundo Dante miró a “Rosca” se inclinó hacia Tatiana, ella me miró y yo, la verdad, no sabía si reírme o salir de ese antro de locos trasnochados.
Esperaba que “Tati” los mandara a la mierda al grito de “¡Machistas!” Pero a la flaca se le iluminó la cara y lanzó, “Yo digo quien gana”.
Rosca acotó por lo bajo “falta el incentivo”.
“Te oí” dijo Tati. Dante, agregó: “ya que estás tan organizadora, buscá un disco”.
“Pero eso es de carreras de caballo” acoté
“Acá sería argolla como en el Pato” dijo “Rosca”
Acto seguido, Tati, con un piolín de atar las pizzas que pidieron por la noche, organizó una raya en el piso. “Acá, se paran los tres” y señaló el territorio opuesto al lado de la habitación donde ella estaba parada.
“Cuál es el premio” pregunté con una risa nerviosa.
“Y… según lo que vea, aunque algunos ya conozco por ahí los incentivo” mandó Tati.
Rosca nos obligó del brazo a Dante y a mí a pararnos detrás del piolín. Tati se acomodó en el suelo a una prudencial distancia nuestra y enfrentándonos. Se abrió de gambas y empezó a tocarse sobre la tanga roja.
Yo me puse a la derecha de Dante y Rosca a su izquierda. Dante ya la tenía parada y se le notaba.
“Vos, Dante, primero” Se abrió la bragueta y empezó a lustrarse una pija normal. Peló Rosca una verga venosa y ya hinchada. Yo me bajé los lienzo y empecé a tocarme sobre el boxer pero la pija ya se me quería salir. Hacía mucho que no la tenía tan dura sin que me hubiera rozado ninguna mina.
Dante miró la pija de Rosca y mi bulto. Yo no podía sacar los ojos de las pierna de Tati. Ella se sacó la bombacha y nos enseñó la meta. Se metía los dedos de a dos y ya estaba húmeda. El Rosca la miraba y se pasaba la lengua por los labios. “El orto” dijo Rosca. La otra le hizo que no con la cabeza. Con una mano se acariciaba la concha y con la otra se estiraba el pezón derecho que había asomado afuera de la musculosa que tenía puesta.
Dante se hacía la paja con la mano derecha y estiró la izquierda hasta la pija de Rosca. Nadie dijo nada.
Lo empezó a pajear y el otro le decía despacio “Mas rápido”
Dante acabó mientras Tati gemía. No llegó muy lejos, a unos centímetros del piolín. Pero Rosca tiró (con la ayuda de Dante, que unos instantes antes de la escupida lo soltó) un chorro a más de 15 cm de la línea. Después de Rosca acabé yo. Salí segundo.
Dante lo miraba a Rosca. Éste se limpió un poco y le dijo: “chupala”
Tati se meó en el piso del placer y le dijo a Rosca “terminala machista”.
Eran más de las cuatro de la mañana.

5 comentarios - Cumpleaños aburrido

Alberserr
Vos! Para lo próxima debes mejorar la redacción y la congruencia, no se entendió mucho...
dedevoto +1
Relato raro eh, malo no, RARO...
rodo_puente +1
hardcore de leer, digamos que tiene un estilo diferente a toda la ganzada común.
Me gusta.