(Relato) 3era parte: El secreto de los amigos

Tres días después nos encontramos de nuevo en el cumpleaños de Nahuel, un amigo en común que tenemos. Al principio estábamos distantes, cada uno en la suya hasta que me tocó sentarme al lado de él. Nos pusimos a hablar tonterías y la tensión que había se fue diluyendo. Terminamos abrazados cantando karaoke.
Al otro día me invitó para ir a la playa, me pasó a buscar de tarde en su Wolsvagen gol. Fuimos escuchando rock todo el camino y recordando momentos de cuando íbamos al liceo. Cuando llegamos se quitó la remera y empezó a correr hacia el mar. A mitad de camino se detuvo y volvió: No me puse bronceador - me dijo. Sacó un spray de la mochila y se comenzó a rociar. En un momento me lo da y me dice: No llego a la espalda, me pones? Le he puesto bronceador en la espalda mil veces, pero esta vez era distinta. Traté de hacerlo lo más rápido posible y por alguna razón mis manos estaban bastante torpes. Se da vuelta y me dice: Te vas a poner vos? Asiento con la cabeza y me quito la remera. Me paso en el pecho, los brazos las piernas y llega la espalda... le devuelvo el bronceador. Fede se pone detrás y me rocía bastante. Comienza a pasarme suavemente por los hombros, luego baja por la columna. Él nunca lo había hecho de esa manera, es más siempre me hacía chistes o cosquillas pero ahora estaba callado como concentrado en lo que hacía. Esas manos lubricadas que tocaban mi cuerpo comenzaron a alimentar fantasías que se me venían a la mente. Cerré los ojos e intenté controlar una erección. Fueron segundos pero para mí fue eterno. Cuando termina me dice:

-Te pasa algo?
Abro los ojos y lo tengo delante de mí.
-No, nada por? le respondo.
-Ah, porque tenías una cara de dolor. Vamos al agua?
- Dale.

Ya en el mar empezamos a jugar como si fuéramos niños. Hacíamos competencia de nado, quien aguanta más debajo del agua, a saltar en los hombros del otro, la estábamos pasando genial. En un momento lo empecé a provocar tirándole agua en la cara:

- Estas bien de vivo - me dice en tono de broma - me lo haces una vez mas y te dejo hundido en la arena.
- Vos y cuantos más - le respondo.
- Ah mirá, tenes huevos para decirme eso.

Y se me tira encima. Empezamos a luchar y en un momento el me termina abrazando por detrás atrapando mis brazos, su pija queda bien apretada contra mi culo. De nuevo se me vienen a la cabeza esas imágenes y no puedo contener la erección. Me aprieta cada vez más fuerte y yo ya no ofrezco resistencia.

- Ya te rendís? - Me dice en tono burlón.
- Si - le respondo.
- Que debilucho que estas. Te vas a calmar o me vas a seguir tirando agua en la cara?.
- Me voy a calmar.
- Ah me parece bien.

Me suelta, se ríe y me tira agua en la cara. Yo me alejo un poco intentando bajar el misil a punto de estallar que hay en mis pantalones.

Volvimos a la arena después de un rato. Fede no deja de mirar mujeres que pasan, yo por mi parte volví callado y sumido en mis pensamientos. A todos los comentarios de él le digo que si con la cabeza y hago que lo estoy escuchando. Del bolso saca un porro y lo enciende.

- No lo dejás nunca, lo llevas a todas partes - le comento
- Jaja, me gusta relajarme - me responde - Me abre la mente y me deja pensar con más claridad.
- Te deja bobo.
- No, no creas. Tal vez risueño.

Pensar con más claridad? que me habrá querido decir con eso? - pensé. Mi cabeza es un nido de ratas en este momento. Tal vez si...

- A ver, dame un poco - le digo.
- Fumaste alguna vez?.
- No, nunca.
- Me estas jodiendo. Pensé que lo habías probado por lo menos.
- No, jamás. Y si te dije que si, te habré mentido.
- Bueno tomá.

Las primeras pitadas no me hicieron nada, no me sentía más relajado. Ya al final del porro si, estaba más risueño. Hablábamos mucho de repente y luego nos quedábamos callados como reflexionando, cada uno pirando en su mundo. Tenía la sensación de que la playa se había transformado en una isla, que todos los que estábamos allí habíamos naufragado alguna vez y ya nos habíamos acostumbrados al hecho de que estábamos varados. No había tecnología, no había herramientas y teníamos que sobrevivir de la caza y la pesca. Fede me toca el hombro y rompe mi ensueño. Lo miro y se está riendo, me río yo también y le digo:

- De que te reís?
- De vos - me dice - Y vos de que te reís?
- Me río porque te reís vos.
- Estas pirando mal. Vamos al agua a refrescarte.
- No, déjame así. Tengo miedo de hundirme, digo ahogarme.
- Pa, estas mal mal. Y ahora que hago con vos? Como te llevo hasta el auto?
- Tampoco estoy borracho, puedo caminar.
- Te voy a tener que llevar a caballito.
- Vos siendo mi caballo?.
- Yo soy tu caballo. .

Me quedé en silencio un rato, con la mirada perdida en el mar. El ruido de las olas golpeando me era hipnótico. Me codea Federico y me pasa una botella con agua. En cuanto me la da se vuelve a tentar de la risa. Seguramente tenía alguna cara en especial. Doy dos sorbos y vuelvo a mi mundo. Pasa el tiempo y voy bajando a tierra. La realidad se hace cada vez más presente. Fede saca de la mochila unas galletitas y las comienza a devorar.

- Esa mochila es mágica - le comento - Que no tenés en ella?
Sin mirarme y sin dejar de comer me responde:
- Condones. Los dejé en casa.
- Que no te agarren desprevenido no? - le replico

No me responde nada, solo encoje los hombros. Nos quedamos un rato más allí, comiendo y contemplando el mar. Cuando bajó el sol juntamos las cosas y volvimos al auto. Ya dentro me dice:

- Como te pegó ese porro eh?
- Realmente te hace pirar, y te da mucha hambre después.
- Por eso siempre llevo algo dulce para el bajón.

A la vuelta casi no hablamos, puso música tranquila y cada uno iba concentrado en si mismo. Cuando llegamos a mi casa me dice:

- Que te diría tu madre o tu papá si saben que fumas porro?
- Creo que nada, mis padres son bastante abiertos con ese tema.
- Si, abierto con los demás, pero con vos?
- No creo que haya drama, mientras no me pase para otras drogas. Y en tu casa qué onda?
- Viste lo que son mis padres, son muy pro para algunas cosas pero para otras están muy atrasados. Cuando me encontraron fumando cigarrillo una vez me dieron terrible discurso.
- Pero tu mamá fuma.
- Y bueno, son esas cosas que te descolocan, no tiene autoridad para decirme si fumar o no, pero aún así lo hace.
- Supongo que allá en Argentina, lejos de tu familia, te sentís mas liberado no?
- Si, más o menos. No tengo el gran ojo sobre mi espalda, me puedo equivocar sin que me estén sermoneando. Me puedo dar el lujo de probar cosas nuevas, como el porro por ejemplo. Más que nada hablo por mi padre, es el que más me rompe los huevos. Es terrible tipo, pero hay veces que es un sargento en persona. Me da consejos casi autoritarios.
- Supongo que lo hace porque no quiere verte mal. Sos el único hijo.
- Si es lo entiendo, pero no se da cuenta que jode.
- Y porque no se lo decís?.
- No lo va a entender yo lo conozco. El quiere que yo sea el hijo perfecto, que me reciba de ingeniero que me case y le dé nietos, mientras más mejor. Y no sé si quiera eso. Tal vez quiera joda toda mi vida.
- Vos decís las presiones.
- Claro, soy el hijo único. Entiendes? Tienen depositado toda su energía y expectativas en mi. Por ejemplo si el día de mañana le digo que dejo la facultad seguro se me arma tremendo problema en casa. Si bien es cierto que estoy lejos y que tengo "libertad", hay cosas que van más allá, son estas presiones.
- Decís que no sos libre nunca?
- Nadie es libre - se ríe - No me quiero poner filosófico ahora, pero así lo siento.
- Y cuando fumas porro?
- Y es un engaño macho, es como taparse los oídos para no escuchar. Pero no lo puedo hacer para siempre.
- Y como serías ser libre? Como serías vos?.
- No importa, otro día hablamos bien.
- Bueno Fede, que descanses. No sé qué decirte, no te pongas mal.
- No pasa nada, está todo bien. Son cosas que están en mi cabeza ahí flotando. Gracias por escucharme amigo.

Llegué a mi cuarto y me senté en la cama. Nunca lo había visto así, tan expuesto. Si bien es mi mejor amigo y se casi todo de él, nunca me había imaginado que estaba tan presionado. Siempre me pareció un tipo que estaba contento con su vida, jamás me dio una pista o por lo menos no supe verla. Me puse a pensar que al final no lo conozco, que la imagen que tengo de él ya no es válida, ya no somos aquellos adolescentes que no pensaban en nada y vivían en las nubes, sino que somos adultos y desconocidos.
Se me viene a la mente la paja que nos hicimos juntos cuando teníamos 13 años. El se quedó a dormir en casa esa noche, ya era tarde y estábamos sentados en la cama los dos solos en el cuarto a media luz. El había traído un mazo de cartas de poker con mujeres desnudas. Las empezamos a ver y elegíamos las mejores. La calentura era evidente y se me empezó a parar, lo miro y a él también. No se aguantó más y se empezó a manosear sobre el boxer: se le notaba una tremenda pija bien dura. Me empecé a poner ansioso y más caliente, una sensación extrañísima. No me aguanté más y le dije:

- A cual te cogerías primero?
- A la morocha - me responde rápidamente - sin dudar a ella primero.
- Y como te gustaría cogerla?
- En cuatro.
- Y a cual más?
- A la rubia tetona. A esta la parto al medio.
- Esa rubia tiene cara de puta. Seguro le gustan las grandes.
- Si
- Cuanto te mide a vos?
- 17. Y de grosor 4. Vos?
- 16 y de grosor 4 también. Pero la mía es bien cabezona. La tuya también?
- Si
- A ver mostrame.

Fede se mete la mano y saca su enorme pija, bien cabezona y húmeda. La sostiene por la base para mostrarme lo larga que es. A ver la tuya - me dice mirándome el boxer. Le muestro mi pija, un poco menos cabezona que la de él. La mira detalladamente y me dice:

- Al final yo tengo la cabeza más grande, mirá compará.

Acerca su glande al mio y lo pone frente a frente. Luego lo choca y mira las diferencias. Sentir su pija calentita chocando con la mía me la hacía poner más dura. Me animé y le dije:

- De grosor andamos ahí ahí. Somos iguales.

Acerqué mi mano hasta la mitad de su pija, la agarré haciendo un anillo como para medir la anchura. Luego medí la mía. Eran casi iguales. Me animé a más, hice lo mismo pero con su cabeza y sin sacar la mano bajé de la suya a la mía ya que estaban enfrentadas.

- Todo esto me sacas de cabeza - le dije
- Si.
- Estoy re caliente me voy a pajear,
- Yo también - me contesta.

Nos sentamos nuevamente en la cama, de espaldas a la pared. Cada uno agarró una carta y nos empezamos a pajear. Yo lo hacía y lo miraba, le miraba la pija. El hacía lo mismo. No sé si era por competencia para acabar primero o por que le excitaba o las dos cosas, no lo sé. Empezó a respirar mas agitado y se acabó. Tres grandes chorros le cayeron sobre los abdominales. Al ver eso me acabé enseguida.


Continuará...

8 comentarios - (Relato) 3era parte: El secreto de los amigos

EnTrampa2 +1
Se me puso linda para pajearla pensando en vos y en el relato
(Relato) 3era parte: El secreto de los amigos
cientificus
Jaja muchas gracias. Ponele la cara y el cuerpo que quieras a mis personajes. Usalo para la inspiración que quieras. Un saludo Y gracias por leer mis post.
jomatob
muy bueno!!! gracias por conpartir!!!!
dedevoto
Muy buen relato man!!!
sirgaby
Como me calientan
vascongada16
EXCELENTE ESTE RELATO. REDACCIÓN Y DETALLES PERFECTOS COMO ME GUSTAN LEER.