Calenté la previa con él, esperando a que llegue Cristian

Estaba aburrida en casa, con el aguinaldo encima, y ganitas de...
Decidí esta vez probar con uno de esos chicos que vienen por dinero, que como le pagás, podés elegirlos y además no te hacen problema por tu forma de vestir (quería algo YA!!).
Como era temprano, cité a Cristian para dentro de tres horas (a las 11 de la noche sería ideal), y eso me dio suficiente tiempo para montarme bien, elegir la ropa más adecuada (me encanta la lencería que se mete bien en la cola, de tal manera que no se ve si tenés ropa o no...).
Me puse una tanguita negra, unas medias de red (las de red son mis favoritas), y un corpiño con relleno porque no tengo muchas tetitas, jaja.
Arriba un vestido rojo que me ajusta al cuerpo, y que la parte de abajo termina justo donde finaliza la curva de mis nalgas... un placer.
Me puse una peluca rubia, y usé un lapiz labial rojo fuego, y me maquillo los ojos y el rostro de tal manera que los ojos me quedan tipo "gata".
Me miro al espejo y, modestia aparte, me exitè de solo verme, estaba hecha una perra con esos estiletes que me hacen más alta!!!!
15 minutos antes de la hora suena el timbre. Cabe aclarar que yo vivo en un departamento tipo casa, donde somos solo 2 vecinos (solo hay dos departamentos), pero ambos con entrada independiente, con dos puertas pegadas.
Bajo la escalera y espio por la mirilla, veo a Cristian (yo no lo conocìa, pero lo que vi me gustó, un chico de 1.70 de alto, morocho, 25 o 27 años... que más decir, que se me hace agua la boca, jaja.
Abro y dejarlo hablar le digo "Hola, Cristian?" (tratando de poner la voz más femenina posible, y haciendome la gatita, jajaaja. Me mira desconcertado, con una bolsita en la mano con empanadas... Se ríe con timidez y me dice: "no, soy de la pizzería" (ahí supuse que, como tantas otras veces, confundían mi puerta con la de mi vecina, y tocan mi timbre en vez del suyo). Como en esa "sonrisa tímida" me pareció ver algo que le atrajo, le dije vení, pasá, que dejé la plata arriba". Primero no quería, y me decía que esperaba abajo, que no tenía problemas en esperar. Yo lo agarré suavemente de la mano y le insistí, a lo que mucho no se resistió.
Cerré la puerta del lado de adentro, y lo miré fijo, le sonreí, él se sonrió (con esa timidez y nerviosismo de la que hablé) y hubo unos segundos de tenso silencio.
Me acerqué a su cara como sonriéndome, él corrió suavemente la boca hacia un lado (ahí dudé), pero suabemente rocé mi nariz contra su cachete y lo agarrè de la mano (si no respondìa dandome un golpe o de mala manera... me lo llevaba para arriba).
Así fue, si bien no acercó su boca a mi, se dejó llevar hacia arriba, pero antes me dijo, tengo que volver al trabajo (no se si fue excusa o cierto), por lo que decidí, si él seguia mi jueguito, ver que podíamos hacer en poco tiempo...
Ya en la cocina (no entiendo todavía por qué se negó rotundamente a ir al cuarto), me acerqué nuevamente a él (claramente era muy chico, o bien no habia tenido experiencias así, ya que siempre tuve yo la iniciativa, y él siempre nervioso y tímido... pero estaba bárbaro, era un terrible chongo, jajajaja). Decía, ya en la cocina me acerqué y otra vez esquivò mi boca, con lo cual no me preocupé, porque con mi mano ya estaba acariciando su bulto y a eso no le dijo que no. Metí la mano dentro del calzoncillo y empecé a ver su reacción. Él cerró un poco los ojos, y su pija empezó a crecer de a poco.
Le di un suave beso en el cacheque, y bajé directamente hacia esa pija todavía blanda.
Yo a esa altura (no se si producto de la imaginación o de mis ganas de que me hagan sentir como perra) quería comerme toda su poronga. El se terminó de desabrochar su pantalón, lo bajé despacio, y me dejó ver su pija, no era muy grande, pero a esa altura, que la mía ya quería asomar por el costado de mi tanguita, mi cola estaba latiendome, y mis tetitas duras... lo único que hice fue metermelo en la boca y empezar a succionar. Creció enseguida y de repente, para mi gran gusto, tenia toda la boca llena de esa pija maravillosa, era muy suabe, y a la vez el preseminal exquisito, lo chupè con gusto, lo pajeaba mientras él gemia suavemente (chuparla es una de las cosas que me facina hacer, de poder, me quedaría largo rato haciendolo, más, porque me excita tratar de adivinar cuando mi macho va a acabar. Yo les pido que no me avisen, y aveces, de glotona, terminan en mi boca, jeje).
Lo pajeaba fuertemente y succionaba toda su cabeza. Lo que màs el gustò fue cuando hice que su glande toque mi garganta, ahì si que largò un "si linda, si!!!!". Escuchè eso y decidì que este lindo pendejo debìa tener un lindo final.
Tomè aire, dejé de lamerle los testículos, cosa que me gusta jugar con ellos dentro de mi boca, mientras con mi mano masajeo suavemente la pija; me metí esa poringa en la boca y le di ritmo constante. Enseguida siento que me dice "cuidado", advirtiendome de algo... Hice caso omiso, y prosegui a seguir abosorviendo su miembro.
No pasó mucho más que llegó el gran final, justo cuando le estaba haciendo bien profunda, siento el chorro que inunda mi boca. La verdad que si bien me encanta demasiado saborearla, ese chorro tan adentro me hizo dar una pequeña arcada, que la discimulè lo mejor posible. Me saquè un poco de pija de la boca, pero dejando la cabeza adentro lo suficiente para que siga acabando, y "no ensuciar nada de mi vestido ni su calzoncillo".
Luego de terminar, le mostré mi lenguita llena de lechita, cerré mi boca y la tragué...
Mientras, él me acariciaba y sonreia ya sin timidez ni nervios...
Terminé de limpiarsela con mi lengua, la guardó, se subió los pantalones, yo me paré aun saboreando su exquisites, me miró y me dijo que ya se tenía que ir, que la había pasado muuuuy bien. A todo esto no había pasado más de 15 minutos...
Enfiló hacia la escalera, bajamos juntos, yo abrí la puerta, él no dejó que la termine de abrir, y atrás de la puerta me agarró la cara y me dio un beso como el que hacía rato (meses) que estaba esperando. La verdad que me sorprendiò, poque desde que llegó me había esquivado la boca. Fue de esos besos en que las lenguas se acarician bien profundo, a través del cual él con su lenguita fue saboreando toda mi boca, y yo la suya... sentía que se me aflojaban las piernas, no fue un beso muy largo, pero me pareció fantàstico.
Luego si, abrió la puerta, y se fue...
Con la calentura que me dejó, esperé ansiosa que venga Cristian, pero eso va en la proxima historia...

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