Ron y sus amigos (relato)

Ron me explicó con lujo de detalles las bondades del semen. Parece ser que es uno de los productos más nutritivos que la naturaleza nos ofrece.
- Y el mejor lubricante que he conocido, agregó Ron.
El tenía planes para el sábado a la noche. Y yo no suelo tener el sí fácil.
A él le gusta sin preservativo y a mí me da un poco de miedo todavía.
Pero acepté.
Quería sentir su semen dentro mío.
Algunos me dijeron que no se siente nada y otros que sí se siente.
Pero yo quería tener mi propia experiencia.
El sábado llovió mucho y hacía frío.
Preferimos quedarnos y mirar una película en la cama.
A la media hora me quedé dormido.
Ron se levantó de la cama y salió, lo cual ya me tiene acostumbrado.
Y tal vez ése sigue siendo el principal motivo por el que aún no me permito confiar en él y olvidar el preservativo en nuestra relación.
De todos modos yo tenía mucho sueño, un poco de bronca y me dormí nuevamente para que se me pasara el mal humor.
Mañana sería otro día y volveríamos a comenzar como si nada.
Pero a eso de las dos de la madrugada Ron regresó a casa con sus amigos de siempre: Jean, Cabhí y Laurent.
Haitianos, empleados temporarios del Consulado.
Ya los conocía, pero nunca tanto como esa madrugada.
Ron se me acercó, se quitó la ropa y, por la espalda, me abrazó haciéndome cucharita. Estaba excitado.
Se desvistió y apoyó su miembro negro entre mis nalgas descubiertas.
El sabe que yo siempre duermo desnudo.
Me hice el dormido, pues sabía que quería penetrarme.
Siempre que vuelve de madrugada quiere hacerlo.
Y acaba muy pronto a causa de la excitación y yo casi no tengo que hacer nada.
Pero esta vez habíamos hablado de la "lubricación natural".
- Te penetraré como a ti te gusta -me dijo al oído.
Y lo dejé hacer.
Mi cola está dilatada a causa de la convivencia con Ron.
Y mi corazón, latía a mil.
Sin embargo él se masturbó y, casi al instante, llenó mis glúteos de semen caliente que, con la ayuda de su glande, lo fue juntando y llevándolo hasta el anillo de mi cola.
Allí lo dejó todo y se fue.
Luego fue el turno de Jean quien, con su grosor se encargó de entrar en mí el semen de Ron y sumar el suyo.
Es cierto, el semen lubrica la piel de una forma espectacular.
Su miembro entró en mí sin inconvenientes.
Y mi cola se sentía húmeda.
Pero las dimensiones de Jean no me permitieron sentir su explosión en mí.
Fue tan dentro que sólo pude notar que su glande latía dentro mío como queriendo salir por mi vientre.
Laurent no es extraordinario, pero sí hermoso.
Se acercó, me entró muy despacio y dejó sus jugos casi sin mediar palabra.
Mi piel se me erizó por completo.
El calor de su néctar fue a dar dentro mío y mis terminaciones nerviosas se hicieron eco de él.
Con mi mano lo apreté contra mí y no lo dejé apartarse un centímetro.
Entonces Cabhí ayudándose con sus poderosas manos negras abrió mis nalgas separándolas e introdujo su rabo él también, antes que Laurent quitase el suyo.
Yo estaba lleno, satisfecho, colmado con esos dos hombres dentro.
Uno erguido y el otro satisfecho.
Su explosión en mí terminó por confirmar que el semen humecta la piel mejor que nada.
Cuatro entregas viriles en un rato.
Todas en mí.
Ron, excitado, me hizo cucharita nuevamente y se quedó dormido detrás mío.
Cuando me desperté, a la mañana, preparé el desayuno para los dos.
Lo serví en la cama como hacemos los domingos y Ron me preguntó:
- ¿Qué soñaste anoche? ¿Quién es Jean?

6 comentarios - Ron y sus amigos (relato)

sho_gonza_
Muy bueno! Te dejo puntines!
GayChaudII
Gracias, lindo!
agus_gro
muy bueno!!!! que bueno que lo hallas disfrutado, te dejo puntos...
GayChaudII
Gracias, Agus_gro
Andypas25
Muy buen relato, compartimos la misma pasion por los negros, a mi me encantan!!! cada vez que puedo me escapo a Brasil para disfrutar de esos negros maravillosos. Te dejo puntos. Abrazo