Relato Gay - Mi primera vez

¿Te animás a contar tu primera vez?

Me han pedido que cuente mi “primera vez” con un flaco. Por lo que he escuchado, las “primeras veces” no son gran cosa, son a las apuradas o interrumpidas o simplemente no cumplen con las expectativas previas que uno tiene sobre su “primera vez”. En mi caso no fue así. Tampoco la busqué, ni la esperé ni la forcé.
Desde que tengo memoria sexual, me interesaron tanto mujeres como hombres. Soy muy mirón, en todo sentido, miro y observo sin distinción a chicos y chicas, en cualquier ámbito y situación; yendo por la calle, en el subte, en el bondi, en el consultorio, obviamente en la cancha. A veces, cuando me sorprenden mirando, les fijo la vista y otras hago que miro para otro lado. Esto no significa que vaya de levante permanentemente, sólo que me gusta mirar y a nadie hago daño con esto.
Ponerme de novio con una chica a los 18 años fue por mandato social (algunos de mis amigos y mi hermano mayor tenían novias). No me entusiasmaba la idea de “atarme” ni emocional ni físicamente a una sola persona, aunque también pesó mi decisión de no declararme abiertamente gay. La cuestión es que la chica con la que me puse de novio provenía de una familia muy tradicional y cristiana. Si bien en la casa ella se comportaba como una santa, siguiendo las “reglas”, fuera de su casa era una calienta pijas. A ella le gustaba calentarme hasta hacerme acabar en los pantalones, me pajeaba, nunca me la chupó ni mucho menos iba a permitir que la penetrara. Decía que quería hacerlo cuando realmente estuviera lista y yo respetaba eso.
Por esa época yo empecé la facultad, en el CBC conocí a un grupo de chicos y chicas con los que pegamos buena onda, estudiábamos juntos y a veces también salíamos con nuestras chicas. En ese grupo estaba Sebastián, un entrerriano precioso, súper simpático y entrador cuyos padres habían enviado a estudiar en Buenos Aires y le pagaban el alquiler de un depto. en Palermo.
Un día el profesor faltó sin avisar por lo que teníamos parte de la mañana libre, pero debíamos regresar a la tarde. Los horarios no me daban para ir hasta mi casa y volver, por lo que decidí comprar unos apuntes, ir a un bar y leer algo. Sebastián me convenció de ir a su depto. preparar algo simple para almorzar, estudiar algo y volver a la facu después. Hasta ese momento mi interés por Sebastián no pasaba por lo sexual, me atraía, me gustaba estar con él y lo prefería por sobre los demás compañeros, pero no pensaba en garchármelo. Ya en su depto. pusimos agua a hervir para hacer unos simples fideos con tuco de lata. En un momento él dice que se va a cambiar de ropa porque tenía miedo de mancharse con la salsa. Desaparece por cinco minutos y cuando vuelve sólo tenía puesto un slip y una remera. Me lo quedé mirando con una mezcla de estupor y excitación. Nunca hasta ese entonces había estado solo con un tipo en slip y en su depto.
Vi venir la intención, me hice el pelotudo, fingí un poco de inocencia, pero no la pude mantener. Sebastián me apuró, me apretó contra la heladera y me besó. Lo aparté amablemente, le dije que apreciaba mucho su amistad, pero nada más que eso. Noté en un cara un poco de tristeza, agarré mis cosas y me fui, dejándolo solo. Esa tarde no fue a la facu. Recién lo vi unos tres o cuatro días después pero me trató muy distante. ¿Si me gustó ese primer beso? Por supuesto, pero hasta hoy creo que no lo comprendí en ese momento porque me sentí “apurado”. Durante esos tres o cuatro días no me lo pude sacar de la cabeza, su slip, sus piernas, sus tibios labios….todo me excitaba.
Mientras tanto mi novia seguía haciéndome sufrir. Me calentaba, me pajeaba un poco, me hacía acabar pero no quería coger. Ya en el punto máximo de mi aguante, un día le hice todo el verso, que todos ya lo habían hecho, que a los 18 ninguna mina es virgen, etc. La muy trola accedió, después de algunas semanas a garchar. Fuimos a un telo. Para nuestra tercera o cuarta vez, ella me confesó que tenía ganas de cumplir con una fantasía: garchar con dos tipos a la vez. Al principio me causó enojo su pedido, pero luego de pensarlo mejor accedí, a mí también me daba un poco de morbo un trío, había visto videos de a tres y me calentaban bastante. La cuestión era ¿quién? Yo propuse que escribiéramos el nombre de alguien conocido en un papel, si ambos coincidíamos, se lo propondríamos al interesado; pero si no hubiera coincidencias buscaríamos a otro. Yo escribí Sebastián casi automáticamente, sin pensarlo; la sorpresa fue que ella también escribió Sebastián.
La charla con Sebastián para proponerle el trío fue casi una comedia, no sabíamos por dónde empezar, no sabíamos cómo lo iba a tomar, no sabíamos si se iba a enojar o alegrar, etc. Yo estaba medio avergonzado, pero mi novia re suelta le contó su fantasía sin vueltas. Sebastián aceptó de inmediato y quedamos para el día siguiente, un sábado.
A la hora pactada fuimos al depto. de Sebastián los dos. Estábamos los tres visiblemente nerviosos. Mi novia fue la que tomó la iniciativa y propuso que empecemos nosotros dos y que luego Sebastián se nos uniera. Empezamos a besarnos y manosearnos, mientras Sebastián nos miraba. Al parecer a mi novia la excitaba que nos miraran, porque se calentó enseguida, nos fuimos sacando la ropa y nos dirigimos a la habitación, Sebastián nos siguió también desnudo.
No lo miré fijamente, pero de reojo pude apreciar su cuerpo desnudo. En ese momento me dí cuenta cuánto me calentaba. Una hermosa chota erecta, un culo redondo y unas bellas piernas torneadas. Mi novia y yo nos tiramos en la cama, a nuestro lado se acostó Sebastián. Él empezó a tocarle las tetas, mis manos que estaban en la conchita, se mudaron a la pija de Sebastián. Él me miró y en un momento, todavía no sé cómo, terminamos apretando entre los dos, dejando a mi novia de lado. Todavía hoy me cuesta imaginarme la cara que habrá puesto mi novia, furiosa nos dijo “par de putos!!!” se vistió y se fue. En vez de fastidiarme, su comentario me excitó más, Sebastián tenía experiencia previa, me besaba suavemente, me recorría de arriba abajo y el contacto de sus manos me erizaba la piel. Me la chupó fervientemente, yo no se la chupé quizás por miedo, aunque ganas no me faltaban. También me lamió el culo, fue la primera vez que me lo hacían y aunque tenía la idea de que era un asco, fue excepcional. Me puso boca abajo, se puso un forro y lubricante y me la puso en la puerta del culo. Fue muy suave, muy despacio, preguntándome insistentemente si yo estaba bien. Me sentí muy cuidado. Al sentir su pija entrarme en el culo acabé sin haberme tocado. Él no se dio cuenta y empezó a moverse cada vez más rápido, más profundo. La nueva experiencia de sentir su chota dentro de mí, me produjo un mar de sensaciones, algo de dolor, mucho de excitación y unas ganas enormes de que no acabe nunca. Pude adivinar cuando estaba por acabar, su pija se hinchó y podía sentir las contracciones dentro de mi culo. Después de acabar se quedó dentro de mí unos minutos, besándome primero la nuca y luego buscando mi boca. Sus besos suaves, tiernos y húmedos me llenaron de gozo.
Después de esa primera vez, tuvimos otras “primeras veces”. Siempre encontrábamos algo que no habíamos hecho antes. Pero eso ya es otra historia.

13 comentarios - Relato Gay - Mi primera vez

gusti128 +2
👏 👏 👏 👏 👏
loboestepario_00
gracias por los aplausos
luciomoon
Excelente, excitante, extraordinario!
luciomoon
Mis 10 puntos!
loboestepario_00 +1
@luciomoon gracias Lucio, Ud sabe que su comentario significa mucho para mí!!
fl22lf +1
tremendo relato me calento mucho
loboestepario_00
gracias por el comentario
kramalo
jaaaa..!!! le creastes un trauma a la pobre mina... nunca mas va a pedirle a un futuro macho, hacer un trio.... muy caliente tu relato...cuando la vas a chupar..?