Fin de campeonato... (Relato)

Hace unos años, cuando tenía unos 22, jugaba para un equipo de fútbol. Era un equipo bastante bueno, aunque no estábamos en primera ni mucho menos. Como sea, nos iba bastante bien. Hasta teníamos nuestras propias porristas.

Hacia final del campeonato veníamos muy bien perfilados para ganarlo, y tuvimos la promesa del DT de que, si salíamos campeones, nos iba a traer a las porristas para hacer una fiesta entre todos, en los vestuarios. Obviamente, el esfuerzo fue el mayor posible, y salimos campeones.

Esa misma tarde, después del partido, mientras estábamos en el vestuario bañándonos y cantando, apareció el DT con las chicas. Eran 5 gatos tremendos, con un culo y unas tetas increibles. Nosotros, después de los que se fueron porque tenía familia o no querían participar, quedamos unos 15. Y empezó la fiesta. Una orgía realmente fenomenal, con las chicas claramente dispuestas a todo y música a todo volumen.

En todo el revoleo, se me acercó Marcos, el arquero titular, y me dijo al oído "venite para los baños". Yo, como todavía estaba boludeando porque no me tocaba garcharme a ninguna, accedí y fui detrás suyo.

Cuando llegamos, me metió en uno de los gabinetes y me dijo:

- Yo quiero cogerte a vos.
- De qué hablás? -le pregunté-
- No te hagas el boludo. Hace rato que me mirás en las duchas. Y yo te quiero coger a vos.

No se lo negué. La verdad es que tenía algo de razón. Marcos era un pendejo bastante lindo, con buen lomo y linda una pija. Así que accedí.

Bajé la tapa del inodoro y me senté. Marcos se apoyó contra la puerta y empecé a chuparle la pija, que ya venía dura del vestuario. Tenía una pija hermosa, y yo muchas ganas de chupársela. Metí toda la cabeza de su verga en mi boca, y empecé a meterla toda lo más adentro posible, mientras Marcos me agarraba de la nuca. Con mis manos empecé a acariciarle el culo, tomándolo de a ratos fuertemente de sus nalgas, como para acercarlo más a mí, lo cual el aceptó gustoso.

En un momento me pidió que me parara y me diera vuelta. Yo accedí sin problemas (ya estábamos jugados). Abrí las piernas y le ofrecí mi culo, mientras él se calzaba el preservativo que traía. Marcos se acomodó detrás mío, apoyó la punta de su verga en mi culo y me penetró con fuerza y hasta el fondo. Yo di un gemido fuerte (su verga no era muy grande, aunque era gorda), pero traté de contenerlo porque, si bien la música estaba muy fuerte, tampoco quería que mis compañeros se enteraran. Marcos empezó a bombear con ganas y a velocidad.

Un minuto después se escuchó que alguien entró al baño, así que nos quedamos callados y quietos. Eran Martín y Gabriel, que iban a mear. Charlaban del partido y de cómo estaban las minas. Era muy excitante tener la verga de Marcos en mi culo y tener que estar en silencio y escondidos. Mientras ellos meaban, Marcos empezó a bombear muy despacio y callado, y yo sentía cómo su verga entraba y salía, lo cual me gustaba muchísimo.

Cuando Martín y Gabriel salieron, empezó a cogerme más fuerte. El cambio de ritmo me recalentó y mi pija se puso durísima. Sentí cómo la verga de Marcos se hinchaba a punto de acabar, mientras con sus manos me tomaba de las nalgas y abría mi culo para ver bien el espectáculo de su pija entrando y saliendo. Unos segundos después acabó con un par de gemidos y mucha agitación. Se quedó dentro mío unos segundos más y sacó su pija. Yo me di vuelta, y empecé a masturbarme a gran velocidad, mientras acariciaba su pecho y sus abdominales, sin dejar de mirar su verga. Tomé su mano y le hice acariciarme los huevos. No me costó mucho acabar, lo cual hice sobre su propio vientre.

Después, y con cuidado para que nadie se diera cuenta, salimos del baño y fuimos a las duchas. Nos bañamos y nos acoplamos al resto de la fiesta. El culo me dolía todavía, pero valió la pena el campeonato...

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