Crónicas de ciudad XV

Me tomé unos días de descanso al norte de Brasil, un poco buscando anonimato (estaba podrido de todo, demasiado estrés) y otro poco buscando aguas marinas mucho más cálidas que las del sur, así me llegué a San Salvador y luego de dos noches sin acción, era tiempo que buscara algo, a fin de cuentas, al menos a mí siempre me resultó, ninguna mejor terapia para el estrés que la terapia del culo lleno de buena pija el mayor tiempo posible, en el hotel me indicaron dos lugares nocturnos, Vira vira uno y el otro no me acuerdo, retuve este porque
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además estaba junta a la avenida Atlántica y no tan lejos del hotel, fui me bebí unos tragos, entré en ritmo, camino sin rumbo en medio de un auténtico enjambre donde ocurría de todo, me ubico cerca de la pista, la música electrónica era contagiante, estaba más que estimulado por el alcohol y otra cosas más que n viene al caso, me puse a mover al costado de la pista cuando de pronto un morenazo se me pone atrás y me sigue los movimientos, rápidamente éstos más que movimientos electrónicos tenían la tónica sexual, cada vez el moreno me respiraba más y más por el cuello y las orejas y hasta dejó escapar una que otra lengua entre disimulada y no tanto, a la tercera vez del tímido intento, me encorvo y me pego a su ingle, siento perfectamente su pija en pleno
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proceso de erección, hago un perreo de cola contra ella acabando por despertarla por completo, el negro ya me empieza chupar el cuello y yo con las dos manos para atrás se la empiezo a sobar por encima del pantalón, giro y le doy un beso de lengua que casi me derrite de la calentura, en medio del beso, introduce una de sus manazas, por la cintura, hacia mis nalgas, dirige hábilmente sus enormes dedos entre la raja de mis nalga, con el dedo medio empieza a masajear mi ojete palpitante, viene hacia adelante, me toca la pija completamente erecta, toma de mis jugos preseminales, lubrica sus dedos y me los introduce hasta el fondo, gimo de placer, nos apartamos a unos puf de un costado, en ambiente en ese sitio era casi de penumbra, mientras el se desprende el pantalón yo me quito los míos por completo, siempre me calentó el hacerlo en un lugar público y en ser observado al mismo tiempo aunque en este caso si se distinguiera algo sólo serían siluetas.
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Me arrodillo, voy directamente a su entrepierna, percibo un olor a sudor y pija rica que escapan de ese sitio, me caliento aún más, le empiezo a lamer y a introducirme los huevos por completo en la boca, babeo suficientemente como para que resbalen de mi boca, lo hago cuidadosamente en ambos huevos, luego voy hacia la pijaza del moreno, algo verdaderamente descomunal y completamente erecta, traspasa su ombligo, se la chupo y paladeo sus jugos, me dice cosas que no entiendo, me toma de los pelos y empuja su pija creo que casi hasta la boca del estómago, me generan arcadas incontrolables, me la quito respiro y luego me la vuelvo a introducir lentamente, hasta el fondo, hasta donde podía, todavía faltaba un buen trozo para que se alojase nuevamente por completo, al tomarme de las orejas me doy cuenta que volverá a metérmela hasta el fondo, tomo todo el aire posible y aguanto de buena gana la arremetida, le acaricio los huevos con la lengua, el huevo está completamente salivado y se lo acaricio con las manos.
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Me incorporo y lo siento en el puf, dejando la pija como mástil giro hacia el, estribo con mis dos pies sobre puf contiguos me paro, me preparo en tanto me pajeo delante de su rostro, me lame los huevos y el culo llenándome de abundante saliva y me siento lentamente hasta la mitad de su pija, tomo aliento y de una sola sentada acabo de introducir todo ese monumento dentro de mi culo, la sensación de plenitud experimentada en ese momento fue inmensa y creo que nunca antes la experimenté, una vez acomodado y acostumbrado al invasor, le beso ardientemente con mucha calentura y lo empiezo a cabalgar como una perra, le muerdo las tetillas, le paso lengua por toda la cara, lo vuelvo a besar, hasta que percibiendo que se se venía dentro me lo quito y presurosamente lo alojo en mi boca, a la segunda chupada empieza a lanzar, enormes chorros que se estrellaban contra mi paladar, lo seguí motivando con mi lengua que bailaba en su tronco y con tres de mis dedos metidos en su culo, aullaba, todavía con su leche en mi boca, cara y cuello, subo y con un beso de lengua le paso parte de su leche, lo paladea, se regodea, y se lo traga, yo hago lo mismo ante sus ojos, eso lo enloqueció y su pija volvió a tomar carácter y cuerpo, yo esta vez, dándole la espalda me la vuelvo a calzar en tanto miro como la gente se divierte y uno que otro se detiene a tratar de ver algo más que nuestra siluetas, me empiezo a mover lentamente y
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cuando me detengo el moreno hace lo suyo al mismo ritmo, lentamente, siempre con la pija bien calzada, nos servimos unos tragos, los bebemos de boca a boca, cuando lo hacemos pareciera que su pija se hinchara aún más dentro mío, siempre conservando la posición nos mojamos el cuerpo con cerveza y agua mineral que la tomamos con la boca y nos las esparcimos desde allí por todo el cuerpo, al cabo de tenerla casi hora y media bien calzada dentro mío, sin aviso siento como el forro se hincha, dentro mío, supuse que estaría meando dentro pero luego al incorporarme veo que volvió a venirse casi medio litro en mi culo pero dentro del condón. me coloco a su lado, extasiado de tanto placer, cuando veo que se agacha y me empieza a chupar la pija como una maestría pocas veces vista, chupa con fuerza el glande, me pajea con una mano el tronco y con la otra me presiona
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levemente los huevos, cuando se da cuenta que estoy a punto de acabar, me introduce dos dedos y me estimula hábilmente la próstata, empiezo también a llenar de lecho su cara, boca y pecho, pacientemente me limpia toda la pija y los huevos con su lengua, luego nos besamos, quedamos exhaustos, no vestimos como pudimos y salimos, lo que aún quedaba de la noche la pasamos juntos, bañándonos en el mar completamente desnudos y sorteando las olas, el agua estaba completamente iluminada por la luna, la playa por las farolas, recién al amanecer nos dimos cuenta que no eramos lo únicos que estábamos en bola, compartíamos del mismo modo esa playa una ochenta o cien personas más, todo esto sucedía bajo la atenta vigilancia de la policía, hasta el desayuno luego del cual cada quien fue por su lado, nos comportamos como pareja en medio de caricias, besos y toqueteos, no tuve tiempo de preguntarle su nombre, lo cierto es que lo volví a buscar en el mismo bar al cabo de unos días, nos volvimos a ver, nos saludamos pero no pasó mucho más.
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Mis días se sucedieron en medio de aventuras similares en donde siempre iba un tanto más que la vez anterior, así llegué a mamársela a otro moreno en medio de un parque, a plena luz del día y a sólo pasos de la vereda por donde transitaba la gente, sólo nos separaba una mata de arbustos pero eso es otro cuento como también lo fue la vez que fuimos a un estuario en excursión y me pasé las cinco horas de playa que disponíamos cogiendo con un ecuatoriano que parecía más un gorila que humano por todo y un colombiano que vestido de nena bien podría presentarse para el concurso de mis colombia pero, ese también es otro rollo.

Son Ariel Deborn.

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2 comentarios - Crónicas de ciudad XV

KaluraCD

Espectacular, como siempre ❤️

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