Confieso que he probado... (Relato)

Debo hacer una confesión. Hace años que estoy casado y tengo hijos, pero, como deslizaba en el post anterior, me calienta mucho pensar en estar con un hombre. Y la verdad es que alguna que otra experiencia ya he tenido. A medida que me vaya animando voy a ir contando más, pero soy muy reservado y me aterra que alguien sepa de esto (los nombres están cambiados, obvio). Empiezo por una bastante inocente, pero que me pone al palo cada vez que la recuerdo.
Hace muchos años, en mi época de estudiante, vivía solo en un departamento. Estudiaba con tres flacos siempre, uno de los cuales era amigo desde mi más tierna infancia. Siempre nos quedábamos a dormir uno en la casa del otro, salíamos de joda, encarábamos minas juntos... Dos típicos amigos.
Una de las tantas noches que él se quedó en casa, yo estaba a full con mis ratones. Mi cama era de dos plazas (era mi bulo) y, como era verano, los dos dormíamos en calzones. La cosa es que yo estaba re-caliente, sobre todo porque él se había bañado antes de acostarse y, dada la confianza, salió en pelotas y se echó un rato en la cama sin ponerse nada. Yo no podía evitar hacerme el pelotudo y mirarle la poronga cada tanto, y no sabía cómo hacer para que la conversación se vaya para el lado sexual. ¡Para colmo no tenía ni una puta revista porno! La cosa es que en un momento se pone el calzón y se mete abajo de las sábanas (yo ya me había tapado para ocultar una terrible erección, me daba miedo que no quiera saber nada y quedar para el orto). Ya era hora de dormir.
Pero algo pasaba: yo estaba tan pero tan caliente que no me iba a poder dormir sin clavarme una paja, así que esperaba a que se duerma mientras en el más absoluto silencio me masajeaba la pija. Pero él no se dormía, no paraba de dar vueltas en la cama, suspiraba, tosía, y se mandaba la mano a la chota también, me di cuenta por el ruido que hacía el elástico del slip.
Yo ya no daba más, así que, con el corazón en la boca y la voz temblorosa, se me ocurrió decirle: "estoy re-caliente. Te molesta que me haga una paja?" No pasó ni un segundo y él contestó: "qué suerte. Yo también estoy al palo", se bajó el calzoncillo y empezó a pajearse.
Ya estaba con la pija a mil, escuchándolo jadear a mi lado, jadeando yo también, y me preguntó si tenía alguna revista o algo, le contesté que no, pero que me pasaba lo mismo, "no tengo ganas de pajearme yo, daría lo que sea por una mano que no sea mía". Los dos dejamos de movernos. La cabeza me iba a mil, no sabía cómo hacer y me daba una terrible vergüenza. Por suerte, él dijo primero: "Yo te la haría, pero me da miedo que me dejes pagando y vos no me toques nada". Yo pensaba para mis adentros que ni en pedo dejaba de tener su pija en la mano, ya se la había visto parada en alguna ocasión y me gustaba mucho!!! Sólo pregunté "palabra de hombre?", y cuando contestó que sí, estiré la mano y se la agarré. Temblaba, pero me encantó la sensación de tener una pija dura en la mano, que no era la mía. Y él me la agarró a mí.
Se la apreté, moví, estiré, jugué con la cabeza... Hubiera querido estar así horas, pero estaba tan caliente que acabé primero (qué buena mano que tiene mi amigo!) Al segundo acabó él, y yo no pude resistir la tentación de "apuntarme" al cuerpo, me encantó la sensación de sentir unos chorritos de leche caliente cayendo sobre mi panza... Seguimos un rato en silencio jugando cada uno con la pija del otro, refregando la "crema de leche" que había quedado, hasta que se nos empezaron a bajar. Cada uno fue al baño a lavarse, nos acostamos. Antes de dormir, le dije que no lo iba a poder mirar a la cara al despertar, y él contestó: "yo tampoco, pero estuvo buenísimo. Hace rato que quería hacerlo, y quiero probar más todavía". Mi amigo estaba en la misma!!! Aleluya! Compartíamos tantas cosas, y esto también! Iba a poder experimentar mis fantasías con confianza y secreto...
Pero eso va a llegar en otro relato...