Relato Gay: 16 de Septiembre en la Uni (2 de 3)

Mientras me alejaba de la puerta de Josh, se escuchó el grito ahogado de David, que señalaba el inicio de la segunda cogida que, seguramente, le propiciaría mi moreno y ahora especial amigo. Tenía casi entumecida la verga de tanta acción con David, aunque aún no se me bajaba la rampante erección después del riquísimo orgasmo. No me podía creer lo que acababa de pasar: había descubierto a Josh recibiendo la mamada del siglo de su mejor amigo y éste me había invitado a cogérmelo en su lugar. Era desconcertante, ciertamente.

Me fui a mi cuarto en silencio y calladito, no quería hacer más alboroto del que esos dos estaban haciendo en el cuarto de Josh. Su cama crujía y se quejaba del tratamiento que le estaban dando y supuse que no era para menos. Crucé la sala de la Suite y cerré la puerta de mi cuarto, me fui a acostar directamente desnudo como estaba. Mi reloj despertador marcaba ya cerca de las 11 PM y me sorprendí del tiempo, no pensaba que hubiese sido tanto. Olvidé mi idea anterior de salir de antro, mi cabeza no daba para más. Me sumí en un sopor riquísimo, mientras los gemidos y gritos de placer de David y Josh todavía cruzaban mi puerta...

Al amanecer del día sábado, me despertó un rayo de sol cálido que se coló a través de la ventana. Tardé un segundo en tomar conciencia de donde estaba y otro más para estirarme y acabar de despertar. Aunque tenía aún varias cosas que hacer, la intriga de cómo reaccionaría Josh después de la calentura de anoche me tenía en ascuas. Por mi parte, me había dejado seducir por los misterios que podría encerrar ese cuerpo de deidad africana, pero no sabría decir si él querría llevar el asunto mas allá del extraño encuentro de anoche. Sin perder más tiempo, me decidí a tomar el ya retardado baño y enfundando solamente en mis chanclas, me dirigí al cuarto de baño, seguro de que Josh no estaría despierto aún.

Iba a tomar el picaporte de mi puerta cuando un claro y fuerte llamado a la misma me sobresaltó. Miré por el ojo de buey de la puerta y era Josh, que sonriente me esperaba del otro lado. Cosa extraña, después del encuentro candente de anoche, no se me hizo propio recibirlo en pelotas, no me pregunten porqué, pero me puse un short solamente y le abrí.

"What´s up? I thought you were hungry...” me dijo mientras me tendía un batido de plátano con una sonrisa pícara en el rostro. Iba vestido solamente con un short corto de color blanco que hacía que su cuerpo se viera absolutamente apetecible. Le tomé el batido con una mano mientras le agradecía y él se metió en mi cuarto, sin esperar invitación. Se tendió rápidamente en mi cama y apropiándose de mi almohada, la pasó atrás de su cabeza para observarme mejor, siempre con una sonrisa en los labios. Los hombres de raza negra nunca se me habían hecho guapos, pero juro que al ver esos labios carnosos que me sonreían, la nariz recta y esos ojos castaños que contenían tantas promesas implícitas, se me derritieron las piernas por ese hombre.

Mientras me tomaba el batido en silencio, recargado de pie sobre mi escritorio, le observé y me prendió otra vez la escultura de ébano que era su cuerpo. La piel de Josh no era totalmente negra, mas bien de un hermoso color chocolate, totalmente sexy; sus piernas eran muy largas, sin rastro aparente de vello por parte alguna y sus pantorrillas y muslos mostraban las obvias consecuencias de horas de ejercicio en el gimnasio, pero sin ser demasiado abultados; la cintura estrecha, con el hermoso vientre enmarcado por definidos músculos; su tronco se iba ensanchando hacia arriba hasta terminar en una espalda ancha rematada en unos hombros poderosos, donde comenzaban unos brazos gruesos que me imaginé podrían levantarme si así lo quisiera; la desnuda piel oscura y sedosa parecía brillar con la luz de la mañana y me hipnotizó su rítmica respiración, que hacía subir y bajar su enorme pecho, muy definidos los grandes pectorales y con las areolas de las tetillas mas bien pequeñas y un poco paradas, no supe discernir si era por el frío de la mañana o algo más.

Mientras lo observaba, parecía que también Josh me estaba evaluando, como decidiendo el siguiente paso desde mi cama. Mi cuerpo no es ni por asomo tan marcado y definido como el de Josh, pero mis horas de gimnasio y natación, sumadas a mi altura de más de 1.80 metros, me han dado una buena tonalidad muscular. Me siento especialmente orgulloso de mis nalgas, un poco porque las tengo naturalmente paraditas y otro, porque mi trabajo me han costado en el gym. Mis hombros son anchos y mi pecho es abultado, aunque de definición natural, no como el de Josh.

Mi batido se terminó por fin y tan absorto estaba admirando al cuerpo de Josh, que sólo mis continuos sorbos en el vacío parecieron detonar lo que a continuación sucedió. Como si de una señal se tratara, Josh se levantó de un salto y, tomándome de una muñeca, me dijo sonriendo seductoramente: "I think a bath is in order, don´t you think?" y, sacándome de mi cuarto, me llevó hasta el cuarto de baño.

Mientras me dejaba llevar hasta las regaderas, también me dejé cautivar por ese firme y pequeño trasero, envuelto ahora en el short blanco. Sentí que mi verga comenzaba a despertarse, apretándose contra mi propio short. Aunque previamente ya había tenido experiencias con otros chavos, éstas habían sido en la prepa y aunque muy candentes, la verdad era que en cada una había desempeñado muy claramente el papel de activo o pasivo, pues así se habían dado las cosas. Con Josh era diferente: me atraían por igual su culo y su verga, tan exóticas por su piel oscura, pero al mismo tiempo tan perfectas en su propia naturaleza.

Riendo, nos metimos al amplio cuarto de baño, que tenía 2 grandes regaderas privadas y una larga zona de lavabos además de una lavadora en un rincón. Apenas entramos, Josh se aseguró de pasar el seguro a la puerta, no fuéramos a llevarnos una sorpresa como la de ayer. Las regaderas estaban inundadas de luz, pues un amplio ventanal superior corría por todo el cuarto y hacía que la prístina claridad de la mañana iluminara toda el área.

Josh se agachó y se quitó de un golpe el short blanco, dejándolo caer hasta sus tobillos; su verga colgaba como una serpiente entre sus piernas, pero debía medir unos 12 centímetros ya y era evidente su excitación pues rápidamente se estaba irguiendo ante mis ojos. Me quité entonces también mi short y me metí a una regadera para poner el agua a punto. Sentía que la temperatura de mi propio cuerpo se elevaba, con esa sensación de excitación y calentura que te da antes de coger. Josh se quedó en la entrada de la regadera, desnudo como estaba, observando mis nalgas desnudas y recargado con ambas manos en la entrada de la regadera, como si fuera lo más natural del mundo.

"No vas a entrar?" le dije mientras me volteaba con una sonrisa mientras el agua cálida resbalaba sobre mi cuerpo y exhibía ante su pecaminosa mirada la rigidez de mi falo, que es un poco curvo hacia arriba y cuando está erecto, se eleva en casi 180 grados y con la cabeza circuncidada llega a hacerme cosquillas en el vientre. Mike me dedicó una sonrisa encantadora mientra me decía "I just wast waiting for you to say so..." y con un paso decidido, entró bajo la corriente cálida de agua que nos envolvió rápidamente.

Nos fundimos en un abrazo, reconociendo nuestros cuerpos. Abracé a Josh como se abraza a un amante de hace mucho tiempo, sin inhibiciones y sin trabas. Lo atraje a mi cuerpo para sentir la firmeza de su vientre contra el mío. Mi cabeza giró naturalmente y buscó su boca, de labios gruesos y sensuales, hasta que encontró el suave y húmedo tesoro de su lengua, que se desvivió como pececillo en mis labios. Su nariz dejó salir un suave farfullo, como quien se queda sin aire y lo vuelve a encontrar en un beso. Sintiendo el abrazo de sus fuertes brazos, sosteniéndome contra su cuerpo; el contacto de nuestros vientres era electrizante, mientras el agua se llevaba los restos de la noche anterior.

Mientras nos besábamos, nos sostuvimos en un abrazo sencillo, pero eso era precisamente lo que hacía más sexy la situación: sentir como mi verga, ahora totalmente erecta, descansaba ahora entre su vientre y el mío, sin mayores fricciones y su falo, que era muy recto y se erguía en un poco más de 90 grados, ahora apuntaba a alojarse entre el túnel de mis piernas, era de lo más sensual.

Lo besé en el cuello y continué mi exploración siguiendo ahora la gran campanilla de su garganta. Josh echó la cabeza hacia atrás para darme mayor libertad, me engolosine besándole el cuello y dando lengüetazos siguiendo en la fina línea de su quijada, sentí como se estremecía bajo la caricia y humedad de mi boca. Le pasé los brazos alrededor del cuello, acariciándole el cabello oscuro y rizado, tan corto que parecía casi calvo. Clavé mi nariz en su cuello, absorbiendo su aroma, que con el agua recorriéndolo olía ahora de una forma muy peculiar, a almizcle que olía a macho, a poder y sensualidad.

Las manos de Josh abandonaron lentamente mi espalda, rodeando mi cintura para descender suavemente sobre la curva turgente de mis nalgas. Sus manos me acariciaron suavemente, amasando los cachetes de mi culo con cuidado, sintiendo su firmeza y separándolas para volverlas a juntar. Era una posición que debo confesar me gusta mucho, estar así frente a frente de mi amante, desnudos los dos y sentirlo disfrutar de mis nalgas. Su boca buscó ansiosamente la mía mientras sentía su respiración agitarse contra mi pecho.

Quise recuperar el control de la situación y dándole un beso ligero en la boca, rompí el encanto brevemente para darle seductoramente la espalda y alcanzar el shampoo. El vapor del agua ahora inundaba ya casi todo el cuarto de baño y daba un aire de misterio a la situación. Josh aprovechó mi movimiento para tomar la botella de jabón líquido y esparcirla sobre la parte posterior de mi cuello; comenzó con suaves movimientos circulares a descender por mi espalda, hasta alcanzar mi culo y las piernas.

Me quedé quieto para dejarlo hacer su labor de limpieza, lo sentí agacharse para untarme el jabón en las pantorrillas y cuando dirigí mi mirada hacia mis pies, pude ver el pedazo de verga que ahora se erguía en plenitud entre sus piernas. Era grandiosa, calculaba yo de unos 23 o 24 centímetros, gruesa y recta, con la gran cabeza sin circuncidar y de un color un poco más oscuro que el resto de su piel. Cuando se levantó, tuvo cuidado de pegar su cuerpo al mío, para que compartiéramos el jabón y pudiera sentir su verga amenazante en la raja de mi culo. Me reí involuntariamente, de nervios ante semejante tamaño. Mi propia verga es quizá de 2 a 3 centímetros menor que la de Josh, pero de igual grosor. De todos modos, era el palo más grande que hubiese tenido en mis manos y no iba a hacerle las cosas tan fáciles. Le dejé deslizarse, ahora con el efecto de la lubricación del jabón entre mis piernas; me hizo sentir su peso y su fuerza con sus empellones, golpeteando mis huevos con la punta de su falo y deslizándolo por entre la raja de mis nalgas. Sentí que me ardía la piel al contacto con este hombre, me encendía y si no hacía algo pronto, me encontraría con su verga en mi culo y de verdad, quería explorarlo todo con Josh.

Apenas a punto de dejarme vencer, me di la vuelta lentamente, para quedar frente a frente. Le puse shampoo en el cabello, hasta hacer una espuma rica y espesa. Josh parecía desencantado pero al final entendió que valía la pena la espera. Me ayudó con el shampoo también y después se dio media vuelta, ofreciéndome la espalda para que lo enjabonara de igual forma. Mis manos temblaban mientras, armadas con el suave shampoo líquido, le recorrían la fuerte espalda, los robustos brazos y nerviosamente, descendían hasta donde terminaba su espalda. Su piel era tersa y suave bajo el agua calida y solo un pequeño lunar sobre la nalga derecha rompía su perfección, pero hacía que se viera su culo más atractivo. Las nalgas de Josh nacían muy arriba de sus largas piernas y aunque eran pequeñas, eran musculosas y en extremo generosas, con la oscura raja dividiendo sus eróticos cachetes. Me dieron ganas de poseerlo ahí mismo, sin miramientos.

Como si hubiese leído mis pensamientos, Josh apoyó sus manos en la pared y echó su culo hacia atrás, en un movimiento que me sorprendió. Mi palo, erecto y siempre apuntando hacia arriba, encontró asilo entre la hendidura de su trasero y ahí se quedó, deleitándose mientras él comenzaba un suave movimiento de arriba a abajo, que hacía que todo el tronco de mi tolete le recorriera desde el nacimiento de sus grandes huevos hasta detenerse apenas en la entrada de su culo y fuera más allá, al inicio de su espalda, solo para volver a empezar. Le abracé por la estrecha cintura y pegué mi pecho a su espalda, sintiendo la firmeza de sus músculos estirarse bajo mi abrazo. Mis dedos subieron hasta su pecho y juguetearon con sus tetillas, duras y pequeñas en medio de sus grandes pectorales.

Mis caderas comenzaron entonces un movimiento de va y viene, con el agua corriendo por nuestros cuerpos, por momentos parecía que la punta de mi verga se detenía más de lo necesario en su ojete, presionando levemente y amenazando con penetrar; pensaba que Josh protestaría ante tan descarado avance, pero no dijo nada, solo gemía y movía el culo en dirección mía, como animándome a penetrarlo por fin.

Después de ver su comportamiento con David me imaginaba a Josh más del tipo activo que pasivo, pero no puedo negar que me dio gusto esta clara señal de sus preferencias hacia mí, aunque no descartaba tomar posesión de esa rica y negra percha. El jabón entre sus nalgas comenzaba a disminuir por lo que tomé más líquido de la botella y lo unté generosamente en la raja de su culo, limpiándolo perfectamente con lentos movimientos de mis dedos; de paso, le agarré desde por atrás las bolas y la verga para dejarlas limpias.

Josh gemía constantemente y temblándole las piernas, hice que se pusiera en pie. Se colgó enseguida de mi cuello con un brazo, casi forzándome a darle un largo y prolongado beso, mientras que con la otra mano juntaba nuestras vergas y las friccionaba hasta que la blanca espuma las envolvió. Me sentí en la gloria, con la sensación de que la vida se me iba por el miembro; experimentando el peso y grosor de su falo friccionándose junto al mío, eran tan gruesas los dos palos, que juntos no podía rodearlos con una mano.

Le comencé a enjabonar el pecho y el resto del cuerpo, haciendo que la espuma blanca envolviera su suave piel oscura. Él hizo lo mismo y pronto estuvimos llenos de jabón de pies a cabeza. Nos enjuagamos lentamente, con el olor a limpio en la piel. Mi culo quedó limpio gracias a Josh, quien me lo enjabonó lentamente con un largo dedo, sin penetrarme todavía, hasta que el jabón hizo su labor. Después, en un arrebato de pasión, tomándome de un hombro me volteó suave pero sin admitir discusiones sobre la pared, de modo que mi culo quedó expuesto al aire enfrente de él. Se arrodilló detrás de mí y separándome las nalgas con sus férreas manos, sentí sus labios y su larga lengua invadir mi ano y penetrarlo suavemente, con lamidas suaves y largas que hacían que sintiera las piernas lánguidas.

Estuvo dándome candela por un rato, perdí la noción del tiempo extasiado con la húmeda sensación de sus caricias en mi culo. Sentí que se ponía en pie y cerraba el agua por fin. El cuarto estaba ahora inundado de vapor, la visibilidad era ahora casi cero y decidimos mudarnos a mi cuarto con lo nuestro. Nos envolvimos bien en dos toallas extragrandes y abandonamos las regaderas entre risas. Cruzando rápidamente la sala, las vergas enhiestas golpeteando contra nuestros vientres mientras corriendo llegamos al cuarto, el cual cerramos sin demora. Arrojando la toalla sobre mi cama, corrí las cortinas del cuarto, para mayor privacidad. Josh sugirió entonces juntar mi cama junto con la de mi compañero de cuarto y lo hicimos en 1 minuto.

Josh me tiró sobre la, ahora, cama extragrande, haciéndola crujir y rechinar cuando mi cuerpo rebotó sobre ella. Su verga achocolatada rebotaba de arriba a abajo mientras se aventaba sobre mí, plantándome un beso que me robó la respiración. Le mordí un poco más fuerte de lo necesario los labios, mientras rodábamos sobre las sábanas, estrenándolas como lecho de nuestra pasión.


Josh, quedó debajo de mí y le cubrí de besos los ojos y el rostro, deteniéndome un minuto en su boca, explorando esos labios carnosos y entrelazando nuestras lenguas, después, continué descendiendo sobre su piel, absorbiendo la manzana de Adán de su cuello y volviendo a bajar a su pecho. Mis piernas ahora se habían entrelazado con la suyas y sentí que nuestros cuerpos ya comenzaban a secarse. Las tetillas las tenía aún mojadas, ricas y frescas y el contacto con mis labios les robaba un poco de humedad a cada una. Josh gimió de placer cuando sus tetillas se pusieron rígidas. Mi lengua recorrió el fino músculo definido de sus pectorales; me seguí hasta llegar a sus axilas y probar el espacio salado que aún se albergaba allí. Dejé un rastro acuoso hasta llegar a su vientre, donde bajé en movimientos de espiral por su estómago de lavadero, ahora tembloroso. Josh tomó mi almohada y la mordió fuertemente, gruñendo de placer. Parecía que mi tratamiento comenzaba a resultarle insoportable, y para mi eso estaba perfecto: me regocijaba en encontrarme capaz de darle placer a nuevos niveles. El solo pensar en tener a este ejemplar de hombre entre mis sábanas me hacía sentirme a mil por hora. Paré otro rato en lamer y acariciar su ombligo con mi lengua; era un poco abultado, parecía querer escapar de la prisión de músculos que era su vientre y se estrellaba contra mis labios a cada chupetón que le daba.

La respiración de Josh se agitaba y continuaba con la cara escondida entre mi almohada, abrazándola con ambos brazos. Bajé solo un poco en mi recorrido, sin separar por un momento mi lengua de su piel de ébano, hasta encontrarme con los primeros vestigios de vello púbico, que eran muy pocos pues por lo visto Josh se depilaba y solo tenía un pequeño y discreto promontorio en la base del oscuro y largo falo. Josh quedó a la expectativa y yo lo observé juguetonamente, mientras le acariciaba ambos muslos con mis manos, preparándolo para mi próximo avance. Cuando me quedé besando la zona del bajo vientre, Josh se quitó la almohada del rostro y se la colocó detrás de la cabeza, de forma que pudiera mirar lo que pasaba. Esta era la señal que estaba esperando: quería que Josh pudiera ver cómo me tragaba el sendo instrumento que tenía por verga. Le levanté ambas piernas, a ambos lados de mis orejas y, pasándole otra almohada bajo sus nalgas, le elevé las caderas. Josh me observaba asombrado y con una sonrisa de satisfacción en la cara.

Comencé a besarle el nacimiento de su grueso falo, probando el rico sabor de su piel, mezcla de sal y jabón. La suavidad de su piel en mi lengua era embriagadora, quería más. Girando levemente mi cabeza, cerré los labios alrededor de la base su leño y cuando ejercí un poco de presión sobre el mismo, Josh me aprisionó la cabeza entre sus grandes muslos; lo tomé como una muestra de aprobación. Sentí la rigidez imperante que había en su miembro y enseguida sentí su olor a macho, almizcle de sexo, placer y excitación; todo en un solo perfume. Josh comenzó a gemir al sentir como iba bajando mi lengua ahora por el tallo de su verga, saboreando cada vena y cada protuberancia; el camino era largo y no tenía prisa. El sabor a limpio y salado me mareaba, era delicioso. Mis manos continuaron acariciándole sus muslos, me había ahora acostado con el vientre hacia la cama y pronto los mimos se tornaron hacia sus nalgas que descansaban sobre la almohada.

Sin sostenerle la verga con mis manos, mi único contacto con la misma era a través de mis labios y mi lengua; mis manos acunaban sus nalgas como si fuera una copa de sabor exquisito y Josh se encontró pronto atrapado entre dos fuegos: por un lado, su verga era atacada con exquisita lentitud por mis labios y por el otro, su culo se vio asediado por movimientos delicados de mis pulgares, que trazaban círculos sobre la zona de su ano. Josh me apremiaba con las caderas a que tomara el premio que ansioso deseaba, pero tuvo que esperar un momento más hasta que decidí acceder a sus deseos: aceleré el paso y, tomando entre mis labios la gran cabeza sin circuncidar, le acaricié con la lengua por todo el borde del glande; probé entonces el líquido seminal que ahora comenzaba a brotar a borbotones, su sabor amargo y un poco salado inundó mis sentidos y me calentó aún más. Josh soltó en un gruñido un "Motherfucker!" cuando hice esto y lo tomé como un halago. No dejaba escapar ni una gota de su fuente; pronto comencé a tragarme el resto de su leño oscuro, mientras el pobre de Josh parecía debatirse entre la vida y la muerte entre mis brazos; soltó la almohada, dejándola todavía de soporte detrás de su cabeza y me tomó de la cabeza como lo había visto hacer a David; quiso apurar mi paso pero un par de ligeras presiones sobre su príapo fueron suficientes para que entendiera que, por lo menos para mí, quien daba la mamada era el rey y señor de la situación.

Lenta pero sin parar, me fui tragando hasta donde pude su verga, resoplando y dándole caricias por todos lados, entre los casi sollozos de Josh. Su cuerpo se retorcía bajo el mío, sintiéndose casi víctima de mis perversos agasajos. Mis dedos comenzaron entonces un ataque mas firme sobre sus nalgas, sintiendo la carne suave y firme de su piel. Las nalgas de Josh eran una delicia para el tacto, así que decidí probar con otro de los sentidos: el gusto. Le tomé las piernas por detrás de las rodillas e hice que apoyara sus pies sobre mis hombros. Esta posición, más la almohada bajo su culo, hizo que su oscuro ano quedara expuesto más que nunca. Me puse de rodillas sobre la cama, dándole un momentáneo y temporal beso de adiós a su verga, para concentrarme ahora en su culito expuesto. Josh se quiso rebelar, incorporándose un poco sobre sus codos, pero coloqué una mano sobre su pecho y la otra atrapó sus testículos, apretándolos firmemente pero sin lastimarlo. Se dejó caer inmediatamente, rendido ante las sensaciones provocadas por mi lengua, que ya lo estaba penetrando, intercalando movimientos suaves y profundos, rápidos y ligeros por su ano y abarcando la zona del perineo, entre el ano y la base del miembro. Esto lo acabó por volver loco y se debatía como queriendo zafarse de mi abrazo. Mis manos se colocaron detrás de sus rodillas y las movieron hacia adelante hasta que tocaron su pecho; su culo quedó todavía más expuesto a mis caricias y me aproveché de la situación, alternando entre su ano y su verga.

El pobre Josh no sabía como reaccionar, le estaba dando la mamada del siglo y la estaba disfrutando al extremo. Me pareció también que estaba descubriendo una nueva faceta de su sexualidad, una donde existía un espacio para dejarse querer y también dejarse llevar por su amante. Y ahí estaba yo para él.

Su vientre temblaba mientras mi boca disfrutaba de su verga, chupándola y mamándola como si no hubiese mañana. Mis manos continuaban en sus suaves y fuertes muslos, pegadas sus rodillas a su pecho, obligándolo a permanecer en una posición un poco incómoda pero que valdría la pena en un momento. Dejó escapar un suspiro de placer mientras mi lengua encontraba un nuevo ángulo de ataque sobre su glande inflamado; un ángulo que pareció gustarle más pues comenzó a mesar mis cabellos ahora de forma suave, sin apresurarme y agradeciéndome los mimos que le estaba propinando. Estiré una mano por debajo de la cama, esperando encontrar en su lugar la caja donde guardaba mis cosas. Por fortuna no se había movido durante la mudanza de las camas y pude sujetar el pequeño envase de gel sabor fresa.

Dejé caer un chorro generoso sobre mis dedos y a continuación lo esparcí primero sobre su culo. Josh se agitó al sentir lo frío del gel pero después se relajó cuando con suaves movimientos de mi dedo índice le fui introduciendo el gel hasta la primera falange. Se quejó un poco pero aguantó la presión. Por sus reacciones y lo estrecho de su culo, supuse que era la primera vez que alguien se metía en serio con su culo. Le agarré el tronco de su miembro, apenas podía cerrar mi puño alrededor del mismo y, acercándolo a mi boca, continué acariciándole el glande con mi lengua, dando suaves golpeteos con la misma en su corona y luego yendo en círculos alrededor de la gran cabeza. Con mi otra mano, le iba metiendo poco a poco el dedo índice por el culo, hasta llegar a la segunda falange. Cuando la punta de mi dedo invasor comenzó a tocar su punto P, su próstata, Josh casi me tira hacia atrás, pues estiró sus piernas sorprendido por la nueva sensación; pero para mí no era suficiente, apenas la rozaba, necesitaba un poco más de profundidad.

Continué mis caricias con la lengua sobre la punta de su verga, sin olvidarme del tronco y de sus huevos, que colgaban grandes entre sus piernas; me incorporé un poco para permitirle mayor paso a mis dedos y, sintiendo como su culo apretaba convulsivamente mi dedo, lo penetré hasta la base casi llegando a los nudillos. Ahora sí, tenía a mi alcance completamente su punto P y me aproveché de esto. Rodeando el punto con movimientos circulares de mis dedos, lo tuve pronto a mi merced. Los gritos de Josh se debieron haber escuchado hasta la recepción de los dormitorios, pero no nos importó. Pronto sentí que la verga de Josh se comenzaba a hacer más grande, señal de que estaba a punto de venirse. Cubrí rápidamente la punta del falo con mi boca y comencé a succionarlo ahora bastante fuerte, mientas que con la mano que lo sostenía del tronco lo aferraba fuertemente y seguía con un movimiento sensual de arriba hacia abajo, haciendo que se estirara la sensible piel sobre su verga; con mi dedo invasor redoblé el ataque y el resultado después de unos minutos, fue que me llenó la boca con las descargas de blanco semen, me golpetearon el paladar y perdí la cuenta de cuantas fueron. Tragué solamente las primeras dos, pero el resto se me escapó por las comisuras de los labios, de tan abundantes que eran.

El pecho de Josh ahora estaba fuera de control, agitándose y farfullando aún el orgasmo que le había provocado. Su culo había expulsado a mi dedo de su interior, con tan fuertes contracciones que sentí que me lo partía. Mientras Josh se debatía en la cama, aproveché su debilidad y lo volteé boca abajo, él se dejó hacer. Su sensual espalda lo tenía todo, fortaleza de músculos combinados con su tersa piel achocolatada y las pronunciadas curvas que regían a sus nalgas. Me incliné sobre su culo para besarlo y probarlo a fondo. A pesar de haberse venido, sentí que su verga aún no se había desinflado del todo y estaba en un estado semierecto. Los restos del semen que me había brindado, los compartí con su culo en profundas y largas lamidas. Josh se acomodó totalmente boca abajo y pronto su verga comenzó a crecer de nuevo con mis caricias. Reemplacé mi lengua con un dedo, lubricado con su propio semen y el gel; entró sin problemas ahora hasta la segunda falange en poco tiempo; un segundo dedo pronto acompañó al primero y me encontré jodiendo a mi moreno amigo de forma deliberadamente lenta, tocando su próstata y saliendo casi para volver a empezar. Josh se abandonó al ataque y solo atinaba a jadear con cada embestida.

"Please fuck me", me dijo por fin. Me acomodé entonces detrás de él. Mi pecho en su espalda; mi vientre contra sus nalgas; mi verga ya totalmente mojada por mi propio líquido seminal, apoyada decididamente en el orificio de su culo; sus piernas apenas abiertas y las mías descansando en sus muslos. La sensación de poder y sensualidad era embriagadora. Es un momento mágico cuando estas a punto de desvirgar a un riquísimo ejemplar de macho y él está más que dispuesto a aceptarte, casi suplicando que lo hagas. Deteniendo un poco la respiración, le dejé entrar solamente la punta de mi príapo: Josh dejó escapar un gutural susurro de rebeldía, pero aguantó. Su culo era todo lo que puedes soñar: generoso de carnes, caliente y apretadito. Apoyé mis manos en la cama, por debajo de las axilas de Josh, no quería que sintiese otra cosa que no fuese mi verga en su culo.

Lentamente, le fui metiendo un poco más del palo, primero entró resto del glande y un poco más; me detuve por unos minutos. Josh se contorsionaba debajo de mi cuerpo, se quedaba quieto resoplando la invasión y después tomaba fuerzas de nuevo y volvía a pedir más, agarrándome con las manos por las nalgas y acercando mi cuerpo al suyo, pidiendo silenciosamente más. La sensación de mi verga siendo aprisionada por su calor, su deliciosa humedad y la contracción de su culo sobre mi tronco era sensacional. Poco a poco, para no lastimarlo, mi verga fue entrando en su interior. Me gusta ser considerado con mis amantes cuando me reciben y no apresuro las cosas, voy a su ritmo y me sé aguantar lo bastante como para que quieran repetir conmigo.

Seguimos así, hasta que sentí que mis huevos tocaron su culo y no podía avanzar más: los 21 centímetros de mi verga estaban firmemente dentro de Josh, reclamando su lugar por primera vez. Este se quedó quieto y resoplando, la cara escondida entre las sábanas, como estudiando el tamaño del instrumento con que se acababa de estrenar. Luego de un rato, sus manos sobre mis nalgas me pedían más; me retiré un poco solamente y lo volvía meter hasta la empuñadura, acostumbrándolo al movimiento de va y viene. Josh volvió a resoplar, sentí que su culo se abría ante mi embestida, como en flor. Siempre despacio, dándole su lugar fui, aumentando poco a poco la distancia recorrida, hasta que casi todo el tronco de mi verga se salía de su culo, apenas quedaba el glande adentro y otra vez, lentamente, a meterlo todo hasta el tope. Josh ahora daba unos gritos casi ahogados, diciendo cosas ininteligibles para mí.

Cuando sentí que se había acostumbrado a la sensación, me retiré completamente, tan lentamente como cuando lo penetré. Cuando me sintió salir de su interior, Josh levantó la cabeza del colchón y me buscó con la mirada; pude ver en sus ojos la imperante necesidad que tenía de ser penetrado por mí. Supe entonces que lo había cultivado como él me había cultivado a mí.

Me puse de pie, abandonando la cama, la verga lustrosa y excitada a más no poder. Tomé más gel del envase y lo embarré generosamente en mi palo, hasta que estuvo rebosante y resbaloso. Abriendo la puerta del cuarto, tomé a Josh y lo llevé hasta la gran mesa rústica de madera que constituye el comedor de la suite. Es una mesa fuerte, de patas grandes y hecha para el trato rudo; realmente en eso estaba yo confiando. Coloqué a Josh frente a la mesa, sus nalgas hacia mí y sus manos en el borde de la mesa. Busqué el ángulo para atacar y pronto encontré la entrada de su culo; lo sentí pujar cuando comencé de nuevo a penetrarlo suavemente y pronto tuve mi verga hasta la empuñadura. Encontré el ángulo perfecto para estimular su punto P con largas y lentas estocadas. Josh se apoyó poco a poco hasta quedar casi acostado sobre la mesa, mientras mi verga no dejaba de atacarle por detrás. Sentí sus piernas casi sin apoyo y a punto de desfallecer. Le subí primero una rodilla al borde de la mesa y le seguí dando verga ahora de forma casi lateral. La suavidad de sus nalgas en mis manos era fascinante, sin embargo las sentí firmes y resistentes a cada ataque de mis caderas. Tomando un respiro, pero sin dejar de disfrutar su interior, le ayudé a subir la otra rodilla a la mesa, de forma que ahora estaba todo él de rodillas sobre la mesa. Me ayudó bajando un poco las caderas, para que mis movimientos tuviesen mayor efecto sobre su punto de placer. No le quise tocar la verga para nada en ese punto, pero a cada embestida la podía oír, chasquidos grandes y pesados sobre su vientre húmedo. Sus huevos colgaban libremente entre sus piernas, balanceándose a cada golpe de mis caderas con sus nalgas; a veces los sentía hacerme cosquillas en mis propios huevos y el ocasional contacto era delicioso.

La nueva posición me daba un acceso que antes no tenía, el culo de Josh estaba mas elevado y era fabuloso tomarme de la curvatura de sus nalgas para montarlo con mayor fuerza, mientra mi verga exploraba los misterios de su cuerpo. Una vez que noté que se había acostumbrado a mi tamaño y a mi peso, aceleré poco a poco el paso de mis embestidas. Noté una fina gota de sudor que cruzaba mi frente y rostro hasta caer caliente sobre el cuerpo tembloroso de Josh, quien ahora había enterrado su rostro entre ambas manos y codos, apoyado en la mesa, que crujía aunque resistía de forma admirable nuestro peso combinado.

Lo tomé de los fuertes muslos, mientras cambiaba el ángulo de penetración para masajear mejor su culo. Josh lo agradeció pues sentí como su culo se ponía duro por el placer, relajándose y volviendo a contraerse de forma rítmica. La sensación sobre mi miembro era sobrecogedora, me tuve que aferrar a sus caderas y aminorar el ritmo para no venirme en ese momento. Comenzaba a sentir crecer en la base de mis huevos la inminente llegada del ansiado orgasmo, tan deseado y tan dilatado. Preferí cambiar de posición para demorar lo más posible el momento.

Me retiré nuevamente de Josh, y le pedí se tendiera boca arriba sobre la mesa, para que estuviera más cómodo. Me sorprendió la dureza de su verga, que estaba ahora más grande que antes, de tan excitado que lo tenía. Levantó sus piernas morenas y las enlazó alrededor de mis hombros. Le besé la punta de los dedos de los pies, mientras me volvía a acomodar entre sus piernas y se la dejaba ir hasta el fondo. Embistiendo entre sus muslos, ahora tenía acceso a las tetillas de su pecho, a los brazos que extendiéndose hacia mí me tocaban los hombros y a sus caderas que se resistían a ser empaladas por mi verga y parecían querer, en vano, defenderse con esa maravillosa arma que era su verga erecta. La dulce visión de su culito alrededor de mi verga, era hipnotizante: los anillos de su culo se aferraban a mi tronco como si le fuese la vida en ello; se relajaban cuando mi verga lo embestía, comiéndose con facilidad toda y cuando me retiraba, su culo me daba involuntarios mordiscos en el falo.

Lo tomé también por los hombros para darme apoyo y comencé mi ataque final con movimientos fuertes y largos, dejándole ir mi pene hasta la base de mis huevos, para salir rápidamente y volver a darle mientras gritaba que le diera más y más. Su verga se estrellaba ahora contra mi vientre a cada ataque y los chasquidos que hacíamos eran escandalosos; cualquiera que pasara por fuera del dormitorio podría haber supuesto que estaba sucediendo dentro.

Sin dejar de darle caña, así con una mano su verga y comencé a hacerle una puñeta mientras coordinaba los movimientos de mi mano con los de mis caderas. Una lágrima escurría por su mejilla mientras sentí crecer en mi interior el orgasmo, lenta pero inexorablemente, hasta que noté que mi verga crecía un poco más y se ponía todavía mas dura de lo que este hombre me tenía, para finalmente explotar en su interior. Josh sintió el primer bautizo en su culo, hirviente y abundante y enseguida se vino en mi mano; su metrallazo salió volando y por poco me atina, pasó por arriba de mi hombro y se perdió en el aire. La segunda venida no fue tan poderosa, pero fue igual de abundante, desparramando el resto sobre mi mano, mientras su culo se convulsionaba espasmódicamente, en un loco intento por exprimir hasta la última gota de su elixir.

Me derrumbé sobre la mesa y sobre Josh y busqué su boca, él me abrazó y, aún mi verga en su interior, sentí que poco a poco ésta fue perdiendo fuerza hasta quedar en un estado semierecto, insuficiente para penetrarlo del todo pero suficiente para disfrutar de ese delicioso abrazo post orgasmo. El palo de Josh descansaba entre nuestros vientres, ahora ya disminuido en fuerza y tamaño pero presente aún. Josh me sonrió, mientras su culo expulsaba por fin mi verga con una fuerte pulsación.

-"I will never eat on this table again", me dijo medio en una carcajada y lo volví a besar, probando sus deliciosos labios

Nos levantamos de la mesa los dos, los cuerpos temblorosos y lo jalé hacia mi cuarto, quería dormir con él. Se dejó llevar y, recostándonos de lado, pasó un brazo se alrededor de mi cuello, recargué la cabeza entre mi almohada y su fuerte brazo; el otro brazo me rodeó la cintura y se quedó descansando en mi vientre plano. Pegó sus caderas a mi culo y, por la incipiente dureza de su verga, sentí que mi turno se acercaba mientras me sumía en un pesado sueño....

1 comentario - Relato Gay: 16 de Septiembre en la Uni (2 de 3)

memouow +1
tus relatos son buenisimos! pero deberias agregar fotos tuyas y de josh & david , jajaaj para hacerlos más excitantes(que igual hacen que me corraxD) pero seria genial con fotos 😉