Los Cuentos del Cordobés I: Casualidad (relato gay)

"COmo puede este hijodeputa hacerme esto loco me quiero matar, me dejo caliente, con la verga al palo, no dios no, es un hijo de puta"- me acuerdo que repetía esto para mis adentros mientras bajaba las escaleras.

Salí dando un portazo, ciego de bronca y de leche, y caminé muchas cuadras para el lado del centro por Callao. La pija no se me dormía, con el bamboleo la podía sentir dura, caliente, húmeda y pegada a mi pierna. "Eso me pasa por andar de gato en la vida y no ponerme calzones la concha bien de la lora"....


A los pocos minutos suena el celular:
-¿Que carajo queres Nicolás?
-Nada, quería decirte que no te pongas así boludo no es para tanto
-Andate a cagar boludo, no solo me dejas sin culo pa divertirme sino que además me soltas un mambo bien de puto que no se donde carajo lo sacaste. No sos mi mujer, tarado.
-Pero..
-Pero..las pelotas infeliz. No me llames más. Chau.

Seguí caminando y ni cuenta me di que había llegado a Santa Fe. Sin saber bien que hacer decidí ir en contra del transito, subir hasta Scalabrini y de ahí tomarme un bondi, alguno que de muchas vueltas hasta mi casa. Si bien no estaba al palo y había empezado a calmarme, a callar la vocecita de mi cabeza, ya no puteaba, ya no quería cojerse a todo lo que se cruzaba. Me relaje un poco más e intenté disfrutar del paseo.

La avenida Santa Fe a las 12 de la noche de un martes es hermosa. No solo está relativamente vacía sino que los autos pasan rápido en el centro y lento en los bordes de las veredas, como testeando a los transeúntes. La mayoría son taxis, el resto son viejos libidinosos intentando ponerla o que se la pongan. Es una avenida puramente sexual. Mezcla al taxiboy pobre, negrito y de la villa junto con el pibe bien, de recoleta, que salió a tomar algo con los amigos y terminó caliente viendo con quien cojer.

Yo no era ni uno ni otro. Estaba caliente pero no tanto y no buscaba con quien cojer sino más bien con quien no cojer. Los putos traen problemas, me repetía.

A la altura de Pueyrredón estaba un poco cansado, pensaba en tomarme un taxi, sopesaba la idea boludeando tacheros que se abalanzaban hacia mi cuando me veían esperar en el borde del cordón. Elegía, buscaba alguno que me pareciera buen pibe, laburador, honesto y tolerante. Estaba un poco lejos de casa y si iba a pasar más de 20 minutos en un auto con un extraño, esperaba por lo menos no querer escupirle la cara al ratito nomás. Sin embargo no había ninguno que pintara tan copado.

A las dos cuadras tuve un problema. La verga se me rozaba con el cierre y me estaba doliendo bastante, me paré a acomodarme, de forma inconsciente. Se paró un auto ahí nomás al lado mío, el tipo de masomenos 50 años bajó la ventanilla y me dijo:
-¿necesitas ayuda con eso?
-no viejo puto, tomatelas, si queres verga allá delante hay unos trolos que te la venden.
-sos un pelotudo.
-anda, volve con tu jermu viejo puto. - le grite. Al toque vi parar un taxi ahí nomás y sin pensar me subí. Le di la dire al tachero y arrancamos.

-estos viejos putos que se creen-dije casi en automático. Miré al tachero y caí en la cuenta que era un tipo joven, de no más de 32 años, morocho de pelo corto y mirada de esas que tienen calle. Alguien que sabia de su oficio.

-uh man, ¿te cruzaste con un viejardo? son plaga ¿viste?. Tienen un radar, te ven a quilómetros. Son un asco.

No se por que me desinhibí tanto de golpe frente al pibe aquel. Suelo ser reservado, pero esta vez no pude refrenar la corriente sexual que me recorría el cuerpo, le hable como a mis mejores amigos:

-Si boludo me estaba acomodando la pija viste, y ahí de una salto a tirarme la onda de hacer algo. Lo mande a cagar.

El pibe me miro y sonrió, sobre todo ante la palabra pija.

-ta muy bien, yo la otra vez bajé a mear en una estación de servicio en Belgrano y de la nada cayeron dos tipos grandes, que me ofrecían 200 pesos por cojer enfiestado con los dos. Hijosdeputa, tendrían que ubicarse.

-Si un asco-dije medio entre risas y medio caliente, pensando en como me enfiestaría yo al chofer- si por lo menos fueran pendejos, uno lo piensa. - me atreví a decir entre risotadas.

-jajaja si tal cual. hay cada pendejos con más culo que las minas- contestó

Íbamos rápido, por la zona del obelisco, nos quedaba cruzar san Telmo y agarrar para el lado de barracas, donde vivo.
Hablábamos de fútbol, de lugares, de familia, y llegamos al tema de las minas.

-uh no me hagas desear guaso, ando con una calentura...
-no me digás, ¿queres que te deje en algún puterío papa?
-jaja no man gracias todo bien, pero no tengo un mango. me voy a matar a pajas antes de dormir. encima el muy puto del pendejo con el que anduve hasta hace poco me corto el mambo, así que no se, me voy a tener que acostumbrar a Manuela...
-ah mira vos, ¿sos bisexual?
-no bueno.. no se.. me cabe la joda viste
-y a quien no...yo antes me garchaba un primo mío, 18 años, bien puto. ree petero.
-ah bien, sos de los míos, jajaja tiburón blanco.
-si loco mal, me re cabe ponerla como sea y donde sea jajajajaja
-uh me estoy calentando jaja.. cortala a ver si terminamos pajeandonos aca...
-¿aca arriba? no da..además una paja no me calma
-es verdad.. bueh, yo una pija me chuparía eh - lo miré fijo a los ojos mientras me sobaba el bruto bulto que se me marcaba en los jeans. el pibe se quedó mudo. me miró fijo, estábamos en un semáforo. Se notaba caliente pero también indeciso.
-¿te parece?
-man, ¿tas caliente?

Paro el auto al costado de una plaza, en lo oscurito. apago el reloj, y cuando entró al asiento de atrás yo ya estaba en pelotas, los lompas en el suelo y la verga bien dura. Me empujó contra la puerta del lado izquierdo, se bajo los pantalones, me agarro la cabeza y me la hizo comer.

Me lleno la boca de golpe con un chorizo de carne dura y caliente, con algo de sudor y un fuerte olor a pija que me potenciaron la calentura. La comí como pocas veces, estaba extasiado, un chabon machito y desconocido estaba dándome verga en un auto, así como quien no quiere la cosa.

-huy papito como chupas, dale comela toda negro.. te gusta ¿no?-me decía el forro mientras me cojia la boca. En un momento me zafe y con todo el salvajismo casi le grité:
-cométela vos ahora.

Me miro dos segundos y se agachó a mamarla. Chupaba con decisión, saboreaba la cabeza, la lamía, gozaba.
-huy pendejo hijodeputa -me decía- es la verga más grande que me comí hasta ahora. mmmm..me quiero matar boludo no pares dale si cojeme la boca papito mas si mmmmm. -Mezclaba el asco con la calentura y el placer.

Bajamos del auto, nos acomodamos los pantalones y nos paramos uno al lado del otro y nos dedicamos a pajearnos mirándonos las caras y las vergas, lubricadas de tanta saliva.

Acabe un chorro blanco, espeso que se mezclo con la leche del taxista sobre el pasto de la plaza. Tuve que ahogar el gemido de placer provocado por la descarga de adrenalina. Volvimos al asiento de atrás, en silencio. Yo prendí un cigarro, nos mirábamos como boludos.

Le pague lo que le debía y le dije que ese fuera, estaba a pocas cuadras de casa y podía caminar. Crucé la plaza, lo vi irse lejos, sin decir palabra. A las pocas cuadras se me volvió a `parar. Reviví la situación, la casualidad, la calentura. Me senté en un portal y me pajié una vez mas. Acabé tres chorros que pegaron en la pared. Entré a casa, me desnudé y me metí en la cama.

Siempre recuerdo ese pendejo taxista. No se ni como se llamaba, ni donde vivía. Cuando camino por Santa Fe lo busco. El día que lo encuentre jugamos la revancha.


(este relato es el primero de una nueva serie, se conecta con el ultimo de los de "tres pibes" donde empecé a contar la historia del Cordobés. Los interesados entren aca)