Mi comienzo sexual con el dotado de mi Primo

Siempre me había llamado la atención el físico y el bulto de mi primo, 4 años mayor que yo.
En aquel entonces yo recién cumplía los 18 años, estudiaba en la UBA y como era del interior, mis tíos me dejaban dormir en su casa, así que compartía el dormitorio con mi primo y su Hermano.
En mi cabeza las cosas aun no estaban bien definidas en cuanto a los gustos sexuales. En mi pueblo tenía una novia con la que me sacaba las ganas, pero he de confesar que en ocasiones me calentaba muchísimo mas cuando pensaba en un macho mientras la llenaba por dentro.
Los días, semanas y meses fueron pasando sin que nada ocurriera, ya que mi primo vivía alardenado de lo bien que atendia a todas sus minas, llegaba muy tarde por la noche, con olor a sexo y alcohol.
Se desvestía en el cuarto con la luz encendida, sin importarle que nosotros (su hermano y yo) estuvieramos durmiendo.
La rutina era casi siempre la misma. tipo 2 o 3 de la mañana, lo escuchaba llegar e ir al baño a descargar su vejiga con un potente chorro de meo. Luego se dirigía al dormitorio, encendía la luz del techo y a los tumbos, comenzaba a sacarce las zapatillas y el pantalón, quedandose solo con el boxer que yo muy disimuladamente y haciéndome el dormido, trataba de espiar.
Mi primo es de estatura media, petisón, corpulento y musculoso debido a las horas que se dedica en el Gym. Por tal motivo para mi, era una maravilla verlo en ropa interior. Luego de apagar la luz, se acostaba en su cama que quedaba justo debajo de la ventana por donde siempre entraba la claridad del patio.
De ahi en adelante, para mi todo se transformaba en un martirio al tratar de dibujar en medio de la noche, cada una de sus líneas y cada parte de su cuerpo. Pasaba horas escuchandolo respirar, viendolo girar, tapandose y destapandose con las sábanas que se merecían toda mi envidia.
En contadas ocasiones pude divisar su enorme pija intentando romper el slip que la mantenia dura y curva sobre su costado izquiero. Mi repiración no podia dejar de acelerarse y en medio del silencio, se podían escuchar perfectamente los latidos de mi corazón.
Tan mal me sentía que pensaba seriamente en olvidarme de la Facultad y ponerme a trabajar con mi viejo. Volvía los fines de semana a mi pueblo con los testículos llenos de calentura y mi cabeza llena de leche. Las masturbaciones se hacían mas frecuentes y los encuentros con mi novia cada vez se hacían menos intensos. Me preocupaba de sobremanera no poder seguir manejando la situación y quedar al descubierto, si mi primo llegara a sospechar siquiera algo.
Un día llegó mas temprano que de constumbre. Yo estaba recostado en mi colchón, repasando unos apuntes. -Entro y me dijo que quería llevarme a cojer con una puta que según le habían dicho, era descomunal y hacia el amor como ninguna. Tanto insistió que acepté su proposición de mala gana, pero en el fondo solo pensaba en ternerlo desnudo frente a mi.
Partimos en su auto hacia San Isidro y durante todo el viaje no hizo otra cosa que hablar de todos los dibujos que le iba a hacer a la puta. Que despues de probarlo a el, no le iban a quedar ganas de acosatarse conmigo, todo esto mientras se tomaba una cerveza y de tanto en tanto se manoteaba el paquete que ya daba muestras de querer cojer lo que sea.
Al llegar entramos en un patio cercado con paredes, en el que se encontraba una habitación con las ventanas sin cortinas y muy bien iluminada.
Mi primo se adelantó y me hizo una seña de que espere afuera. Lo vi decirle algo a la mina y entraron a la pieza donde solo había un catre y una mesita de luz sin velador, y una palangana con agua para lavarse.
Al cabo de unos minutos me animé a acercarme a la ventana y pude contemplar el pedazo de pija mas grande que había imaginado, queriendo meterse a la fuerza en la boca de la puta que hacia lo posible por recibirla. Era un pedazo firme de carne morena recorrida por venas y una cabeza descubierta que brillaba por la saliva de la hembra que no sabía como hacer para tragarla. Luego la obligo a acostarse, le saco la trusa y pude ver como de a poco se la fue ensartando en la vagina. Me decía a mi mismo que era imposible que le entrara toda y pude comprobar que efectivamente cuando aun faltaban unos 5 dedos de pija afuera, la mina puteaba y le gritaba que saliera. Mi primo se hacía bien el boludo dandole verga a la puta aunque sus gritos eran mas de dolor que de placer. Tuvo que rasguñarlo en la espalda con fuerza para que mi primo parara un poco y se la sacara. Terminó acabandole en su cara diciendo que se la había bancado bastante bien en comparación con las minitas que el llamaba sus novias.
Obviamente la trola despues de terminar con mi primo, no quiso saber mas nada de acostarse conmigo, cosa que no me preocupó poque había dejado en la pared chorros de la leche que me saqué haciendome la paja mas caliente que recuerde.
Sin imaginarlo siquiera, pronto se darían las circunstancias que me permitirían con mi primo, tomar el lugar de la puta.

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