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Bajo la lobrega noche en aquel gran santuario, donde los suaves tonos rojizos iluminaban los rincones de aquella edificaci贸n sobre la inmensa monta帽a habitada mayormente por aquellas conocidas como Mikos, al mando de la reconocida escritora Yae Miko, cuya editorial es conocida en todos los rincones de aquella naci贸n por la gran variedad y maravilla de sus novelas, quienes eran una de las mayores atracciones en el medio a causa del gran suspenso y misterio que las mismas llegaban a hacer sentir a sus lectores.


En los pasillos de aquel santuario, donde la presencia de las siervas era cada vez menor, aquella kitsune se le podr铆a ver dando una suave caminata por el largo y extenso camino, cada paso ejercido con tal gracia y elegancia que pareciese que estuviese dando un peque帽o baile con cada avance, la majestuosidad que emanaba con solo su presencia era evidente incluso en las vac铆as zonas que nadie quiere ver, vistiendo aquel cl谩sico vestido que le caracterizaba, de patrones blancos y rojizos quienes resaltaban la esbelta figura de la dama, sub铆an aquellos grandes atributos superiores, y marcaba m谩s su cadera, pero, en su camino ir铆a vestida de una forma un tanto especial, puesto se pod铆a distinguir con detenimiento un poco m谩s destapado en el frente de su cadera, siendo cubierto con una tela blanca de su vestido que remarcaban esos firmes labios inferiores. La escritora se encontraba caminando en direcci贸n a las habitaciones del santuario, debido a que el d铆a de hoy tuvo una visita inesperada de aquel reconocido viajero, buscando asilo lejos de la vasta ciudad bajo el mando de la arconte electro, aquella dama de largos y sedosos rizos estaba en deuda con aquel hombre a causa de su relaci贸n con la l铆der de la ciudad, lo m铆nimo que pod铆a hacer era albergar lo en una de las habitaciones del santuario y darle la hospitalidad que merec铆a un hu茅sped.



La dama no ejerc铆a ning煤n ruido en el rustico tapiz del suelo, su llegada pr贸xima no se pod铆a predecir ni siquiera por el m铆nimo ruido que aquellos grandes tacones hicieran sobre el piso, esto no ten铆a ning煤n objetivo, ya era costumbre de la mujer andar de tal forma, ejerciendo ese misterio caracter铆stico que tanto le gustaba ejercer incluso en sus novelas. Una vez cerca de su destino, una fuerte respiraci贸n llamo la atenci贸n de la kitsune, agitada y r谩pida, como si se estuviese haciendo una gran actividad f铆sica, pero el ruido que resonaba no concordaba con lo pensado, puesto que lo 煤nico que se pod铆a distinguir era aquella agitada respiraci贸n, ruidos de esfuerzo f铆sico o usar alg煤n material para la misma tarea no era algo que se pudiese percibir en aquella habitaci贸n, tal inc贸gnita llenaba de gran curiosidad a cualquiera, pero m谩s a aquella mujer qui茅n hab铆a aceptado de hu茅sped a un amigo, la preocupaci贸n lleg贸 a pasar por su mente de una forma leve a causa de algo que le pudiese estar ocurriendo, 驴Estaba herido? 驴Cansado? Muchas inc贸gnitas que recorr铆an sin cesar los pensamientos de la kitsune. Sin dudar decidi贸 adentrarse en la habitaci贸n, con un suave toque desliz贸 aquella puerta en su totalidad, llev谩ndose una gran sorpresa en el proceso, lo que ocultaba y lo que causaba tales sonidos si era su invitado, pero lo que hac铆a era algo que se pod铆a considerar moralmente cuestionable y m谩s en un lugar sagrado como en el que estaban, sobre las manos r铆gidas de aquel rubio se encontraba sosteniendo con gran fuerza su miembro masculino realizando un acto carnal con el fin aparente de satisfacer su lujuria, se ve铆a claramente en 茅xtasis, su entrepierna estaba dura al igual que la roca firme, era un panorama que se pod铆a tomar de tantas formas, desde hermoso hasta desagradable, la mirada de aquella kitsune se manten铆a inexpresiva, sus ojos se centraron en aquella intimidad al descubierto, sin decir o mostrar alguna expresi贸n de repudio o agrado.

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Tal escena era algo que ten铆a incluso desconcertada a la sacerdotisa, ver tales expresiones de lujuria en tal respetado viajero causaban a煤n m谩s intriga en su ser, puesto que desconoc铆a totalmente de esas ma帽as, esa forma de c贸mo algunos le dir铆an liberar estr茅s, pero en el caso del rubio, Yae Miko lo podr铆a considerar como liberaci贸n del deseo, lujuria, parec铆a que aquel h茅roe hab铆a llegado a un punto donde se le era imposible contenerse, buscando un lugar privado donde poder liberar ese libido contenido por tanto tiempo, la llegada de la kitsune le oblig贸 a detenerse por obvias razones, pero a煤n con la interrupci贸n aquel miembro no se puso fl谩cido, para el viajero ser testigo de tal figura esbelta de la Suma sacerdotisa y m谩s cuando su propia intimidad y pechos eran sumamente marcados, provocaban m谩s lujuria y deseo en aquel hombre. En el caso de la dama, un suave sonrojo se marc贸 sobre sus mejillas, adjunto de una peque帽a sonrisa p铆cara ante lo visto, no hab铆a repudio ni odio ante lo hecho por el rubio, todo lo contrario, para Yae Miko quien ven铆a con la principal de verlo, le dar铆a una gran hospitalidad 煤nica en el santuario, tratando aquella necesidad del rubio quien en estos momentos se encontraba con un gran nervio aparente al ver las expresiones de Yae, quienes no eran esperadas por el reconocido heroe, pero el estaba a punto de ser testigo en cuerpo y mente de un placer que lo podr铆a consumir.

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Hasta aqu铆 dejar茅 est谩 parte del peque帽o relato, me disculpo si quedo algo corto o simple, en caso de que quieran que de prioridad a este pueden decirme o si desean que cree uno espec铆fico pueden decirme al interno. Agradezco de ante mano que se tomar谩 el tiempo para leer, muchas gracias.

2 comentarios - 饾暣饾枔饾枎饾枅饾枎饾枖 饾枆饾枈 饾枒饾枂 饾枔饾枖饾枅饾枍饾枈