Abrimos este espacio para compartir algunas cosas teóricas, responder consultas y compartir artículos interesantes.
A la hora de escribir un relato erótico o porno conviene tener bastante en cuenta esto:
El lenguaje: más allá de que quien lea el relato pueda no ser de nuestro país, o incluso sea de una provincia en la que, por ejemplo, no se usa el "vos". El lenguaje de un relato no tiene que ser neutro. La intimidad que necesita el relato para resultar provocativo se consigue usando un lenguaje coloquial, llano y caliente.
El vocabulario: las palabras son el cuerpo de un relato. Cada palabra dispara dos imagenes en la cabeza del que lee: una imagen acustica (el sonido de la palabra) y una imagen pictórica (la foto con la que tenemos asociada ese sonido). Al escribir un relato no podemos perder de vista estas dos cosas y nuestra tarea debe ser la de un Robin Hood cargando dos flechas en el mismo arco para dar en dos blancos diferentes.
Palabras como "pene" o "vagina" siempre quedan mal porque el sonido nos remite a una clase de anatomía en la que siempre vamos a evitar hablar de sexo, o todavía peor, nos remiten a un asunto médico. Son los doctores los que usan estos términos, pero no la enfermerita hot que nos susurra cositas chanchas al oído, sino ese ginecólogo asqueroso y bigotudo que se pasa la carmela y suele tener el guardapolvo manchado de kechup.
Las malas palabras son las que garpan, las sucias, las que no pueden decirse en la casa de los abuelos.
Pero ¡cuidado! repetir 10 veces la palabra "pija" es totalmente contraproducente. Para eso están los sinónimos.
Los diminutivos: el exceso de diminutivos como de adjetivos siempre es contraproducente. No es más sexy culito que culo, si la palabra aparece en el lugar indicado. El diminutivo debe aparecer para destacar un elemento por sobre el resto.
Lo elíptico: es cuando suprimimos una palabra en la oración. Muchas veces puede servir como recurso para evitar la repetición, pero no conviene usarlo de más, porque parece como si quisieramos evitar nombrar las cosas.
El argumento: que una historia sea real o ficticia no suma ni resta más que al morbo del que lee. Pero el hecho de presentar una historia como "real" no es suficiente. Debe estar bien escrita y bien argumentada. Desde una paja hasta una experiencia de trío o un gangbang pueden ser argumentos de un relato. Es posible escribir un excelente relato erótico que hable de una chica paseando en bicicleta y nada mas que eso, siempre y cuando la sugerencia y el tono vayan subiendo hasta lograr un éxtasis.
La lectura de un relato debe inspirar a la imaginación, debe transmitir imágenes desde lo suave hasta lo fuerte sin perder impulso y sin derrochar energías. Es como un polvo, hay que ir dando de a poco pero cada vez más ("Me das cada día más..." como canta Valeria Lynch).
El imaginario: hay que buscar despertar la imaginación del lector y para eso también conviene despertar la de nuestros personajes. En una escena de sexo narrada, igual que en una real, siempre hay distintos planos. Fantasear ayuda y suma, y abordar la fantasía de los personajes puede resultar muy estimulante y producir un texto rico en imágenes.
El final: Nunca hay que terminar un relato con una acabada. Conviene dejar las últimas palabras para un giro, o una nueva provocación. El que lee tiene que quedarse con ganas de más. Los relatos cíclicos, es decir, los que ofrecen una segunda o tercera vuelta que no se cuenta en el texto invitan a releer.
Bueno, estas son algunas de las cosas a tener en cuenta. Inauguramos así este pequeño taller de escritura de relatos eróticos.
Manden sus consultas por mp que serán respondidas.
A la hora de escribir un relato erótico o porno conviene tener bastante en cuenta esto:
El lenguaje: más allá de que quien lea el relato pueda no ser de nuestro país, o incluso sea de una provincia en la que, por ejemplo, no se usa el "vos". El lenguaje de un relato no tiene que ser neutro. La intimidad que necesita el relato para resultar provocativo se consigue usando un lenguaje coloquial, llano y caliente.
El vocabulario: las palabras son el cuerpo de un relato. Cada palabra dispara dos imagenes en la cabeza del que lee: una imagen acustica (el sonido de la palabra) y una imagen pictórica (la foto con la que tenemos asociada ese sonido). Al escribir un relato no podemos perder de vista estas dos cosas y nuestra tarea debe ser la de un Robin Hood cargando dos flechas en el mismo arco para dar en dos blancos diferentes.
Palabras como "pene" o "vagina" siempre quedan mal porque el sonido nos remite a una clase de anatomía en la que siempre vamos a evitar hablar de sexo, o todavía peor, nos remiten a un asunto médico. Son los doctores los que usan estos términos, pero no la enfermerita hot que nos susurra cositas chanchas al oído, sino ese ginecólogo asqueroso y bigotudo que se pasa la carmela y suele tener el guardapolvo manchado de kechup.
Las malas palabras son las que garpan, las sucias, las que no pueden decirse en la casa de los abuelos.
Pero ¡cuidado! repetir 10 veces la palabra "pija" es totalmente contraproducente. Para eso están los sinónimos.
Los diminutivos: el exceso de diminutivos como de adjetivos siempre es contraproducente. No es más sexy culito que culo, si la palabra aparece en el lugar indicado. El diminutivo debe aparecer para destacar un elemento por sobre el resto.
Lo elíptico: es cuando suprimimos una palabra en la oración. Muchas veces puede servir como recurso para evitar la repetición, pero no conviene usarlo de más, porque parece como si quisieramos evitar nombrar las cosas.
El argumento: que una historia sea real o ficticia no suma ni resta más que al morbo del que lee. Pero el hecho de presentar una historia como "real" no es suficiente. Debe estar bien escrita y bien argumentada. Desde una paja hasta una experiencia de trío o un gangbang pueden ser argumentos de un relato. Es posible escribir un excelente relato erótico que hable de una chica paseando en bicicleta y nada mas que eso, siempre y cuando la sugerencia y el tono vayan subiendo hasta lograr un éxtasis.
La lectura de un relato debe inspirar a la imaginación, debe transmitir imágenes desde lo suave hasta lo fuerte sin perder impulso y sin derrochar energías. Es como un polvo, hay que ir dando de a poco pero cada vez más ("Me das cada día más..." como canta Valeria Lynch).
El imaginario: hay que buscar despertar la imaginación del lector y para eso también conviene despertar la de nuestros personajes. En una escena de sexo narrada, igual que en una real, siempre hay distintos planos. Fantasear ayuda y suma, y abordar la fantasía de los personajes puede resultar muy estimulante y producir un texto rico en imágenes.
El final: Nunca hay que terminar un relato con una acabada. Conviene dejar las últimas palabras para un giro, o una nueva provocación. El que lee tiene que quedarse con ganas de más. Los relatos cíclicos, es decir, los que ofrecen una segunda o tercera vuelta que no se cuenta en el texto invitan a releer.
Bueno, estas son algunas de las cosas a tener en cuenta. Inauguramos así este pequeño taller de escritura de relatos eróticos.
Manden sus consultas por mp que serán respondidas.
9 comentarios - Cómo escribir un buen relato?
A veces leemos buen material pero con faltas ortográficas, hacen que te pierdas la historia...
yo, en particular, dejo de leerlos...
Me gusta el grupo...deberíamos hacer mas propaganda!!!
Sigamos estimulando la imaginación!
Bss