Atada

Claudia esta desnuda y con los ojos vendados, intenta moverse pero sus manos están atadas al respaldo de la cama, al igual que sus piernas, abiertas, dejando ver su vagina, sus labios rosados, su recientemente cortado bello púbico, milímetros de suave pelo negro que dejan ver la piel de su vientre.

Ella siente la presencia de Diego, siente el calor de su cuerpo desnudo sentado a su lado, respira agitada.

El simple hecho de no poder ver disparan su imaginación, algo acaricia suavemente su piel, recorre su pierna lentamente, desciende hacia el pie, comienza a subir nuevamente, al llegar a la cintura se desvía, roza apenas la parte interna del muslo, juega un poco, el instinto hace que ella separe las piernas , solo un poco, lo que permiten las sogas, ahora recorre su vientre, recorre sus pechos, sus pezones duros y éxitados, el cuello, el rostro, vuelve a los pechos, al vientre, vuelve a subir, a los pechos, a los pezones.

Ella respira agitada, le pide a Diego que por favor la coja, él se detiene, apoya su mano derecha en la vagina, la aprieta contra el cuerpo, con fuerza, siente el calor de ese sexo, la friega contra ella, siente como su mano se humedece con los fluidos, mira como el cuerpo se arquea y gime de placer... y tan rápido como comenzó termina.

Se queda quieto a su lado, solo mirándola, mira como sus pechos blancos suben y bajan, como se contorsiona presa de la excitación, se toca su miembro erecto, como si lo calmara, como si le pidiese más tiempo.

Claudia poco a poco se va calmando, la llena de intrigas el que no suceda nada, el sentirlo a su lado, el esperar lo que vendrá, la calienta, nunca se había sentido así, nunca la habían atado, nunca pensó este momento.

De repente una gota fría sobre su vientre, la sorprende, su piel se tensa, sus bellos se erizan, el hielo frío comienza recorrer su cuerpo, sus pezones se endurecen al contacto, desciende, lineas de agua recorren su cuerpo a medidas que se va derritiendo, se detiene en el bajo vientre, deja que se derrita entre los pelos cortos erizados por el frío, lineas transparentes caen por el muslo mojando la cama.


Atada


Atada

Otro hielo, ahora rosa los muslos, los recorre hasta llegar al sexo, comienza a jugar, roza suavemente los labios, ella intenta cerrar las piernas pero no lo logra, las dobla lo más que puede, pero todo es inútil, el frío allí la hace respirar agitada, lanza un grito cuando él pone todo en hielo entre los labios de su vagina, abre su boca respira agitada, las lagrimas caen por su mejilla, no sabe si es dolor, si es placer, jamas había sentido algo así... por eso solloza, piensa que su marido nunca le hizo sentir algo así.

Diego se acuesta a su lado, su mano presiona el hielo allí abajo, pero el calor del cuerpo la reconforta un poco, un beso, las lenguas se tocan, le besa los pechos, muerde y chupa suavemente las tetas...

Recién cuando el hielo se derrite todo él desciende , mordisquea suavemente los muslos, pierde su rostro entre esos labios helados, se la chupa con fuerza, lengua , labios , friega el rostro en ellos.

Claudia grita de placer, su vagina está helada, la saliva caliente es una sensación divina, el frío y el calor se mezclan en su sexo y la sensación es indescriptible, su cuerpo transpirado, mojado por el hielo se arquea, mueve su pelvis como si cogiera, un gemido, un orgasmo , su cuerpo tiembla, pide a gritos que por favor la coja.

Pero en vez de eso, él toma un consolador y la penetra, el preservativo permite una penetración profunda , la penetra mientras le besa el clítoris, el vientre, la tetas, le penetra continuamente, ella se siente totalmente cansada, respira agitada, está entregada a lo que sea, se muerde los labios y se deja coger, entonces Diego la desata, queda tendida sobre la cama, sin fuerzas, totalmente agotada, nos sabe cuantas veces acabo, pero sí que fueron muchas, sensaciones que nunca había sentido, lágrimas que no saben que significaron, dolor, sexo, placer...

El la toma de las piernas y las pone sobre sus hombros, la penetra despacio, cuando siente que sus cuerpos chocan se detiene, se dedica a observarla, a disfrutar de estar dentro de ella, de ver ese cuerpo brilloso por el sudor, el olor de la transpiración y del sexo se respira en el aire, poco a poco comienza a moverse, primero lentamente, poco a poco va aumentando el ritmo, ella sigue con los ojos vendados, sus manos se prenden de la sábana, su cuerpo se arquea nuevamente, los gemidos aumentan a medida que aumenta el ritmo, las entrepiernas se golpean entre sí, con coda penetración un gemido, con cada gemido más placer, placer y más placer, una explosión de semen la inunda, Diego sigue y sigue hasta terminar, sonríe, le gusta verla cansada...

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